Nochevieja de 1977. Nile Rodgers,
guitarrista del grupo Chic, y Bernard Edwards, bajista, están esperando
a entrar en Studio 54 por la puerta trasera, la que se reserva a los
invitados más insignes.
Grace Jones,
que actúa allí esa noche, se ha declarado fan de la banda y de su
primer disco, publicado ese mismo año. Siete años después de conocerse,
de formar una banda, de cambiar varias veces de nombre y de colaborar en
éxitos de terceros, Chic habían conseguido publicar un álbum y colocar
sus primeros éxitos en las listas: Dance, Dance, Dance llegó al seis en la lista de sencillos de los más vendidos en Estados Unidos.
Pero el plan no funciona: ni sus elegantes trajes blancos
ni sus indicaciones de que están en la lista de puerta de la mismísima
estrella de la noche, Grace Jones, hacen que les permitan entrar en
Studio 54, la discoteca donde pasa todo. Y este error por parte de la
discoteca y sus dueños no es el único inconveniente de la noche: la
helada de 1977 deja uno de los inviernos más duros que se recuerdan en
el estado de Nueva York.
La nieve cae con fuerza sobre Manhattan esa
noche.
Rodgers y Edwards (que no eran los únicos miembros de
Chic, pero sí sus fundadores) decidieron entonces, tal y como cuenta con
detalle La historia secreta del disco,
de Peter Shapiro (publicada en español por la editorial argentina Caja
Negra), irse al apartamento de Rodgers, no demasiado lejos de la
discoteca.
Eso sí, decididos a no tirar por la borda la oportunidad de
una fiesta en Nochevieja, compraron champán, marihuana y cocaína por el
camino.
Allí, animados por la furia que aún sentían por cómo la
noche se había torcido y probablemente venidos arriba por las sustancias
que se habían llevado al apartamento, se pusieron a improvisar una
melodía en la guitarra y una línea de bajo mientras gritaban cosas
dedicadas a la gente de Studio 54, por ejemplo:
“¡Que os jodan!” (en
inglés, “Fuck off”).
Ese “fuck off” se convertiría en el elemento
principal de una canción todavía en estado embrionario que Rodgers
describe como “una sucesión de puras obscenidades”, pero “con melodía y
textura”.
Así que decidieron grabarla y convertirla en una maqueta,
convencidos de que aquel delirio de una noche etílica tenía verdaderas
posibilidades para ser un éxito.
Eso sí, el camino hacia el éxito pasaba
por limpiar y cambiar aquella letra faltona.
Nada de “fucks” ni de
insultar al público del templo de la música disco.
Por eso el “fuck off”
del estribillo pasó a ser el más decoroso (y, a la larga, pegadizo)
“Freak out!” (Algo así como “¡Alucina!”).
La letra, eso sí, mantiene a la discoteca Studio 54 en el
centro y fluctúa entre la burla y el homenaje.
En el texto, “le freak”
es presentado como un baile que se lleva a cabo en el local más
exclusivo de la ciudad.
“Los jóvenes y los viejos lo bailan, me han
dicho / si lo haces una sola vez tú también estarás vendido”.
Si esta
carta de amor a la discoteca a la que no les dejaron entrar (y que se
menciona explícitamente en la letra, “Simplemente acércate al 54”) es
real o tiene algo de sorna nunca lo hemos sabido, pero el público la
recibió como una pieza de baile inmaculada y la llevó al número uno de
la lista de sencillos de Estados Unidos.
El resultado fueron seis millones de unidades vendidas y, según La historia secreta del disco,
el tercer tema más exitoso en lo que respecta a licencias de uso de los
derechos de autor.
¿Qué quiere decir esto exactamente? Que la base de Le Freak es una de las más sampleadas en la historia de la música moderna, o sea, que decenas de canciones se han inspirado en ella.
Según la web WhoSampled,
que rastrea miles de canciones pop para saber qué elementos han tomado
de temas ya existentes, hasta 103 composiciones se han inspirado en la
pieza de Chic.
Algunas de ellas interpretadas de artistas tan exitosos
como Kylie Minogue (Shocked), Enigma, ABC (The night you merdered love), Dee-Lite (Say Ahh) o Art of Noise (Backbeat).
Según algunos datos, Le Freak (que se editó en
septiembre de 1978, hace justo 40 años) es el sencillo más exitoso de la
historia de la discográfica Warner, aunque según otras fuentes ese
récord se lo arrebató 13 años después otra pieza seminal del género de
baile: Vogue, de Madonna.
Una casualidad encantadora: Rodgers había sido el productor del primer número uno de Madonna, Like a virgin,
en 1984, después de que ella le pidiese su colaboración por la
admiración que tenía al trabajo que Rodgers había hecho con su grupo
Chic y con su producción de Let’s dance, de David Bowie, publicado un año antes.
Chic, ya sin Edwards (murió en Tokio, con 43 años, después
de un concierto y de una neumonía) en su formación y con Rodgers (Nueva
York, 1952) con absoluto control, acaba de publicar su primer disco en
26 años, It’s about time.
Ha recibido unas críticas que, si bien no son unánimemente entusiastas,
ensalzan que más de 40 años después Chic aún tiene pulso para hacer
bailar a los nietos de los que pudieron haber estado aquella Nochevieja
de 1977 en Studio 54 mientras ellos, bajo la nieve, se volvían a casa
furiosos para componer un clásico en treinta minutos.
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