El cineasta mexicano asegura que la vida le exigió hacer 'Roma', un drama en el que retrata su infancia y su estrecha relación con su nana, a la que ya filmaba a los 12 años.
Alfonso Cuarón ha dicho que la vida le exigió hacer Roma.“Fue un salvavidas que me aventaron a la mitad de una tormenta en medio de un océano inacabable”, dijo el director mexicano en una entrevista el año pasado con EL PAÍS.
El drama que ha sorprendido a la Mostra de Venecia y que le ha reportado el León de Oro comenzó a tomar forma hace una década, cuando Cuarón terminó de rodar Hijos de los hombres.
Pero en realidad, la película lleva gestándose en su mente durante sus 56 años de vida.
La infancia de aquel niño que creció en la década de los setenta en una casa de la calle Tepeji, en la colonia Roma, ha sido el origen de la materia prima de una obra que ha sido calificada de “obra maestra” por la crítica en el Lido.
Problemas personales obligaron a Cuarón a aplazar el desarrollo de Roma.
A forma de escala, el director tuvo que viajar al espacio para su siguiente proyecto. Gravity, escrita junto a su primogénito Jonás, le valió a Cuarón dos oscars en 2014 y el inicio de una racha soñada para los cineastas mexicanos que trabajan en Hollywood.
Ese fue el comienzo de un camino que en los años siguientes ensancharon el fotógrafo Emmanuel Lubezki y los directores Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro, quien presidió el jurado de Venecia este año y ganó el León de Oro por La forma del agua en 2017.
Las estatuillas doradas no alejaron a Cuarón de México. Todo lo contrario.
El director volvió a trabajar en un país que dejó hace 27 años y 16 después de haber filmado Y tu mamá también, otra obra que sorprendió a Venecia cuando fue estrenada en el Lido.
El rodaje de Roma, no obstante, fue difícil. Parte del equipo fue agredido y golpeado por autoridades municipales en una pelea que se convirtió en noticia nacional.
Muchos en la producción sufrieron de otra forma.
Cuarón ocultó el guion de un proyecto tratado como secreto de Estado.
Esto significó un gran reto para quienes debieron recrear la Ciudad de México como era hace casi 50 años.
Roma está repleta de pasado porque así es como su creador percibe a la Ciudad de México.
Cuarón no puede evitar comparar la transformación que ha sufrido la urbe de su infancia en la hoy cosmopolita capital mexicana. En una secuencia de la película Cleo (Yalitzia Aparicio) camina por la avenida de los Insurgentes, la más larga de México, en busca del hijo mayor del matrimonio para el que trabaja.
El recorrido la lleva a encontrarlo en el hoy extinto cine Las Américas. La cámara de Cuarón muestra una ciudad que ya solo existe en la memoria.
Ese antiguo templo cinematográfico, que fue frecuentado por el propio Cuarón en su juventud, es hoy en día un centro comercial de poca monta.
Cleo, la verdadera protagonista de Roma, está inspirada en Libo, quien fue la nana de Cuarón y de sus tres hermanos.
Uno de ellos asegura que la vida cambió para todos cuando el padre regaló a Alfonso una cámara Pentax en su 12º cumpleaños.
Desde entonces, el pequeño comenzó a utilizarlos a todos como protagonistas de cortos caseros.
Una de sus protagonistas fue Libo, a quien Cuarón dedica su más reciente película.
A pesar del barniz de nostalgia que recubre Roma, la película no habla únicamente del pasado.
Muchos de los problemas que México no ha logrado resolver en medio siglo son también abordados en el octavo largometraje de Cuarón.
Entre ellos el inadvertido clasismo y racismo de la clase media y la omnipresencia de la política.
El éxito en Venecia significa que los espectadores no han encontrado críptico el mensaje de Cuarón, sino que su historia puede ser entendida por todos.
El triunfo de Cuarón en Venecia es un nuevo tanto para los cineastas mexicanos.
Es el tercer León de Oro vinculado al país norteamericano en cuatro ediciones.
El venezolano Lorenzo Vigas sorprendió a todos al ganar el máximo galardón del festival en 2015 con Desde allá, una coproducción que cuenta con el respaldo del guionista Guillermo Arriaga y el director Michel Franco.
El año pasado Del Toro inició en el Lido un exitoso camino lleno de premios que culminó con cuatro oscars para La forma del agua. Cuarón ha comenzado en el Lido un camino similar y se ha puesto como objetivo la nominación a mejor película de habla no inglesa. Aunque no lo consiga ya ha tenido un gran éxito.
Ha inundado Venecia de recuerdos.
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