Pasamos el 90 % de nuestro tiempo en un interior, una costumbre que puede causar riesgos para la salud si no aireamos los espacios.
Hacerlo tres o cuatro veces al día durante 10 minutos puede evitar enfermedades.
Antes de nacer su hijo el pasado mes de junio, Susana Cancho (Madrid,
1977) pasaba las tardes en casa viendo una serie de televisión o
haciendo otras rutinas domésticas, “nada especial, algo tranquilo”.
Ahora, se “obliga a dar una vuelta todas las tardes con su bebé por un
parque o directamente en una terraza, a salir a la calle”.
Ella intenta
no ser parte de esta Indoor Generation
(generación de interiores) que permanece el 90 % de su tiempo en
espacios cerrados, según un informe de la OMS Europa.
Un hábito que
puede causar riesgos para la salud.
“Sabemos
que pasar tantas horas en ambientes cargados y poco ventilados no es
bueno para nosotros […], vivir en casas húmedas y con moho aumenta
nuestro riesgo de asma en un 40 % y nos expone a desarrollar otras
dolencias”, cuenta Peter Foldbjerg, jefe de energía de luz natural y
clima interior del grupo VELUX.
Esta compañía, además, ha elaborado un informe en el que se confirma que ocho de cada diez consumidores desconocen que el aire en espacios interiores
está más contaminado que en el exterior. La Agencia de Protección
Ambiental de EE UU añadió que puede estar hasta cinco veces más
contaminado que el de la calle.
¿Pasa la solución por ventilar más la
casa o por salir más a dar un paseo al parque como hace Susana y su
bebé? Quizá esté en ambas opciones.
Para José María Ignacio García
(Cádiz, 1955), jefe del Servicio de Neumología del Hospital Quirón
Salud de Marbella (Málaga), el problema está en la correcta ventilación
de los domicilios: “Nueve de cada diez personas respiran aire con altos
niveles de contaminantes;
la contaminación del aire del domicilio, producido por la polución, humos de los cigarrillos, combustibles de biomasa o carbón, se correlaciona con el aumento en la morbilidad [cantidad de personas que enferman en un lugar] y en la mortalidad de pacientes con patología respiratoria crónica, aumentan las incidencias de neumonías, otras infecciones pulmonares y el cáncer de pulmón se agrava con la concentración de partículas nocivas detectadas en el interior de los domicilios”.
A esto se suma el tan nombrado gas radón, invisible, inodoro e insípido, que se filtra a través del suelo y se difunde en el aire, y que podría ser el culpable del aumento de cáncer de pulmón, en concentraciones altas, en las ciudades (entre el 3 y un 14 % de las muertes según la OMS).
Por eso, es tan importante crear corrientes naturales dentro de un hogar. “No cabe duda de que la adecuada ventilación de los domicilios disminuye la concentración de partículas nocivas, mejora la calidad vida y el estado de salud de la población”, añade el doctor Ignacia García.
la contaminación del aire del domicilio, producido por la polución, humos de los cigarrillos, combustibles de biomasa o carbón, se correlaciona con el aumento en la morbilidad [cantidad de personas que enferman en un lugar] y en la mortalidad de pacientes con patología respiratoria crónica, aumentan las incidencias de neumonías, otras infecciones pulmonares y el cáncer de pulmón se agrava con la concentración de partículas nocivas detectadas en el interior de los domicilios”.
A esto se suma el tan nombrado gas radón, invisible, inodoro e insípido, que se filtra a través del suelo y se difunde en el aire, y que podría ser el culpable del aumento de cáncer de pulmón, en concentraciones altas, en las ciudades (entre el 3 y un 14 % de las muertes según la OMS).
Por eso, es tan importante crear corrientes naturales dentro de un hogar. “No cabe duda de que la adecuada ventilación de los domicilios disminuye la concentración de partículas nocivas, mejora la calidad vida y el estado de salud de la población”, añade el doctor Ignacia García.
Si al hecho de ventilar mejor el domicilio, se suma, como ahora hace Susana Cancho, las tres horas mínimas de exposición al exterior de ella y su bebé, la calidad y esperanza de vida puede mejorar.
“Pasamos un gran número de horas en ambientes cargados y poco ventilados y no somos conscientes de los riesgos asociados a esta forma de vida, sin la luz natural ni el aire fresco que nuestro cuerpo y mente necesitan”, añade Coello.
Por ahora, la primeriza madre mantiene subidas las persianas de su casa, ha comprado cortinas de color claro y ventila con corriente un par de horas al día, “me da igual que entre polvo, quiero que entre la luz y el aire fresco”.
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