Dos clanes familiares de mercheros han sufrido tres asesinatos por una supuesta infidelidad en tres años.
Dos familias, tres asesinatos y una supuesta infidelidad.
Detrás de las muertes de tres varones de clanes enfrentados se encuentra una historia de odio, balazos y de venganza.
La primera víctima fue Juan Fernández, un merchero de 64 años que acusó presuntamente a su hija, Yolanda F. L., de ser infiel a su marido, Luis R. D., conocido como Luisito, con su tío político, Marcelo D. P.
Estos dos últimos también han muerto a tiros en un año y medio.
Yolanda y Luisito pertenecen a dos familias enfrentadas de mercheros.
Así lo han defendido esta semana tanto el fiscal y la acusación particular en el juicio que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Madrid por el asesinato de Juan Fernández.
Este ocurrió el 29 de septiembre de 2015 en su empresa Furgo Fer, en Arroyomolinos.
“Los mercheros viven al margen de la sociedad en general.
Tienen sus propias normas y no creen ni en la justicia ni en la policía”, explicó gráficamente el fiscal Javier Sarriá en la primera sesión de la vista oral.
La tesis que mantienen el fiscal y la abogada de la acusación particular (ejercida por dos de los cinco hijos del fallecido), Ana Madera, es que la primera víctima, Juan Fernández, y su esposa Encarnación acusaron en público y ante otras personas a su hija Yolanda de ser infiel a su marido Luisito.
Este cumplía condena por un delito de robo con violencia.
Según las acusaciones, la mujer estaba liada con Marcelo D. P. “Yolanda urde un plan para limpiar su honor y aprovecha sus visitas a la cárcel para inducir a su marido a que mate a su padre”, afirmó la letrada Madera.
“Los mercheros no son de denunciar ante la policía ni de chivarse de nada. Jamás van a ir a una comisaría a contar nada.
Esperan a que alguien les diga quién ha sido”, añadió la abogada.
Según ambas acusaciones, Luisito salió de la cárcel de Navalcarnero en un permiso penitenciario la tarde del 28 de septiembre de 2015.
A la mañana siguiente se dirigió con su padre, Rafael R. M., a Arroyomolinos.
“Uno de ellos sacó medio cuerpo por la ventanilla y efectuó cuatro disparos.
Uno de estos le atravesó el cuerpo a Juan Fernández y le causó la muerte”, resumió el fiscal en el juicio.
Los dos matrimonios (Rafael R. M. y María Yolanda D. P.; Luisito y Yolanda F. L.) pasaron la noche en un piso franco en Coslada hasta que llegaron a San Feliu de Guixols (Girona).
Allí se escondieron con identidades falsas hasta que los agentes de Homicidios de la Guardia Civil les detuvieron en febrero de 2016.
La venganza, sin embargo, continuaba latente entre ambas familias. Los Fernández habían perdido a su padre y, fieles a sus leyes, no lo iban a dejar en manos de la justicia.
La mañana del 8 de septiembre de 2016, el tío de Luisito y supuesto amante de su mujer salía de un garaje situado en la calle de Las Palmas, en pleno centro de Móstoles.
szwq Un hombre se acercó al coche de Marcelo y le descerrajó dos disparos que le mataron en el acto.
El asesinato todavía está sin resolver.
“Los hermanos de Yolanda dijeron que iban a matarla por lo que había hecho a su padre, pero entonces se metió la madre.
Dijo que, como alguien tocara a su hija, ella se cortaba el cuello. Por eso no la han hecho nada hasta ahora”, explican fuentes de la Guardia Civil.
Sin embargo, el que sí continuaba marcado era Luisito.
Este fue asesinado el pasado 7 de abril cuando salía del despacho de su abogado Marcos García Montes, en el distrito de Chamberí. Se le acercaron tres hombres y le dispararon a la cabeza.
La madre asegura que fueron los hermanos de su nuera Yolanda. Según su versión, a uno de ellos se le cayó el pasamontañas cuando la agredía, por lo que le pudo reconocer.
Fuentes de la familia Fernández lo niegan. Tampoco hay detenidos por este crimen, que sigue sin estar esclarecido.
La amenaza se cierne ahora sobre el padre de Luisito, Rafael R. M. Al igual que su esposa y su nuera, están bajo protección policial y viven en un piso franco de la policía fuera de la capital.
Los tres van en coche camuflado hasta la Audiencia Provincial para acudir al juicio.
Temen que los Fernández quieran acabar también con su vida.
La historia de odio, venganza y balazos quizás aun no haya terminado.
Detrás de las muertes de tres varones de clanes enfrentados se encuentra una historia de odio, balazos y de venganza.
La primera víctima fue Juan Fernández, un merchero de 64 años que acusó presuntamente a su hija, Yolanda F. L., de ser infiel a su marido, Luis R. D., conocido como Luisito, con su tío político, Marcelo D. P.
Estos dos últimos también han muerto a tiros en un año y medio.
Yolanda y Luisito pertenecen a dos familias enfrentadas de mercheros.
Así lo han defendido esta semana tanto el fiscal y la acusación particular en el juicio que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Madrid por el asesinato de Juan Fernández.
Este ocurrió el 29 de septiembre de 2015 en su empresa Furgo Fer, en Arroyomolinos.
“Los mercheros viven al margen de la sociedad en general.
Tienen sus propias normas y no creen ni en la justicia ni en la policía”, explicó gráficamente el fiscal Javier Sarriá en la primera sesión de la vista oral.
La tesis que mantienen el fiscal y la abogada de la acusación particular (ejercida por dos de los cinco hijos del fallecido), Ana Madera, es que la primera víctima, Juan Fernández, y su esposa Encarnación acusaron en público y ante otras personas a su hija Yolanda de ser infiel a su marido Luisito.
Este cumplía condena por un delito de robo con violencia.
Según las acusaciones, la mujer estaba liada con Marcelo D. P. “Yolanda urde un plan para limpiar su honor y aprovecha sus visitas a la cárcel para inducir a su marido a que mate a su padre”, afirmó la letrada Madera.
“Los mercheros no son de denunciar ante la policía ni de chivarse de nada. Jamás van a ir a una comisaría a contar nada.
Esperan a que alguien les diga quién ha sido”, añadió la abogada.
Según ambas acusaciones, Luisito salió de la cárcel de Navalcarnero en un permiso penitenciario la tarde del 28 de septiembre de 2015.
A la mañana siguiente se dirigió con su padre, Rafael R. M., a Arroyomolinos.
“Uno de ellos sacó medio cuerpo por la ventanilla y efectuó cuatro disparos.
Uno de estos le atravesó el cuerpo a Juan Fernández y le causó la muerte”, resumió el fiscal en el juicio.
Los dos matrimonios (Rafael R. M. y María Yolanda D. P.; Luisito y Yolanda F. L.) pasaron la noche en un piso franco en Coslada hasta que llegaron a San Feliu de Guixols (Girona).
Allí se escondieron con identidades falsas hasta que los agentes de Homicidios de la Guardia Civil les detuvieron en febrero de 2016.
La venganza, sin embargo, continuaba latente entre ambas familias. Los Fernández habían perdido a su padre y, fieles a sus leyes, no lo iban a dejar en manos de la justicia.
La mañana del 8 de septiembre de 2016, el tío de Luisito y supuesto amante de su mujer salía de un garaje situado en la calle de Las Palmas, en pleno centro de Móstoles.
szwq Un hombre se acercó al coche de Marcelo y le descerrajó dos disparos que le mataron en el acto.
El asesinato todavía está sin resolver.
“Los hermanos de Yolanda dijeron que iban a matarla por lo que había hecho a su padre, pero entonces se metió la madre.
Dijo que, como alguien tocara a su hija, ella se cortaba el cuello. Por eso no la han hecho nada hasta ahora”, explican fuentes de la Guardia Civil.
Sin embargo, el que sí continuaba marcado era Luisito.
Este fue asesinado el pasado 7 de abril cuando salía del despacho de su abogado Marcos García Montes, en el distrito de Chamberí. Se le acercaron tres hombres y le dispararon a la cabeza.
La madre asegura que fueron los hermanos de su nuera Yolanda. Según su versión, a uno de ellos se le cayó el pasamontañas cuando la agredía, por lo que le pudo reconocer.
Fuentes de la familia Fernández lo niegan. Tampoco hay detenidos por este crimen, que sigue sin estar esclarecido.
La amenaza se cierne ahora sobre el padre de Luisito, Rafael R. M. Al igual que su esposa y su nuera, están bajo protección policial y viven en un piso franco de la policía fuera de la capital.
Los tres van en coche camuflado hasta la Audiencia Provincial para acudir al juicio.
Temen que los Fernández quieran acabar también con su vida.
La historia de odio, venganza y balazos quizás aun no haya terminado.
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