Contemporánea de artistas como Olga Guillot y Celia Cruz, la cantante de boleros y música romántica de los 50 será recordada por su interpretación de éxitos como ‘Siboney’.
La artista cubana Xiomara Alfaro, una de las últimas grandes
estrellas de la era dorada de la canción popular cubana, murió a los 88
años.
La cantante, conocida como el ruiseñor o la alondra, falleció el domingo en Cape Coral, Florida (EE UU).
Su salud era delicada, según explicó su publicista y biógrafa, Gema Castanedo, al diario Nuevo Herald.
Alfaro no pudo superar un paro respiratorio.
La bolerista, que triunfó en la década de los 50 en la isla, comenzó su carrera en espectáculos de revista con los que recorrió Europa y Sudamérica antes de iniciar su carrera en solitario.
En esa época actuó en los principales escenarios de Cuba, incluidos el cabaret Tropicana y la sala Montmartre.
Su forma de actuar llamó la atención de productores de la época, y participó en películas como la italiana Mambo (1954), protagonizada por Silvana Mangano; la mexicana Yambaó (1956), de Alfredo Crevenna, y Olé Cuba (1957), de Manuel de la Pedrosa.
Pasó por la radio y la televisión cubanas, pero finalmente dejó la isla en 1960 para continuar con su carrera en Europa y Estados Unidos.
Nunca volvió. Contemporánea de otras compatriotas emblemáticas, como Olga Guillot y Celia Cruz, su discografía abarca una treintena de títulos en los que colaboró con artistas como Bebo Valdés y Ernesto Duart Brito.
Besos en mis sueños, Recordar es vivir y Lamento borincano son algunos de ellos, en los que destacó por su capacidad para mantener largos agudos.
De ahí le viene su apodo.
De todas sus interpretaciones, Alfaro será recordada por el bolero Siboney, un tema del también cubano Ernesto Lecuona.
Actualmente residía en Cape Coral, al suroeste de Florida, donde hay una gran comunidad cubana.
La cantante murió sin volver a su tierra natal, como le sucedió a otros artistas que abandonaron la isla y cuya música, en algunos casos, llegó a estar vetada.
Alfaro era “una de las últimas leyendas vivientes que se va sin regresar a Cuba”, lamentó en declaraciones a Efe Omer Pardillo, presidente de la Fundación Celia Cruz, quien recordó que “en el exilio, y de esa época, nos quedan Cándido Camero (percusionista, que vive en Nueva York) y Olga Chorens (actriz y cantante de 94 años, con residencia en Miami)”.
Nacida el 11 de mayo de 1930 en La Habana, estaba casada con el pianista Rafael Benítez, al que conoció durante una de sus giras y fue su pareja durante 54 años.
La cantante, conocida como el ruiseñor o la alondra, falleció el domingo en Cape Coral, Florida (EE UU).
Su salud era delicada, según explicó su publicista y biógrafa, Gema Castanedo, al diario Nuevo Herald.
Alfaro no pudo superar un paro respiratorio.
La bolerista, que triunfó en la década de los 50 en la isla, comenzó su carrera en espectáculos de revista con los que recorrió Europa y Sudamérica antes de iniciar su carrera en solitario.
En esa época actuó en los principales escenarios de Cuba, incluidos el cabaret Tropicana y la sala Montmartre.
Su forma de actuar llamó la atención de productores de la época, y participó en películas como la italiana Mambo (1954), protagonizada por Silvana Mangano; la mexicana Yambaó (1956), de Alfredo Crevenna, y Olé Cuba (1957), de Manuel de la Pedrosa.
Pasó por la radio y la televisión cubanas, pero finalmente dejó la isla en 1960 para continuar con su carrera en Europa y Estados Unidos.
Nunca volvió. Contemporánea de otras compatriotas emblemáticas, como Olga Guillot y Celia Cruz, su discografía abarca una treintena de títulos en los que colaboró con artistas como Bebo Valdés y Ernesto Duart Brito.
Besos en mis sueños, Recordar es vivir y Lamento borincano son algunos de ellos, en los que destacó por su capacidad para mantener largos agudos.
De ahí le viene su apodo.
De todas sus interpretaciones, Alfaro será recordada por el bolero Siboney, un tema del también cubano Ernesto Lecuona.
Actualmente residía en Cape Coral, al suroeste de Florida, donde hay una gran comunidad cubana.
La cantante murió sin volver a su tierra natal, como le sucedió a otros artistas que abandonaron la isla y cuya música, en algunos casos, llegó a estar vetada.
Alfaro era “una de las últimas leyendas vivientes que se va sin regresar a Cuba”, lamentó en declaraciones a Efe Omer Pardillo, presidente de la Fundación Celia Cruz, quien recordó que “en el exilio, y de esa época, nos quedan Cándido Camero (percusionista, que vive en Nueva York) y Olga Chorens (actriz y cantante de 94 años, con residencia en Miami)”.
Nacida el 11 de mayo de 1930 en La Habana, estaba casada con el pianista Rafael Benítez, al que conoció durante una de sus giras y fue su pareja durante 54 años.
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