El nuevo ministro de Cultura y Deportes destaca que su departamento “vuelva a estar en el mapa del Gobierno” al tomar posesión de un cargo que anunció a su madre el pasado domingo.
Se ha hablado mucho más de deporte que en cualquier otro acto de
traspaso de poderes en el Ministerio de Cultura y Deportes.
Y todo porque, ayer, en cuanto el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, anunció para sorpresa de (casi) todos que el nuevo responsable del departamento iba a ser el periodista y escritor Màxim Huerta (Utiel, 1971), rápidamente empezaron a resucitar en los medios y en las redes sociales los tuits de este antiguo presentador de televisión declarando su nula pasión deportiva y su escasa afición taurina, asuntos ahora bajo su competencia.
Por eso, esta mañana, ante el ministro saliente, Íñigo Méndez de Vigo, y un gran número de periodistas, cargos y excargos y distintas personalidades, Màxim Huerta ha entrada al trapo: “No soy deportista.
Lo digo por todo lo que ha salido.
No me gusta practicarlo, pero sí me gusta el deporte, pero voy a apoyar y amar el deporte y apoyar a todos los deportistas porque son héroes y heroínas".
Lo ha dicho con la naturalidad que le concede su experiencia ante los micrófonos y después de lanzar una loa a la cultura, que “nos representa”:
"Es el traje que nos hemos puesto, la película que hemos visto, la música que nos acompaña en el taxi, el museo en el que hemos entrado y la fiesta y el aplauso en el campo de fútbol".
“La cultura somos nosotros, la de hoy, la de ayer y la que quiero ser también mañana; la cultura no es de bandos, tiene que ser un orgullo de todos.
Tenemos que estar orgullosos de los creadores y de los que consumen, de los que se esfuerzan en el deporte, que son superhéroes, y de los que van a verlos".
Tampoco se ha olvidado de destacar el orgullo que siente por ser nombrado ministro de Cultura y especialmente, también porque el Ministerio "vuelva a estar en el mapa de Gobierno", en alusión a la separación de esta cartera de la de Educación.
A su lado, el anterior ministro de ambas materias Méndez de Vigo, del PP, callaba tras agradecer al rey Felipe VI y a Mariano Rajoy su nombramiento.
Ataviado con un traje azul, el nuevo titular de Cultura y Deporte, cuyo primer acto como tal ha sido acompañar al Rey en la despedida de la selección española de fútbol hacia el Mundial de Rusia, ha asegurado que intentará continuar "para bien todos los proyectos que están en marcha" y que los asuntos de nueva creación se harán "con mucha ilusión”.
No ha faltado un guiño más intelectual con su alusión al que fuera mnistro francés de Cultura y escritor André Malreaux:
"Hay que permitir a los españoles cultivar su capacidad de inventar"
Buenas intenciones y cierto asombro por lo que le llega.
Nada más pronunciar su discurso, se improvisó un pasamanos con todos los altos cargos del ministerio, compañías artísticas públicas e instituciones de las que debe hacerse responsable.
Los nombres y las caras le resultaban un enigma, pero cuando le apuntaban el lugar, reaccionaba: teatro Real, Compañía Nacional de Danza, Instituto de Artes Escénicas y de la Música, Museo del Prado -"¡hombre, creo que esos patronatos son divertidísimos!", soltó-, Reina Sofía, Museo Thyssen...
Pero lo hacía con cara de pensar: ¿todo eso me toca? Y luego, la respuesta de rigor:
"El lunes hablamos". Tiene todo el fin de semana Maxim Huerta para hacerse a la idea.
En un lateral de la sala de columnas del Ministerio de Cultura, estaba Clara Hernández, la madre del autor de La noche soñada (Premio Primavera de Novela 2014) y otros familiares y amigos del nuevo ministro. “¿Cómo no voy a estar emocionada?”, ha comentado a este periódico la madre, que sabía desde el pasado domingo la propuesta del presidente de Gobierno de nombrar ministro a su hijo.
“[Màxim] Me llamó y me dijo que se lo habían propuesto pero que no podía decir nada.
Y yo no he dicho nada, con lo que me gusta hablar”, ha añadido con sinceridad.
Una de las explicaciones que se deban ayer sobre la tardanza en anunciar al nuevo titular del ministerio (fue el último en conocerse) era que Pedro Sánchez no se decidió hasta al último momento y que varios candidatos habían rechazado previamente el ofrecimiento.
No ha habido tampoco en el acto presencia de celebridades de la prensa rosa, una posibilidad que se apuntaba ayer por la pasada participación de Màxim Huerta en el programa televisivo El programa de Ana Rosa, un magacín conducido por la popular periodista Ana Rosa Quintana, que le granjeó gran popularidad al periodista valenciano, que cuenta con de 300.000 seguidores en Twitter.
El acto ha acabado con un largo besamanos.
Ante el nuevo ministro de Cultura y Deportes presentaron sus respetos personalidades del mundo de la cultura, desde la exministra socialista de Cultura, Ángeles González-Sinde hasta el presidente del patronato del Teatro Real, Gregorio Marañón, pasando por los tres directores de los tres museos más importantes de España: Miguel Falomir (El Prado), Manuel Borja-Villel (El Reina Sofía) y Guillermo Solana (El Thyssen), entre muchos otros.
Una funcionaria experimentada le susurraba a Huerta las principales credenciales de cada uno mientras iba desfilando.
Buenas intenciones y cierto asombro por lo que le llega se le notaba en el rostro.
Los nombres y las caras le resultaban un enigma, pero cuando le apuntaban el lugar, reaccionaba: teatro Real, Compañía Nacional de Danza, Instituto de Artes Escénicas y de la Música, Museo del Prado -"¡hombre, creo que esos patronatos son divertidísimos!", soltó-, Reina Sofía, Museo Thyssen...
Pero lo hacía con cara de pensar: ¿todo eso me toca? Y luego, la respuesta de rigor:
"El lunes hablamos". Tiene todo el fin de semana Maxim Huerta para hacerse a la idea.
¿Y los medios? También: “El lunes hablamos”. Al salir a la calle, trabajadores del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM) continuaban manifestándose en contra de la fusión del Teatro Real y el Teatro de la Maestranza. El recién nombrado ministro se estrenó con parabienes y protestas de temas pendientes a la puerta. En cambio, Íñigo Méndez de Vigo, ministro saliente y Fernando Benzo, secretario de Estado de Cultura, salieron a sus labores: Pero Méndez de Vigo, elegante y en confianza, le auguró: "Te vas a divertir, ministro".
Y todo porque, ayer, en cuanto el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, anunció para sorpresa de (casi) todos que el nuevo responsable del departamento iba a ser el periodista y escritor Màxim Huerta (Utiel, 1971), rápidamente empezaron a resucitar en los medios y en las redes sociales los tuits de este antiguo presentador de televisión declarando su nula pasión deportiva y su escasa afición taurina, asuntos ahora bajo su competencia.
Por eso, esta mañana, ante el ministro saliente, Íñigo Méndez de Vigo, y un gran número de periodistas, cargos y excargos y distintas personalidades, Màxim Huerta ha entrada al trapo: “No soy deportista.
Lo digo por todo lo que ha salido.
No me gusta practicarlo, pero sí me gusta el deporte, pero voy a apoyar y amar el deporte y apoyar a todos los deportistas porque son héroes y heroínas".
Lo ha dicho con la naturalidad que le concede su experiencia ante los micrófonos y después de lanzar una loa a la cultura, que “nos representa”:
"Es el traje que nos hemos puesto, la película que hemos visto, la música que nos acompaña en el taxi, el museo en el que hemos entrado y la fiesta y el aplauso en el campo de fútbol".
“La cultura somos nosotros, la de hoy, la de ayer y la que quiero ser también mañana; la cultura no es de bandos, tiene que ser un orgullo de todos.
Tenemos que estar orgullosos de los creadores y de los que consumen, de los que se esfuerzan en el deporte, que son superhéroes, y de los que van a verlos".
Tampoco se ha olvidado de destacar el orgullo que siente por ser nombrado ministro de Cultura y especialmente, también porque el Ministerio "vuelva a estar en el mapa de Gobierno", en alusión a la separación de esta cartera de la de Educación.
A su lado, el anterior ministro de ambas materias Méndez de Vigo, del PP, callaba tras agradecer al rey Felipe VI y a Mariano Rajoy su nombramiento.
Ataviado con un traje azul, el nuevo titular de Cultura y Deporte, cuyo primer acto como tal ha sido acompañar al Rey en la despedida de la selección española de fútbol hacia el Mundial de Rusia, ha asegurado que intentará continuar "para bien todos los proyectos que están en marcha" y que los asuntos de nueva creación se harán "con mucha ilusión”.
No ha faltado un guiño más intelectual con su alusión al que fuera mnistro francés de Cultura y escritor André Malreaux:
"Hay que permitir a los españoles cultivar su capacidad de inventar"
Buenas intenciones y cierto asombro por lo que le llega.
Nada más pronunciar su discurso, se improvisó un pasamanos con todos los altos cargos del ministerio, compañías artísticas públicas e instituciones de las que debe hacerse responsable.
Los nombres y las caras le resultaban un enigma, pero cuando le apuntaban el lugar, reaccionaba: teatro Real, Compañía Nacional de Danza, Instituto de Artes Escénicas y de la Música, Museo del Prado -"¡hombre, creo que esos patronatos son divertidísimos!", soltó-, Reina Sofía, Museo Thyssen...
Pero lo hacía con cara de pensar: ¿todo eso me toca? Y luego, la respuesta de rigor:
"El lunes hablamos". Tiene todo el fin de semana Maxim Huerta para hacerse a la idea.
En un lateral de la sala de columnas del Ministerio de Cultura, estaba Clara Hernández, la madre del autor de La noche soñada (Premio Primavera de Novela 2014) y otros familiares y amigos del nuevo ministro. “¿Cómo no voy a estar emocionada?”, ha comentado a este periódico la madre, que sabía desde el pasado domingo la propuesta del presidente de Gobierno de nombrar ministro a su hijo.
“[Màxim] Me llamó y me dijo que se lo habían propuesto pero que no podía decir nada.
Y yo no he dicho nada, con lo que me gusta hablar”, ha añadido con sinceridad.
Una de las explicaciones que se deban ayer sobre la tardanza en anunciar al nuevo titular del ministerio (fue el último en conocerse) era que Pedro Sánchez no se decidió hasta al último momento y que varios candidatos habían rechazado previamente el ofrecimiento.
No ha habido tampoco en el acto presencia de celebridades de la prensa rosa, una posibilidad que se apuntaba ayer por la pasada participación de Màxim Huerta en el programa televisivo El programa de Ana Rosa, un magacín conducido por la popular periodista Ana Rosa Quintana, que le granjeó gran popularidad al periodista valenciano, que cuenta con de 300.000 seguidores en Twitter.
El acto ha acabado con un largo besamanos.
Ante el nuevo ministro de Cultura y Deportes presentaron sus respetos personalidades del mundo de la cultura, desde la exministra socialista de Cultura, Ángeles González-Sinde hasta el presidente del patronato del Teatro Real, Gregorio Marañón, pasando por los tres directores de los tres museos más importantes de España: Miguel Falomir (El Prado), Manuel Borja-Villel (El Reina Sofía) y Guillermo Solana (El Thyssen), entre muchos otros.
Una funcionaria experimentada le susurraba a Huerta las principales credenciales de cada uno mientras iba desfilando.
Buenas intenciones y cierto asombro por lo que le llega se le notaba en el rostro.
Los nombres y las caras le resultaban un enigma, pero cuando le apuntaban el lugar, reaccionaba: teatro Real, Compañía Nacional de Danza, Instituto de Artes Escénicas y de la Música, Museo del Prado -"¡hombre, creo que esos patronatos son divertidísimos!", soltó-, Reina Sofía, Museo Thyssen...
Pero lo hacía con cara de pensar: ¿todo eso me toca? Y luego, la respuesta de rigor:
"El lunes hablamos". Tiene todo el fin de semana Maxim Huerta para hacerse a la idea.
¿Y los medios? También: “El lunes hablamos”. Al salir a la calle, trabajadores del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (INAEM) continuaban manifestándose en contra de la fusión del Teatro Real y el Teatro de la Maestranza. El recién nombrado ministro se estrenó con parabienes y protestas de temas pendientes a la puerta. En cambio, Íñigo Méndez de Vigo, ministro saliente y Fernando Benzo, secretario de Estado de Cultura, salieron a sus labores: Pero Méndez de Vigo, elegante y en confianza, le auguró: "Te vas a divertir, ministro".
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