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13 jun 2018

El cumpleaños más amargo de Cristina de Borbón.............. Mábel Galaz

El cumpleaños más amargo de Cristina de Borbón
Cristina de Borbón y Grecia cumple este miércoles 53 años y lo hace en Ginebra con la compañía de sus hijos menores. Su marido abandonó de madrugada la casa familiar en el centro de la ciudad para tomar un avión y llegar a Palma de Mallorca minutos antes de las 10 de la mañana. 
Dos horas después se personaba en la Audiencia para recoger la orden de prisión una vez que el Supremo fijó una pena de cárcel para él de 5 años y 10 meses. Iñaki Urdangarin llegó acompañado de su abogado. 
Su rostro reflejaba la gravedad del momento. 
Los años se le han caído encima en solo unos días.
 Aparenta más de los 50 que cumplió el pasado mes de enero. Su imagen también reflejaba un guiño al pasado. 
Él cuando era jugador de balonmano, como otros muchos deportistas, se cortaba el pelo antes de iniciar una competición importante.
 Este miércoles lucía un peinado renovado. Para Urdangarin comienza ahora su temporada más dura.
La Infanta se dejó ver en la horas previas en Ginebra. Intentó mantener la rutina.
 Salir a primera hora a trabajar a la fundación de Agá Khan y enviar a sus niños menores al colegio.
 No hay constancia de la presencia de la reina Sofía junto a su hija. Es habitual que la madre de Felipe VI visite a su familia cuando llegan los cumpleaños.
 Pero doña Sofía, como don Juan Carlos, están muy pendientes de su hija.
 Todos preocupados por su estado de ánimo que ha requerido en los últimos meses la ayuda de profesionales. 
Pese a los más de ocho años que han transcurrido desde que estalló el caso Nóos, las numerosas pruebas aportadas y las dos sentencias emitidas, Cristina de Borbón cree en la inocencia de su marido.
 Si hubo algún error eso fue, según ella, cosa de los asesores. 
Este cierre de filas de la hermana menor de don Felipe es férreo.
 La Infanta siempre se ha caracterizado por su cabezonería de la que ha hecho gala en estos tiempos convulsos.
Cristina de Borbón ha llevado su postura a tal extremo de no querer renunciar a sus derechos dinásticos pese al daño que su decisión ha ocasionado a la Corona.
 La distancia que le aleja de su hermano el Rey es tan grande que parece de momento insalvable.
El año pasado los que fueron duques de Palma de Mallorca cumplieron 20 años de matrimonio.
  Lo suyo fue un flechazo, al menos para ella. 
Atlanta celebraba en 1996 los Juegos Olímpicos y Cristina de Borbón asistía como espectadora.
 La primera vez que se vieron fue en la celebración de la medalla de oro ganada por la selección de waterpolo.
 Jesús Rollán, portero del equipo nacional y gran amigo de la Infanta fallecido en 2006, fue quien los presentó. 
Testigos de aquel encuentro cuentan que la hija de los entonces Reyes de España se quedó impactada con Iñaki Urdangarin, que formaba parte del equipo de balonmano que logró el bronce.
 Ella estaba sin pareja tras unas breves relaciones, nunca confirmadas, con otros deportistas de la época, como Álvaro Bultó y Fernando León
Él tenía novia, Carmen Camí.
 Tras solo ocho meses de iniciar su relación, la pareja se comprometió.
 Ese día, Camí se enteraba por la televisión de que ya no era la novia del deportista l era un chico aparentemente perfecto.
 Sus amigos y compañeros del equipo de balonmano del Barcelona se deshacían en elogios cuando hablan de Urdangarin.
 Lo primero que sorprendía de Txiqui, como le llamaban sus íntimos, era su físico. 
Rubio, alto, de ojos claros y complexión atlética, tenía una sonrisa que conquistaba.
 En la España de las Autonomías, Urdangarin reunía los mejores requisitos.
 Nacido en Zumárraga en 1968, vivía en Barcelona.
 Cuando conoció a la Infanta ocupaba un pequeño piso en el paseo de Gracia. 
Su boda el 4 de octubre de 1997 fue todo un acontecimiento en la ciudad, que se volcó en las calles para vitorear a los novios y a todas las cabezas coronadas que ese día desfilaron por la Catedral y luego por el palacio de Pedralbes.
El yerno perfecto, la pareja que entonces mejor representaba a la nueva monarquía española, es ahora el mayor lastre para la Corona y uno de los desencadenantes de la abdicación de don Juan Carlos hace ahora cuatro años.
La familia del Rey, a partir de ahora, seguirá moviéndose en el alambre con Urdangarin en la cárcel y pendientes del estado de ánimo de la Infanta y de sus hijos, y de dónde finalmente se instalan.
 Pero a la vez habrán cerrado el capítulo judicial y eso les permitirá a todos comenzar la cuenta atrás.


 

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