Un Blues

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27 may 2018

Valencia en cinco barrios imprescindibles.................Maite Sebastia


La modelo Carmen Julia con la camiseta Balenciana y el propietario de la tienda Santo Spirito Vintage, Jorge Vento. Foto: GERMÁN SAIZ

Valencia y modernidad van de la mano gracias a los artistas e iniciativas que refrescan y enriquecen el panorama creativo y cultural en toda la ciudad. 

Valencia en cinco barrios imprescindibles
Jesús Terrés y Laura Velasco, en el barrio de el Cabanyal. Foto: GERMÁN SAIZ
 
Cuando Keith Richards publicó su autobiografía Life relató: «Recuerdo el olor de los naranjos en Valencia, cuando te acuestas por primera vez con Anita Pallenberg recuerdas esas cosas». 
Ese viaje marcó para siempre la historia de los Stones. Pero no es el único secreto que recoge la ciudad del Turia con aroma a azahar. Ilustradores, diseñadores, músicos, cocineros o arquitectos contribuyen desde sus barrios al auge de un nuevo escenario creativo y cultural que extiende sus tentáculos de Marchalenes al Cabanyal, pasando por el Carmen, el Ensanche y Ruzafa. Recorremos sus barrios.
 El barrio del Carmen
«Valencia y la lentitud del tiempo, qué poderosa alianza», escribe el periodista Rafa Cervera en su primera novela Lejos de todo (Jekyll & Jill), mientras fantasea con la presencia de David Bowie subido a la torre del Miguelete junto a la fachada barroca de la catedral de la ciudad.  
Todo es posible en el barrio del Carmen, donde el tiempo parece detenido entre sus callejuelas estrechas de «efecto sorpresa» heredado de su influencia árabe.
 

 

Fachada modernista del Mercado Central. Foto: GERMÁN SAIZ

No es una novedad que en el casco histórico la vida diurna sea más interesante que la nocturna. 
 En los alrededores del Mercado Central y la Lonja de la Seda se concentran tiendas singulares como Simple, regentada por Javier Ferrer, donde se amontonan objetos de diseño made in Spain como cestas de mimbre y cerámica local.
 Junto al Mercado de Mosen Sorell, la tienda de ropa Santo Spirito Vintage, del valenciano Jorge Vento, es un punto de encuentro de fashionistas.
 Es allí donde el diseñador Álvaro Martínez ubicó el único punto de venta de su camiseta Balenciana que surge del fenómeno de los fakes y que la generación Instagram ha explotado en las redes: «La hice para mí y empezaron los encargos entre mis amigos», confiesa su autor.
 «La respuesta ha sido increíble. La camiseta representa el sentimiento de pertenencia y el orgullo que tenemos de nuestra ciudad», explica Vento.
La modernidad y la tradición se entremezclan casi a partes iguales por las calles, museos y comercios custodiados por la antigua muralla medieval.
  «Desde hace años hay una gran cultura de street art por todo el barrio con murales de artistas como Felipe Pantone o Escif», añade el propietario de Santo Spirito Vintage.
 
La modelo Carmen Julia con la camiseta Balenciana y el propietario de la tienda Santo Spirito Vintage, Jorge Vento. Foto: GERMÁN SAIZ

 Entre el museo IVAM y el Centro del Carmen, dos instituciones culturales clave en la oferta cultural de la ciudad, se encuentra el estudio del arquitecto Ramón Esteve. 
Conocido por sus residencias unifamiliares y su trabajo como diseñador de mobiliario outdoor para Gandia Blasco o Vondom, su premiada participación en el reciente proyecto arquitectónico del centro de arte Bombas Gens le ha devuelto al punto de mira.
 
Cuando Keith Richards publicó su autobiografía Life relató: «Recuerdo el olor de los naranjos en Valencia, cuando te acuestas por primera vez con Anita Pallenberg recuerdas esas cosas». Ese viaje marcó para siempre la historia de los Stones. Pero no es el único secreto que recoge la ciudad del Turia con aroma a azahar. Ilustradores, diseñadores, músicos, cocineros o arquitectos contribuyen desde sus barrios al auge de un nuevo escenario creativo y cultural que extiende sus tentáculos de Marchalenes al Cabanyal, pasando por el Carmen, el Ensanche y Ruzafa. Recorremos sus barrios.
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1. El barrio del Carmen
«Valencia y la lentitud del tiempo, qué poderosa alianza», escribe el periodista Rafa Cervera en su primera novela Lejos de todo (Jekyll & Jill), mientras fantasea con la presencia de David Bowie subido a la torre del Miguelete junto a la fachada barroca de la catedral de la ciudad. Todo es posible en el barrio del Carmen, donde el tiempo parece detenido entre sus callejuelas estrechas de «efecto sorpresa» heredado de su influencia árabe.
Fachada modernista del Mercado Central. Foto: GERMÁN SAIZ
No es una novedad que en el casco histórico la vida diurna sea más interesante que la nocturna. En los alrededores del Mercado Central y la Lonja de la Seda se concentran tiendas singulares como Simple, regentada por Javier Ferrer, donde se amontonan objetos de diseño made in Spain como cestas de mimbre y cerámica local. Junto al Mercado de Mosen Sorell, la tienda de ropa Santo Spirito Vintage, del valenciano Jorge Vento, es un punto de encuentro de fashionistas. Es allí donde el diseñador Álvaro Martínez ubicó el único punto de venta de su camiseta Balenciana que surge del fenómeno de los fakes y que la generación Instagram ha explotado en las redes: «La hice para mí y empezaron los encargos entre mis amigos», confiesa su autor. «La respuesta ha sido increíble. La camiseta representa el sentimiento de pertenencia y el orgullo que tenemos de nuestra ciudad», explica Vento.
La modernidad y la tradición se entremezclan casi a partes iguales por las calles, museos y comercios custodiados por la antigua muralla medieval. «Desde hace años hay una gran cultura de street art por todo el barrio con murales de artistas como Felipe Pantone o Escif», añade el propietario de Santo Spirito Vintage.
La modelo Carmen Julia con la camiseta Balenciana y el propietario de la tienda Santo Spirito Vintage, Jorge Vento. Foto: GERMÁN SAIZ
Entre el museo IVAM y el Centro del Carmen, dos instituciones culturales clave en la oferta cultural de la ciudad, se encuentra el estudio del arquitecto Ramón Esteve. Conocido por sus residencias unifamiliares y su trabajo como diseñador de mobiliario outdoor para Gandia Blasco o Vondom, su premiada participación en el reciente proyecto arquitectónico del centro de arte Bombas Gens le ha devuelto al punto de mira.


«El Carmen tiene una idiosincrasia curiosa, es un barrio protegido, los accesos son difíciles, las casas son caras… Tiene muy pocos habitantes y por lo tanto pocos servicios.
 Es el barrio con más identidad de Valencia, porque es el corazón y eso tiene su valor, pero uno tiene que ser muy romántico para venirse aquí a vivir», confiesa Esteve con sorna.
Su edificio contemporáneo, levantado en 2006 sobre el solar en ruinas de la antigua sede del Centenar de la Ploma, una compañía de cien ballesteros encargada de escoltar y proteger la señera de la ciudad y reino de Valencia, es ya un emblema del barrio.
 «Hay una colonización silenciosa de pequeños estudios creativos por el Carmen», reflexiona el arquitecto valenciano.
o.
 «Creo que la ciudad debería ser más ambiciosa y coger visibilidad no desde el espectáculo, sino por iniciativas que tengan una trascendencia vinculadas a la industria, por ejemplo, a la del diseño en el que somos pioneros en España».

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