Un Blues

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14 may 2018

Síndrome del emperador: retrato del niño tirano............... Carolina Pinedo

Una niña mira con agresividad. Una niña mira con agresividad.

La empatía es un antídoto para los hijos que maltratan a sus padres.

Niños demasiado empoderados, agresivos, poco empáticos y que pueden llegar a las manos con su familia cuando no obtienen lo que desean. 
 Estos son algunos de los trazos del retrato de un niño tirano. Convivir con un pequeño emperador acarrea tensiones en el hogar que lleva a los padres a acudir a la consulta psicológica de manera habitual.

Lo que otorga poder a un niño para proclamarse emperador en su hogar es el hecho de que “los roles de padres e hijos se invierten y se cede el mando a los niños. 
Se trata de un problema de gravedad, frecuente en la consulta, que conlleva conductas de maltrato psicológico y físico de los menores hacia su familia; gritos, insultos o agresión física”, explica Gema José Moreno, psicóloga infanto-juvenil.

La palabra mágica para prevenir pequeños tiranos: no

Los niños con Síndrome del emperador son intolerantes a un no, que pronuncian en escasas ocasiones sus padres, tampoco son empáticos, así que no saben ponerse en la piel de otra persona, ni expresar y gestionar sus emociones.
 La actitud con los padres es distante, además de muy exigente y los adultos se muestran consentidores con ellos para evitar situaciones de tensión en casa.
 Esta conducta tiránica es más habitual que se centre en la madre que en el padre y suele aparecer “alrededor de los 5 años de edad, que es cuando llega la etapa escolar de primaria y comienza a demandarse al niño que sea más autónomo y haga más cosas por sí mismo, pero como no tienen interiorizadas y aceptadas normas, límites y tienen todo lo que desean, surgen los problemas en la convivencia, como las rabietas o el enfado permanente”, comenta Carla Valverde, psicóloga clínica infanto-juvenil del Centro de Salud Mental de Majadahonda (Madrid).

Niños con más riesgo de coronarse emperadores en casa

Ciertos factores influyen o inclinan la balanza hacia la aparición de conductas tiránicas en los hijos, como el hecho de que sea hijo único, varón, que haya tenido experiencias traumáticas (maltrato, abandono) y que los progenitores tiendan a compensar con aspectos materiales (caprichos, juguetes) situaciones como dedicarles poco tiempo y de escasa calidad (momentos de ocio agradables, leer cuentos en familia).
“Un niño con varios hermanos tiene que compartir tiempo, espacio y recursos familiares, por lo que resulta más improbable que se convierta en un pequeño tirano que exija toda la atención. 
El Síndrome del emperador es más frecuente en varones, porque por regla general, a las niñas se les inculcan valores más relacionados con la empatía”, explica la psicóloga, Carla Valverde.

Cómo se fabrica un niño con Síndrome del emperador

Las conductas de los padres con sus hijos, que influyen para que aparezca el pequeño tirano que los niños llevan dentro son, según la psicóloga Gema José Moreno:
  • La excesiva permisividad, que suele ir unida a progenitores que no dedican tiempo a estar con sus hijos y solapan el sentimiento de culpabilidad que les genera con consentir todos los caprichos de los niños, sobre todo materiales.
  • La ausencia de límites y normas para evitar enfrentamientos con el niño, que adopta una conducta agresiva y violenta, que se proyecta no solo con los padres sino también con los abuelos, los profesores u otros niños.
  • Incoherencia a la hora de trasladar al niño ciertas normas y falta de acuerdo entre los progenitores a la hora de mantenerlas, como recoger todos los días su habitación.
  • Consumo de alcohol y/o drogas en el entorno social cercano del niño, que genera inestabilidad emocional.

 

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