Alexis Mantheakis, abogado y antiguo asesor del padre de la multimillonaria griega, cuenta en un libro la doble vida del jinete Doda Miranda.
Han pasado varios meses desde que el pasado noviembre el periódico alemán Bunte desveló que Athina Onassis (33 años) y el que había sido su marido durante 11 años, el jinete Álvaro Doda Miranda (45), estaban oficialmente divorciados desde octubre de 2017.
Según afirmaban entonces fuentes de la Corte belga habían puesto fin a su matrimonio de mutuo acuerdo.
Un juego de palabras tras el que había más de un año de tiras y aflojas e incluso comparecencias en los juzgados de Río de Janeiro, ya que aunque había un contrato prematrimonial según el cual Athina Onassis tendría que dar a su marido un millón de dólares por cada año de casados y la custodia de los caballos, a Miranda no le pareció suficiente cuando llegó la hora de la verdad.
En el mutuo acuerdo tuvo mucho que ver una carpeta repleta de documentos que Alexis Mantheakis, un respetado abogado griego, recibió de una mujer, hasta ahora desconocida, que demostraba en ellos que había mantenido una relación amorosa durante ocho años con Doda Miranda y que esta se había iniciado pocos meses después de que se hubiera casado con la multimillonaria griega, única heredera de una fortuna estimada en 2.700 millones de euros.
La historia de esa carpeta y de las continuas infidelidades del aparentemente abnegado marido de la triste Athina, es la base del libro La carpeta roja, escrito por Mantheakis, quien fue asesor de Thierry Roussel, padre de Athina y que quiso ayudar a la joven en su proceso de divorcio por el afecto que la tenía.
En el libro Mantheakis, que ya había escrito una biografía sobre la heredera – Athina Onassis en el ojo de la tormenta – cuenta numerosos episodios de la doble vida que mantuvo durante todo su matrimonio.
Doda compartía los servicios de una scort, identificada como Niki, con sus amigos brasileños y relata que el jinete, infiel sistemáticamente con Athina, salía con frecuencia por la noche sin que su esposa le acompañara.
Mantheakis también cuenta otros secretos.
Por ejemplo que Athina, a quien dice apreciar sinceramente, también puede ser glacial si quiere, lo que le ha hecho ganarse el apodo de la muñeca de acero.
El abogado cuenta que durante meses dejó sin pensión a una anciana prima de su abuelo cuando era una obligación testamentaria de Aristóteles Onassis y que la forzó a buscar comida en la basura.
También que él mismo no tuvo ninguna respuesta cuando le pidió ayuda financiera para costear los gastos médicos para tratar el cáncer de su mujer.
Según él Athina vive centrada en sus caballos y alejada de los Miranda, también de la familia de su padre y distante de todo lo que tuvo que ver con los Onassis.
Probablemente la misma soledad y tristeza que vivió su madre, Cristina Onassis, que cuando falleció a los 37 años, cuando su hija sólo tenía tres años, se había casado cuatro veces y todas ellas acabaron en separación.
Precisamente Thierry Roussel, su último marido y padre de Athina, también ocupa una parte de este libro y no se libra de que el autor establezca ciertas similitudes entre él y el jinete brasileño que engañó a su hija casi desde el principio.
Roussel como Miranda son, según el autor del libro, ambiciosos y amantes del dinero. Y el propio padre de Athina Onassis, como después ha pasado con su marido, engañó a su madre que se divorció de él cuando descubrió que había tenido otro hijo con su amante mientras estaban casados.
Roussel también consiguió de su mujer una separación millonaria y una renta vitalicia de dos millones de dólares anuales desde que ella falleció en noviembre de 1988.
Athina Onassis, es nieta del famoso armador griego Aristóteles Onassis e hija de Cristina Onassis, que falleció a los 37 años, cuando su hija tenía solo tres.
Una empleada encontró su cuerpo en la bañera de una mansión del Tortugas Country Club, en Buenos Aires.
Pero antes, en un plazo de poco más de dos años, Cristina había perdido a todos los miembros de su familia inmediata: su hermano, Alexander, murió en un accidente de avión en Atenas en 1973; su madre Athina Livanos murió de una sobredosis de drogas en 1974; y su padre, muy afectado por la muerte de su hijo y heredero, enfermó hasta morir en marzo de 1975.
La vida de la discreta Athina Onassis parecía que se iba a librar del estigma de traiciones, tristezas y soledad que acompaña a su apellido, pero parece que su fortuna no ha sido suficiente para blindar la felicidad que parecía haber encontrado cuando conoció al jinete Álvaro Miranda mientras ambos practicaban su deporte favorito.
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