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8 abr 2018

Victoria Hohenlohe, 21 años y 43 títulos nobiliarios

La heredera del ducado de Medinaceli es la mujer española con más distinciones de nobleza y pertenece a una de las casas con más tradición nobiliaria del país

Victoria Hohenlohe, en octubre de 2016 en Madrid. 
Victoria Hohenlohe, en octubre de 2016 en Madrid. Getty Images
 
Victoria Hohenlohe estudia Relaciones Internacionales en el Instituto de Empresa de Madrid, comparte piso con una amiga y viste con la despreocupación característica de cualquier chica joven de 21 años. 
Quien la vea pasear por la ciudad con las bolsas étnicas en las que lleva sus libros, difícilmente podrá llegar a imaginar que muy pronto se convertirá en la mujer española con más títulos nobiliarios.
Aunque en la actualidad tener estos sellos de raigambre no conlleva privilegios legales o fiscales y solo aporta los que quiera otorgarles la sociedad en cada momento, 
Victoria Hohenlohe tuvo claro desde que su padre falleció en agosto de 2016 a causa de un cáncer, que no renunciaría a la herencia de sus antepasados.
 Un legado que conlleva posesiones inmobiliarias donde se llevaron a cabo encuentros y hazañas que forman parte de la historia de España, pero también la responsabilidad de llevar sobre los hombros el peso de distinciones que se remontan a siglos de tradición familiar.
 Porque una parte de la herencia que recibe Victoria Hohenlohe no se entiende sin atender al prolijo árbol genealógico de su progenitor, Marco Hohenlohe-Landgenburg, heredero del ducado de Medinaceli, título con Grandeza de España que da nombre a una de las casas nobiliarias con más tradición y boato del país, descendientes del rey Alfonso X El Sabio.
Cuando la joven todavía lloraba su muerte reclamó, a finales del verano de 2016, los títulos que ya poseía su progenitor y se subrogó en una solicitud que su padre interpuso en 2014 para sumar a su ducado de Medinaceli, otros 38 expedientes nobiliarios, nueve de ellos con grandeza de España que pertenecieron a su abuela, Victoria Eugenia Fernández de Córdoba.
 La titularidad de algunos de ellos estaba en litigio desde que el tio abuelo de Victoria, el duque de Segorbe, solicitó en marzo de 2015 la sucesión de 20 de ellos, cuyos derechos había reservado su sobrino Marcos con anterioridad.
 
De izquierda a derecha, Felipe VI, Pablo y Flavia Hohenhole, sus sobrinos Victoria y Alexandre junto a Felipe y María del Prado (esposa de Pablo), en el funeral del duque de Medinaceli, en septiembre de 2016 en Madrid.
De izquierda a derecha, Felipe VI, Pablo y Flavia Hohenhole, sus sobrinos Victoria y Alexandre junto a Felipe y María del Prado (esposa de Pablo), en el funeral del duque de Medinaceli, en septiembre de 2016 en Madrid. Getty Images
Una situación que se remonta a años atrás, cuando en 2006 la ley de la nobleza equiparó los derechos de la mujer con los de los varones en la sucesión de títulos y privó al duque de Segorbe de una herencia, que daba por supuesta, en favor de su hermana mayor, Ana, abuela de Victoria.
 Ella murió un año antes que su propia madre y nunca recibió los títulos de la discordia que recayeron directamente en Marco Hohenlohe, su primogénito.
 La joven heredera, a quien la legislación va dando la razón y concediendo un título detrás de otro, se ha criado en Munich durante años bajo la tutela de su madre, Sandra Schmidt-Polex, que estuvo casada con Marco Hohenlohe desde 1996 hasta 2004 cuando la pareja se divorció y ella regreso a vivir a su ciudad de origen junto a sus hijos.
 A pesar de esta separación física tanto Victoria como su hermano Alexander pasaban las vacaciones en España con su padre y en concreto ella siempre ha sentido un fuerte vínculo con el país. Cualquier momento era bueno para escaparse a la casa de Pilatos, en Sevilla, donde vivía su padre. 
 Con él tenía esa afinidad que va más allá de los vínculos de sangre y con él estuvo durante los últimos meses de su vida, cuando se agravó el cáncer que padecía y que fue la causa de su muerte cuando solo contaba 54 años.
Marco Hohenlohe sufrió un grave accidente de moto al poco tiempo de casarse con la madre de Victoria del que le quedaron importantes secuelas de por vida, pero los que le conocieron hablan de su gran humanidad y sentido del humor.
 De él recibió Victoria los secretos, la historia y las tradiciones de la familia, aunque lo que no pudo hacer por su tímida hija fue enseñarle a sobrellevar el interés mediático que iba a perseguir a una joven que preferiría poder pasar desapercibida. 

 

 

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