Julian Abel es uno de los principales impulsores de las llamadas Compassionate Cities, un sistema que promueve una red de apoyo en las ciudades para que nadie acabe su vida solo.
Patricia Peiró
El
Consejo Nacional de Cuidados Paliativos, una organización que agrupa a
todos aquellos actores involucrados en el final de la vida de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, creó en 2015 la Carta de Ciudades Compasivas,
a la que cualquier ayuntamiento puede adherirse.
Este documento establece algunos pasos para conformar una sociedad que asume que "el duelo y la pérdida no es una tarea exclusiva de los servicios sociales y de salud, sino que es responsabilidad de todos".
Algunos de los puntos que contempla son talleres en las escuelas para que niños y jóvenes tengan herramientas para lidiar con la muerte, el fomento de exposiciones en museos y centros cívicos, instrucción sobre cómo afrontar esta situación en lugares de trabajo y sindicatos, foros y conferencias en los que se hable sobre esta cuestión, y planes específicos para los sin techo y encarcelados, entre otros.
El consultor cita un estudio de la universidad de Cambridge sobre la importancia del contacto humano, para apuntar que un simple gesto como tomar un café con una persona que afronta la muerte o ayudarle a hacer la compra, pueden resultar cruciales.
"Hemos puesto muchas expectativas en que la medicina y la tecnología van a solucionar todos nuestros problemas, pero las relaciones sociales tienen más impacto sobre la mortalidad que otros factores como el tabaco o la bebida", asegura el experto.
¿Cómo conseguir este propósito?
"Los pequeños gestos de bondad humana son muchas veces los que cuentan", afirma.
En su estudio, Compassionate communities and end of life care, Abel recomienda el uso de software electrónico como Facebook, WhatsApp o Jointly App para organizar una red.
"Esto puede ayudar a mantener a las personas informadas, sin tener que informar individualmente y para solicitar ayuda de un grupo sin tener que pedirle a un individuo que haga una tarea específica", detalla.
"Los ciudados paliativos se han mejorado mucho en los últimos años, pero muchos esfuerzos se ha centrado en los pacientes con cáncer, cuando el cuidado en el final de la vida debe ser de la misma calidad a cualquier edad y tras cualquier enfermedad", defiende Abel.
Sobre la reciente propuesta de la primera ministra de su país, Theresa May, de crear un Ministerio de la Soledad, asegura que "habrá que ver en qué se concreta" pero que al menos ha servido para que se hable del tema.
¿Podemos elegir cómo morir? Si fuera posible, seguramente Agustín habría elegido otro final, igual que Rosario. Sus vecinos tardaron años en percatarse de que habían fallecido solos en sus casas.
El juez Joaquin Bosch se preguntaba en Twitter hace unas semanas a qué tipo de sociedad nos dirigíamos cuando cada vez se encontraba más casos de este tipo en sus guardias.
El experto en cuidados paliativos Julian Abel propone redes de apoyo en las ciudades para que todas las vidas tengan un final digno.
Son las llamadas Compassionate Cities.
En 2005, el profesor australiano Allan Kellehear, experto en salud pública, acuñó el término "ciudades compasivas".
El juez Joaquin Bosch se preguntaba en Twitter hace unas semanas a qué tipo de sociedad nos dirigíamos cuando cada vez se encontraba más casos de este tipo en sus guardias.
El experto en cuidados paliativos Julian Abel propone redes de apoyo en las ciudades para que todas las vidas tengan un final digno.
Son las llamadas Compassionate Cities.
En 2005, el profesor australiano Allan Kellehear, experto en salud pública, acuñó el término "ciudades compasivas".
El académico sostenía que los cuidados al final de la vida no era algo
que se pudiera reducir a los hospitales y centros de mayores, sino que
es un asunto de todos, una comunidad en la que la sociedad se pregunta:
"¿Cómo
podemos, como taxistas, profesores o estudiantes, propietarios de
tiendas, empleados y camareros, auxiliares de vuelo, académicos o amas
de casa, cómo podemos ayudar algunos de nosotros en la atención al final
de la vida?.
Julian Abel es director de las comunidades compasivas en Reino Unido y vicepresidente de Public Health Palliative Care International, una asociación internacional fundada en 2013 por profesionales de la sanidad de todo el mundo con el objetivo de "incorporar
un enfoque de salud pública a la práctica de los cuidados paliativos".
Abel visitó recientemente España para participar en una jornada
organizada por la Fundación Mémora.
Su sistema se basa principalmente en que los ciudados paliativos no
pueden resumirse en que un paciente tenga una cama en un hospital en un
momento determinado, sino que toda la sociedad se involucre de un modo u
otro en hacer mejor la muerte del conciudadano.
Esto incluye la red
familiar, el entorno social más cercano a la persona enferma, políticas
públicas y cuidados profesionales.
Abel pone ejemplos concretos: "Si tu
padre se está muriendo, deberías poder contar en el trabajo con un apoyo
determinado.
Lo que ocurre ahora es que cualquier cosa, poder salir
antes para acompañarle a una cita con el médico, es un problema".
Este documento establece algunos pasos para conformar una sociedad que asume que "el duelo y la pérdida no es una tarea exclusiva de los servicios sociales y de salud, sino que es responsabilidad de todos".
Algunos de los puntos que contempla son talleres en las escuelas para que niños y jóvenes tengan herramientas para lidiar con la muerte, el fomento de exposiciones en museos y centros cívicos, instrucción sobre cómo afrontar esta situación en lugares de trabajo y sindicatos, foros y conferencias en los que se hable sobre esta cuestión, y planes específicos para los sin techo y encarcelados, entre otros.
El consultor cita un estudio de la universidad de Cambridge sobre la importancia del contacto humano, para apuntar que un simple gesto como tomar un café con una persona que afronta la muerte o ayudarle a hacer la compra, pueden resultar cruciales.
"Hemos puesto muchas expectativas en que la medicina y la tecnología van a solucionar todos nuestros problemas, pero las relaciones sociales tienen más impacto sobre la mortalidad que otros factores como el tabaco o la bebida", asegura el experto.
"Los pequeños gestos de bondad humana son muchas veces los que cuentan", afirma.
En su estudio, Compassionate communities and end of life care, Abel recomienda el uso de software electrónico como Facebook, WhatsApp o Jointly App para organizar una red.
"Esto puede ayudar a mantener a las personas informadas, sin tener que informar individualmente y para solicitar ayuda de un grupo sin tener que pedirle a un individuo que haga una tarea específica", detalla.
"Los ciudados paliativos se han mejorado mucho en los últimos años, pero muchos esfuerzos se ha centrado en los pacientes con cáncer, cuando el cuidado en el final de la vida debe ser de la misma calidad a cualquier edad y tras cualquier enfermedad", defiende Abel.
Sobre la reciente propuesta de la primera ministra de su país, Theresa May, de crear un Ministerio de la Soledad, asegura que "habrá que ver en qué se concreta" pero que al menos ha servido para que se hable del tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario