Charlène Wittsock, esposa de Alberto de Mónaco, inaugura una exposición dedicada a su suegra y predecesora.
No debe ser fácil para la nueva princesa de Mónaco la comparación con
aquel icono de elegancia que fue Grace Kelly.
Pese a un físico parecido, una elegancia discreta y delicada, Charlène Wittstock arrastra la imagen de ser una pálida copia de la actriz fetiche de Alfred Hitchcock, que dejó Hollywood para casarse con el príncipe Raniero.
Sin embargo, lejos de rivalidades y de complejos, y ajena al escrutinio de la prensa, la nadadora sudafricana asume sin complejos esa herencia y no pierde ocasión de rendir homenaje a la madre de su marido.
Dentro de dos meses viajará a Australia para inaugurar una exposición dedicada a su predecesora.
La muestra, titulada Grace Kelly: Style Icon y organizada por el Victoria & Albert Museum de Londres y el Grimaldi Forum de Mónaco, se abrirá el próximo 11 de marzo en la galería de arte de Bendigo, una ciudad situada a 150 kilómetros al sur de Melbourne. Recorrerá la trayectoria de la actriz como icono de moda delicada, sensual y elegante del Hollywood de los años cincuenta, hasta su consagración como glamurosa princesa de Mónaco, tras su matrimonio con Raniero en 1956.
Entre portadas de revistas de la época y extractos de sus películas cumbres, la exposición contará con algunos de sus vestidos fetiches, que lució tanto en el cine como fuera de la pantalla
. Entre ellos, destaca el refinado vestido de satín turquesa, con fruncidos en la cintura y adornado por sus característicos guantes largos, con el que recogió en 1955 su Oscar como mejor actriz por su papel en La angustia de vivir, de George Seaton.
Entre los modelos abundan los de grandes diseñadores, como Dior, Balenciaga, Givenchy o Saint Laurent.
A pesar del valor simbólico, Charlène tendrá que asistir a la inauguración sin el príncipe Alberto.
Este tiene ya cita en Marsella, en el sur de Francia, para participar en un foro sobre el agua, invitado por el presidente Sarkozy.
Sin embargo, la princesa contará con la presencia de algún otro miembro de la familia real, posiblemente Estefanía o Carolina, según revela la revista Paris Match.
No será la primera vez que la nueva princesa de Mónaco rendirá homenaje a su antecesora.
A principios de noviembre, Charlène acompañó a su marido a un viaje a EE UU para presidir la 29ª gala de la Fundación de la Princesa Grace en Manhattan, asociación de apoyo a la investigación médica, creada por Raniero y su esposa en 1964.
La pareja viajó luego a Toronto para inaugurar la exposición Grace Kelly: de estrella del cine a princesa.
Fue el primer homenaje oficial a la actriz que falleció trágicamente en un accidente de coche en 1982 en el que participaron Charlène y Alberto.
Grace Kelly, durante el rodaje de La ventana indiscreta.
Pese a un físico parecido, una elegancia discreta y delicada, Charlène Wittstock arrastra la imagen de ser una pálida copia de la actriz fetiche de Alfred Hitchcock, que dejó Hollywood para casarse con el príncipe Raniero.
Sin embargo, lejos de rivalidades y de complejos, y ajena al escrutinio de la prensa, la nadadora sudafricana asume sin complejos esa herencia y no pierde ocasión de rendir homenaje a la madre de su marido.
Dentro de dos meses viajará a Australia para inaugurar una exposición dedicada a su predecesora.
La muestra, titulada Grace Kelly: Style Icon y organizada por el Victoria & Albert Museum de Londres y el Grimaldi Forum de Mónaco, se abrirá el próximo 11 de marzo en la galería de arte de Bendigo, una ciudad situada a 150 kilómetros al sur de Melbourne. Recorrerá la trayectoria de la actriz como icono de moda delicada, sensual y elegante del Hollywood de los años cincuenta, hasta su consagración como glamurosa princesa de Mónaco, tras su matrimonio con Raniero en 1956.
Entre portadas de revistas de la época y extractos de sus películas cumbres, la exposición contará con algunos de sus vestidos fetiches, que lució tanto en el cine como fuera de la pantalla
. Entre ellos, destaca el refinado vestido de satín turquesa, con fruncidos en la cintura y adornado por sus característicos guantes largos, con el que recogió en 1955 su Oscar como mejor actriz por su papel en La angustia de vivir, de George Seaton.
Entre los modelos abundan los de grandes diseñadores, como Dior, Balenciaga, Givenchy o Saint Laurent.
A pesar del valor simbólico, Charlène tendrá que asistir a la inauguración sin el príncipe Alberto.
Este tiene ya cita en Marsella, en el sur de Francia, para participar en un foro sobre el agua, invitado por el presidente Sarkozy.
Sin embargo, la princesa contará con la presencia de algún otro miembro de la familia real, posiblemente Estefanía o Carolina, según revela la revista Paris Match.
No será la primera vez que la nueva princesa de Mónaco rendirá homenaje a su antecesora.
A principios de noviembre, Charlène acompañó a su marido a un viaje a EE UU para presidir la 29ª gala de la Fundación de la Princesa Grace en Manhattan, asociación de apoyo a la investigación médica, creada por Raniero y su esposa en 1964.
La pareja viajó luego a Toronto para inaugurar la exposición Grace Kelly: de estrella del cine a princesa.
Fue el primer homenaje oficial a la actriz que falleció trágicamente en un accidente de coche en 1982 en el que participaron Charlène y Alberto.
Grace Kelly, durante el rodaje de La ventana indiscreta.
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