La tenista, que se enfrenta a un proceso de divorcio y a la petición de cárcel realizada por el Banco de Luxemburgo por una deuda millonaria, romperá su silencio mañana frente a las cámaras de Telecinco.
Desde que hace una semana se tuvieran noticias de que Arantxa Sánchez Vicario y su marido, Josep Santacana, se encuentran en trámites de divorcio tras dos años separados, las novedades se han ido sucediendo y la situación de la tenista se ha ido complicando. Aislada de su familia, aunque existan movimientos de acercamiento, de momento se enfrenta sola a una complicada situación personal.
Su todavía marido quiere la custodia de los dos hijos del matrimonio y alega problemas psicológicos de la tenista, mientras que el Banco de Luxemburgo reclama a la pareja que devuelva 7,5 millones con los que avalaron su pago a Hacienda y ha pedido prisión preventiva ante el incumplimiento de sus obligaciones.
Este viernes parece haberse desvelado el porqué, ya que Telecinco ha anunciado que mañana la tenista estará en Sálvame Deluxe para realizar sus primeras declaraciones sobre la situación en la que se encuentra.
Para demostrarlo, la cadena de televisión ha mostrado una fotografía de la deportista acompañada de dos abogados y un redactor del programa.
Aunque la codirectora del formato, Patricia González, ha asegurado que Sánchez Vicario no ha cobrado por su intervención, resulta extraño que elija precisamente este programa, para aclarar su situación y dejar ver que "está triste y preocupada, pero serena".
A lo largo de los años Arantxa Sánchez Vicario ha ido acumulando litigios.
Comenzaron en 2003, cuando se vio envuelta en una causa por fraude fiscal.
Entonces fue condenada a pagar por las cuotas no satisfechas a Hacienda en los años que fingió vivir en Andorra.
Cuando llegó el momento de hacer frente a la multa de 5,2 millones de euros que le fue impuesta, descubrió que no tenía fondos.
Pero el conflicto no estalló públicamente hasta 2012, en la presentación de su libro ¡Vamos!, donde la extenista acusó a sus padres, a su hermano y a dos gestores de confianza de haberla arruinado.
A partir de entonces, proliferaron las denuncias entre los Sánchez Vicario, que emprendieron una guerra que les ha dividido sin remedio.
A lo largo de los años Arantxa Sánchez Vicario ha ido acumulando litigios. Comenzaron en 2003, cuando se vio envuelta en una causa por fraude fiscal. Entonces fue condenada a pagar por las cuotas no satisfechas a Hacienda en los años que fingió vivir en Andorra. Cuando llegó el momento de hacer frente a la multa de 5,2 millones de euros que le fue impuesta, descubrió que no tenía fondos. Pero el conflicto no estalló públicamente hasta 2012, en la presentación de su libro ¡Vamos!, donde la extenista acusó a sus padres, a su hermano y a dos gestores de confianza de haberla arruinado. A partir de entonces, proliferaron las denuncias entre los Sánchez Vicario, que emprendieron una guerra que les ha dividido sin remedio.
PUBLICIDAD
Les atribuía cuatro delitos (apropiación indebida, administración fraudulenta, deslealtad profesional y falsedad) por haberse apropiado de una fortuna que, entre torneos y patrocinios, ascendía a unos 45 millones de euros.
La querella fue archivada inicialmente pero, en 2013, la Audiencia de Barcelona obligó reabrir la causa e investigar los hechos.
Poco después, la familia intentó hacer las paces sin resultado.
En febrero de 2015, la tenista declaró en la Ciudad de la Justicia de Barcelona para explicar el porqué de las acciones legales contra su familia.
"Estoy en la ruina y quiero que me expliquen por qué tengo tantas deudas. Hacienda y Luxemburgo me reclaman cantidades que no puedo pagar", detalló ante el juez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario