Regresan Patricia Conde y Ángel Martin a la televisión y pensé en Los Javis.
En el ecuador de la semana, Patricia Conde y Ángel Martín, esos adorables expresentadores de Sé lo que hicisteis, subieron un vídeo que moló muchísimo, anunciando regreso con un nuevo programa.
Recordé lo mucho que nos divertían estos chicos.
La primera que me puso en alerta sobre ellos fue Eugenia Martínez de Irujo. “Son tronchantes, no respetan a nadie, ni a ellos mismos”. Por las tardes Ana García-Siñeriz y yo presentábamos en Cuatro otro programa y era genial quedarnos en la sala de maquillaje viéndolos.
Sin querer los relacioné con ese momento de gloria de Los Javis, esos majísimos directores de cine, cuando les dieron esta semana el premio Feroz
y celebraron todo lo que son: divertidos, inteligentes, llenos de
glamur joven y adorable.
Es como si de pronto maduráramos y nos regalaran un lift suavecito, molón.
Así que Patricia y Ángel: ¡Está genial que regresen! Da la impresión de que esta va a ser una temporada de grandes regresos. O de cosas y casos que parecen estar de vuelta, como las estrellas del caso Gürtel.
Dentro de ese casting figura el atildado señor Costa, el siempre joven Ricardo, que esta semana escenificó su confesión en una sala más pequeña que en la que lo hicieron sus antiguos compinches El Bigotes y Francisco Correa.
En esa atmósfera más acogedora, más boutique, Costa confesó que el PP valenciano de la época de Paco Camps había recibido financiación irregular.
Aunque no fue una sorpresa, ya algo imaginábamos de eso, “hoy debo confesar que estoy algo cansada” y que lo irregular ya no es lo que más me atrae del juicio Correa, sino la evolución de sus protagonistas.
Siempre tuvimos una cierta querencia por Costa.
Enternecía su empeño en vestirse y lucir como el chico bueno rodeado de unos malotes. A mí me pasa un poco lo mismo, me gusta la gente pija y bien arreglada pero cuando conozco a un malandro, un canalla, lo siento, me entusiasmo por esa adrenalina que desprenden.
Suele terminar mal, como le sucedió a Costa, que de repente todo le estalló en la cara.
Pero consiguió un matrimonio, una esposa apoyadora a título lucrativo, muy de este tipo de abismos políticos, a la que recurrió con todo lo que le atormenta.
Como cuando los del PP le fastidiaron aquel puente del Pilar en que le exigieron que regresara de donde estuviese y renunciara públicamente a sus cargos dentro del partido.
A veces piensas, ¿qué justifica tanto sufrimiento? Sin saber la respuesta, me encantó enterarme que Costa le devolvió airado un reloj Breitling de oro a los de la Gürtel.
Y que ahora usa un Apple Watch, de plástico, corroborando que la tecnología tiene ese punto místico que hace santos a sus creadores y suaviza la caída de los antiguos atildados.
Al final va a resultar que Apple es la verdadera religión.
Qué bien se lo van a pasar Patricia y Ángel.
La primera que me puso en alerta sobre ellos fue Eugenia Martínez de Irujo. “Son tronchantes, no respetan a nadie, ni a ellos mismos”. Por las tardes Ana García-Siñeriz y yo presentábamos en Cuatro otro programa y era genial quedarnos en la sala de maquillaje viéndolos.
Es como si de pronto maduráramos y nos regalaran un lift suavecito, molón.
Así que Patricia y Ángel: ¡Está genial que regresen! Da la impresión de que esta va a ser una temporada de grandes regresos. O de cosas y casos que parecen estar de vuelta, como las estrellas del caso Gürtel.
Dentro de ese casting figura el atildado señor Costa, el siempre joven Ricardo, que esta semana escenificó su confesión en una sala más pequeña que en la que lo hicieron sus antiguos compinches El Bigotes y Francisco Correa.
En esa atmósfera más acogedora, más boutique, Costa confesó que el PP valenciano de la época de Paco Camps había recibido financiación irregular.
Aunque no fue una sorpresa, ya algo imaginábamos de eso, “hoy debo confesar que estoy algo cansada” y que lo irregular ya no es lo que más me atrae del juicio Correa, sino la evolución de sus protagonistas.
Siempre tuvimos una cierta querencia por Costa.
Enternecía su empeño en vestirse y lucir como el chico bueno rodeado de unos malotes. A mí me pasa un poco lo mismo, me gusta la gente pija y bien arreglada pero cuando conozco a un malandro, un canalla, lo siento, me entusiasmo por esa adrenalina que desprenden.
Suele terminar mal, como le sucedió a Costa, que de repente todo le estalló en la cara.
Pero consiguió un matrimonio, una esposa apoyadora a título lucrativo, muy de este tipo de abismos políticos, a la que recurrió con todo lo que le atormenta.
Como cuando los del PP le fastidiaron aquel puente del Pilar en que le exigieron que regresara de donde estuviese y renunciara públicamente a sus cargos dentro del partido.
A veces piensas, ¿qué justifica tanto sufrimiento? Sin saber la respuesta, me encantó enterarme que Costa le devolvió airado un reloj Breitling de oro a los de la Gürtel.
Y que ahora usa un Apple Watch, de plástico, corroborando que la tecnología tiene ese punto místico que hace santos a sus creadores y suaviza la caída de los antiguos atildados.
Ricardo Costa con su Apple Wacth y Cristiano Ronaldo con su iPhone, usándolo como espejo para verse la herida en la cara provocada por un mal momento
en el partido del pasado domingo. Cristiano le saca punta a todo lo
tecnológico.
Sabemos que Cris no solo juega con las piernas.
Su
atractivo está asociado a sus goles y su imagen genera el tipo de
financiación enorme que los de Gürtel tanto desearon.
Consciente de su
personalidad de superhéroe y de sus contratos como modelo, el jugador
tomó el teléfono móvil y, en medio del campo, se contempló, se revisó en
ese espejito mágico, mientras el público lo contemplaba.
Fue la imagen real del narcisismo de masas.
El móvil domina nuestras
emociones y es la pantalla desde la cual vemos lo analógico y lo
digital, el contenido y el reflejo.
Ronaldo ya es mito y sus gestos
servirán para explicar nuestro tiempo en el futuro.
Qué bien se lo van a pasar Patricia y Ángel.
Siete años después de
haberse marchado, hay cosas que siguen igual pero se han incorporado
nuevas tecnologías y personajes. Como Georgina, la novia de Cristiano y madre de su hija.
O Anna Kournikova que asombra al mundo bailando el último éxito de Enrique Iglesias,
el padre de sus gemelos, esbelta y como nueva un mes después de dar a
luz.
En Miami no se habla de otra cosa, pero hay que recordar que las
mujeres atletas mantienen un suelo pélvico muy fortalecido y que el alma
rusa tiene una capacidad de regeneración tremenda.
Y la familia
Iglesias, también.
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