Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
16 dic 2017
Mustique...................................................... Boris Izaguirre.
Mustique es
esa isla diminuta donde la privacidad es enorme, atinado escenario para bodas que se harán muy públicas. Allí fue feliz la tormentosa princesa Margarita de Inglaterra. Y Jerry
Hall cuando era esposa de Mick Jagger. Forma parte del romance entre
Preysler y Miguel Boyer, porque fue donde se escaparon en sus primeros
viajes. Quizás por eso la eligió su hija Ana para casarse. Cuando la
casa real británica tuvo que enfrentarse al escándalo de unas fotos de Andrés, el duque de York, con la actriz de cine erótico Koo Stark
tomadas en la isla, fue un empresario venezolano, al frente de la
Administración de Mustique, quien defendió su mayor bien, esa
privacidad, delante de la prensa internacional. Su hija, Ariadna, invitó a mi hermana Valentina a pasar un weekend
con ellos. Viajarían en avioneta privada, quizás cenarían con Mick y la
princesa Margarita. Mi joven hermana se abrumó. Y declinó. Esperé en mi
cuarto a que la invitación viajara hacia mí. Pero no fue así. Ciertas
invitaciones solo pasan una vez. Y cada uno hace con su privacidad lo
que quiere. Incluyendo a Ada Colau: la alcaldesa de Barcelona habló sin pelos en la lengua de su vida afectiva y sexual en un programa de televisión donde se celebra y se tritura la privacidad hasta ponerse morados.
Pantone ha elegido el color ultravioleta como el tono oficial para el año 2018. Sin embargo, todo el mundo vaticina que no será el morado sino el negro el color de tendencia. Tras años de ausencia, black is back. Isabel Gemio lo vistió para recoger su Ondas a toda una carrera. Gemio se despide de la radio dejando claro que no era su intención hacerlo. Cada vez hay menos micrófonos para la mujer madura. Vuelve el negro, vuelve Mustique y se marcha Aline Griffith, autora de La espía que vestía de rojo,
novela donde la condesa de Romanones hilaba anécdotas de su vida
trufadas de espionaje y exageración. Con esa mezcla, Aline convirtió su
privacidad, el hecho de que había sido espía, en una fuente de ingresos
con prestigio, casi tan intachable como su título nobiliario y su
elegancia. El día que la conocí estuvo revisando mi apariencia y, al
final, me disparó: “¿Tú de qué familia eres?”. Fue esnob, pero fue
atinado. Eso es lo que hace falta para gestionar nuestra privacidad. Tener tino. Como Aline, Ada e Isabel.
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