Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
13 dic 2017
Isabel Preysler: sus 12 asesores de belleza secretos
Isabel Preysler en la fiesta de Rabat y Rolex en Madrid
CORDON PRESS
Aunque parezca que el tiempo no pasa por ella, Isabel Preysler también cumple años.
De hecho, este sábado 18, la filipina alcanza los 66, aunque a ella eso de soplar las velas tampoco es que le haga demasiada gracia. Aun así,
tiene pensado celebrar el día en su casa
. Entre otros, allí se reunirán su novio, el escritor peruano Mario Vargas Llosa; Tamara Falcó y Ana Boyer; además de su sobrino Álvaro Castillejo -hijo de Beatriz Preysler, la fallecida hermana de Isabel-, que también cumple años estos días. La propia Tamara confirma a LOC que faltarán los tres vástagos mayores en la celebración, los que tuvo con Julio Iglesias: Chábeli, Enrique y Julio José.
Si toca analizar la figura de Preysler, no cabe duda de que su mayor proeza es haber mantenido su trono de reina de corazones durante casi medio siglo, un estatus social que comenzó a afianzar una vez que se casó con el cantante de
Soy un truhán
en 1971.
Desde entonces, Isabel ha sabido suscitar interés en el gran público, siempre con un halo de misterio, pero también despertando la admiración de muchos gracias a su impoluta imagen.
A lo largo de su vida, varios han sido los cirujanos que han cincelado su rostro
, hasta el punto de que la mujer que a le dijo
sí, quiero
a Julio Iglesias hace más de cuatro décadas parece otra que la que acapara ahora las portadas de
¡Hola!
.
Son incontables los retoques que se ha realizado
, ya que sólo su nariz acumula un total de siete. El primero en operársela fue el fallecido Benito Vilar Sancho, el cirujano de cabecera de los Martínez-Bordiú -también el de la Nietísima-, aunque posteriormente probó con el reputado doctor Baker, quien estuvo abriendo su quirófano de Nueva York a famosas de todo el planeta durante 40 años.
El último al que ha recurrido Isabel es el doctor Juan Peñas, el mismo que ha esculpido magistralmente a Elsa Pataky, además de poner a punto a Mariló Montero, Naty Abascal o Eugenia Martínez de Irujo.
Peñas fue quien le hizo a Preysler su último
lifting
hace tres años y es el que le pincha la cara habitualmente para que luzca radiante.
Los milagros del bisturí no tendrían igual resultado si la filipina no cuidara tanto su rostro y de su cuello.
Para ello, acude, entre dos y tres veces al mes, a la consulta de la bioquímica iraní Massi Massumeh y su hija Nasrin. Son las mismas que velan por el cutis de la Reina Letizia, Noor de Jordania, Marta Ortega y Cristiano Ronaldo a base de unas cremas al alcance de pocos.
Por ejemplo,
uno de los tratamientos a los que se somete Isabel, el
Caviar & Diamond angiaging cream
, cuesta 426 euros
.
No obstante, sus visitas a Massumeh le salen completamente gratis.
El mismo privilegio disfruta Preysler -el de no pagar- cada vez que ve a Maribel Yébenes, que posee otro de los salones de belleza y estética más frecuentados por VIPs de la capital (Naty Abascal, Cari Lapique, Boris Izaguirre, Marta Sánchez...).
Según contó la propia reina de corazones a LOC meses atrás, hace cinco años que prescindió del doctor Christian Chams y de sus codiciados cócteles de vitaminas.
Además, Isabel se pone en manos de otro gran especialista para tratar su pelo fosco.
Es el doctor Pedro Jaén, el mismo dermatólogo de Letizia, quien se enfrenta a sus problemas capilares:
le inyecta plasma de la propia sangre de la
socialite
en su coronilla, donde tiene cierta falta de pelo
.
Por otro lado, la encargada de mantener su boca es la dentista Silvia Barragán, en la que también confía Vicky Martín Berrocal, aunque ha pasado por otros odontólogos. Ahora la novia de Mario Vargas Llosa muestra una sonrisa blanca nuclear gracias a sus coronas de disilicato de litio, pero no hay más que tirar de hemeroteca para encontrar imágenes suyas de los 90 en las que sus dientes lucían amarillentos y no tan perfectos.
Lo de cuidarse tanto por fuera como por dentro es algo que Isabel ha aprendido a lo largo de sus más de 45 años acaparando portadas de revistas.
Es más, llama un
personal trainer
para seguir una tabla de ejercicios que, básicamente, consisten en andar, subir y bajar escaleras, coger pequeñas pesas y trabajar su cuerpo en la piscina.
Eso sí, desde que la operaron de cervicales hace más de quince años, sólo puede nadar de espaldas.
"Tengo un entrenador que me obliga a hacer deporte durante 45 minutos, porque no creas que me encanta"
, reconoció Preysler a LOC.
Es Blas Latorre es quien se ocupa de que ella cumpla con su rutina de ejercicios con dos visitas a la semana a Villa Meona.
A estas sesiones deportivas también se suman habitualmente el premio Nobel y Tamara Falcó.
Hay un tercer día a la semana que Isabel recibe en su casa a Prado Martín, quien le pone el famoso chaleco de electroestimulación Miha Bodytech con el que se activan hasta 300 músculos simultáneamente.
Son sesiones de 20 minutos que equivalen a tres horas de trabajo en el gimnasio y que salen a 35 euros cada una.
La filipina
también sigue la dieta macrobiótica
.
Aunque prima la ingesta de verduras, frutas y cereales, ella también come pequeñas proporciones de carne y pescado.
Todos estos platos se los prepara la cocinera que trabaja en Villa Meona, Ramona, quien, además se encarga de las tartas y los dulces que saborea toda la familia.
Cierto es que Preysler se controla con la repostería, pero, "golosa" confesa, se pierde con el chocolate negro.
Tamara Falcó ya culpó a Ramona de su aumento de peso antes de que le diagnosticaran sus problemas de tiroides.
Otra de las características que distingue a Isabel de muchos otros personajes del corazón es su elegancia.
La
socialite
tiene acceso a los vestidos de las mejores firmas
y Cristina Reyes es quien la asesora ante sus salidas públicas.
Se trata de la misma estilista que conseja a otros rostros habituales de
¡Hola!
como sus hijas Tamara y Ana; Amaia Salamanca -Cristina vistió a la actriz de Pronovias en los últimos Goya-; Paloma Cuevas; Alejandra de Silva, la novia gallega de Richard Gere o Sassa de Osma.
Si Preysler deslumbró en la apertura de la tienda neoyorquina de Porcelanosa en 2015 con el vestido de Alfredo Villalba -confeccionado con cristales de Swarovski- o si brilló con el diseño de Naeem Khan en la edición de los Goya de 2016 es gracias a Cristina Reyes. La estilista le cobra 500 euros por cada aparición social, aunque el precio para sus clientes no habituales oscila entre los 750 y los 1.000 euros.
Del tema de peluquería se encarga Lola Viraz, que maquilla y peina a Isabel en sus actos públicos por 1.500 euros.
Ésta no ofrece ningún privilegio a las
celebrities
, así que, sí, el dinero lo desembolsa íntegramente la filipina.
En otras ocasiones, la novia de Vargas Llosa también recurre al peluquero Ramón Ríos y al maquillador Javier Montenegro.
Cada vez que reclama sus servicios les paga 400 y 300 euros respectivamente.
Los mejores tratamientos de estética, los vestidos de exclusivas firmas y los maquillajes más milagrosos no garantizan salir perfecta en las exclusivas.
Por ello,
Preysler controla absolutamente todo el proceso de sus sesiones de fotos
para
¡Hola!
.
No sólo escoge el lugar que ocupan sus acompañantes -como sucede en cada cena de Porcelanosa en el Palacio de Buckingham- o selecciona las imágenes que terminan publicadas, sino que también indica qué zonas han de llevar Photoshop.
Últimamente, Isabel confía en el fotógrafo de belleza Antonio Terrón, aunque su colaborador habitual con su revista de cabecera durante años haya sido Pepe Botella. Son los mismos los que ponen su equipo técnico para retocar digitalmente las instantáneas.
La
socialité
no se puede permitir que una desafortunada fotografía pueda dañar la imagen que tanto cuida y que tanto le cuesta mantener a sus recién cumplidos 66 años. Larga vida a la reina de corazones.
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