Oskar Gröning, de 96 años, fue condenado en 2015 a cuatro años de cárcel por complicidad en el asesinato masivo cometido en el campo de exterminio nazi.
Oskar Gröning, más conocido como “el contable de
Oskar Gröning, más conocido como “el contable de Auschwitz” parece dispuesto a pelear hasta su muerte. Con 96 años, el hombre al que se considera cómplice de la muerte de 300.000 personas, ha recurrido al constitucional alemán la sentencia que le ordena cumplir una pena de cárcel de cuatro años. Gröning, uno de los pocos criminales nazis que aún siguen vivos, argumentó en su recurso, que su ingreso en prisión violaría su “derecho a la vida”.
Fue en 2015 cuando la justicia alemana le condenó en una sentencia histórica a cuatro años de cárcel, pero Gröning, había batallado desde entonces en los tribunales alegando que su frágil salud le impedía ingresar en prisión. El pasado noviembre un juez desestimó el recurso y ordenó el cumplimiento de la pena.
” parece dispuesto a pelear hasta su muerte.
Con 96 años, el hombre al que se considera cómplice de la muerte de 300.000 personas, ha recurrido al constitucional alemán la sentencia que le ordena cumplir una pena de cárcel de cuatro años. Gröning, uno de los pocos criminales nazis que aún siguen vivos, argumentó en su recurso, que su ingreso en prisión violaría su “derecho a la vida”.
Fue en 2015 cuando la justicia alemana le condenó en una sentencia histórica a cuatro años de cárcel, pero Gröning, había batallado desde entonces en los tribunales alegando que su frágil salud le impedía ingresar en prisión.
El pasado noviembre un juez desestimó el recurso y ordenó el cumplimiento de la pena.
Las personas nos aferramos siempre a la vida. Los asesinos igual.
No creo que se olviden de las atrocidades que hicieron, no lo creo, en su contexto lo sabrían y ahora que le queda poco ya de estar en este mundo no recordará las atrocidades que cometieron.
Recuerdo un artículo sobre los supervivientes de Auschwitz”que se reencontraron en el mismo lugar, lo escribió Semprún, y aunque las penurias les había pasado factura a su salud, se reian y abrazaban, como colegas de un tiempo no muy lejano. Semprún tenía muy mal sus huesos pero su cara era de felicidad, eso nos lleva a pensar que la vida la valoramos y nos hace felices y la muerte sentenciada es algo no natural.
No se podrá perdonar nunca lo que hicieron los nazis, pero lo hicieron y podrán volver....nos lo demuestra dia a dia la sangre de los terroristas que te dejan sin vida en un juego sin razón.
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