Una reclamación judicial rescata la relación del pintor con la familia de Luis Miguel Dominguín y la obra que les regaló.
Una tata, una estrella mundial del arte, unos niños y su mamá son los protagonistas de esta historia en la que el pasado ha acabado atrapando al presente por un quítame allá ese dibujo.Corrían los primeros años sesenta y La Reme, Picasso, Miguel, Lucía y Paola Dominguín y Lucía Bosé conformaban una familia bien avenida.
Mientras, Luis Miguel Dominguín recorría los hoteles y las plazas de España y América rompiendo corazones de mujeres y espinazos de toros bravos.
Ya hacía años que Pablo Picasso era casi como uno más del clan Dominguín-Bosé.
El artista más influyente y cotizado de la época había conocido al matrimonio del matador guapo y la actriz de ojos de gata en 1958, tras una corrida en Arlés y por mediación del escritor y cineasta francés Jean Cocteau, a su vez amigo de Picasso.
Se hicieron íntimos y, de hecho, el artista acabó convertido en el padrino de la pequeña Paola (que, de haber sido chico, se habría llamado Pablo).
Lucía Bosé se convirtió, así, en lo que Pablo J. Rico La Casa denominó en su libro Picasso & Dominguín: arte y amistad “un ángel entre dos minotauros ensimismados”.
Se hicieron íntimos y, de hecho, el artista acabó convertido en el padrino de la pequeña Paola (que, de haber sido chico, se habría llamado Pablo). Lucía Bosé se convirtió, así, en lo que Pablo J. Rico La Casa denominó en su libro Picasso & Dominguín: arte y amistad “un ángel entre dos minotauros ensimismados”.
PUBLICIDAD
Picasso adoraba a Lucía Bosé y admiraba a Dominguín (“Me hubiera gustado ser Dominguín: eso sí que es arte”, dijo una vez el pintor sobre el torero, que se separó de Lucía Bosé en 1967 y murió en 1996).
Aquella amistad forjó lazos profundos entre Picasso y Jacqueline Roque, su novia de entonces, con los Dominguín, que también solían visitar a la pareja en su mansión de La Californie, cerca de Cannes.
También forjó una pequeña pero valiosísima colección privada de arte: cerámicas, objetos, juguetes, pinturas y dibujos regalados a los padres o a los niños fueron conformando poco a poco aquel pequeño tesoro familiar. Y eso incluyó a La Reme.
En febrero de 1963, Picasso obsequió a la entrañable tata con un dibujo dedicado y titulado La Chumbera.
Representaba a una mujer con siete piernas y dos brazos poderosos de los que pendían dos grandes pescados: todo un homenaje a la mujer trabajadora y, en concreto, a aquella mujer para todo que había visto nacer y crecer a los pequeños Miguel, Lucía y Paola.
Remedios T. M. conservó aquel dibujo hasta su muerte, acaecida en 1999.
Pero en 2008, Lucía Bosé sacó a subasta en Christie's de Londres toda su colección Picasso, incluida La Chumbera, que alcanzó un precio de 198.607 euros.
Según su versión de entonces, los beneficios fueron a parar a sufragar los gastos del Museo de los Ángeles que ella misma había fundado ocho años antes en una vieja fábrica de harinas de la localidad segoviana de Turégano.
El museo cerró sus puertas en 2007.
El caso es que Lucía Bosé omitió, u olvidó, o no creyó necesario dar cuenta de aquella venta a las herederas de la tata Reme, dos sobrinas que ahora han hecho valer sus derechos.
Conclusión: la Fiscalía Provincial de Madrid acaba de pedir dos años de cárcel para Lucía Bosé por apropiación indebida, y la restitución de los casi 200.000 euros de la venta del dibujo a las —según ellas— legítimas destinatarias en concepto de responsabilidad civil.
A todo ello se opone la versión de los Bosé. Un portavoz de la familia sostiene que Remedios T. M. regaló el dibujo de La Chumbera a Miguel Bosé.
Eso no es todo.
Uno de los cinco sobrinos de La Reme intervino el jueves en El programa de Ana Rosa de Telecinco y arremetió contra sus dos hermanas que, aseguró, “son personas que siempre han ido a sacar el dinero escarbando”.
También añadió que el trato de la familia Bosé hacia su tía había sido siempre exquisito, y que la apertura de este proceso judicial se debía tan solo a “una venganza de mi hermana Manoli contra los Bosé por su despido”.
Y es que una de las hermanas que ahora litigan contra Lucía Bosé por la venta de La Chumbera trabajó durante 15 años en casa de Miguel Bosé.
El cantante acabó despidiéndola, siempre según la versión de Felipe, el sobrino de Remedios T. M., “porque se le fue la mano y la echaron al mes de morir mi tía”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario