La exesposa del aristócrata Carlos Fitz-James Stuart acusa al que fue su psiquiatra de abuso sexual.
El duque de Alba y Matilde Solis.GETTY
Este lunes, que se cumple el tercer aniversario de la muerte de la
duquesa de Alba, Matilde Solís, la mujer que estaba llamada a llevar
este título por su matrimonio con el hijo mayor de la aristócrata vuelve
a la actualidad.
"Sufrí abusos sexuales”, ha denunciado, la exesposa
de Carlos Fitz-James Stuart,
apuntando públicamente a Javier Criado, su psiquiatra durante muchos
años.
Tímida y discreta, a sus 54 años, la aristócrata se decidía a
denunciar el calvario que dice vivió a través de las redes sociales.
Según su relato, unos años oscuros que incluso, como ella misma ha
reconocido, la llevaron a un intento de suicidio. Matilde Solís ha sido
una más de la veintena de mujeres que han acusado al especialista pero
su nombre es el que más se ha escuchado, el que ha dado eco a este caso
en los medios de comunicación.
El especialista lo niega todo.
“Ha
sido muy valiente”, asegura una amiga que prefiere mantenerse en el
anonimato. Quienes conocen a Mati, como la llaman sus familiares y
amigos, coinciden en definirla como una persona “extremadamente
discreta”. Es la décima de 11 hermanos, hija de los marqueses de la
Motilla. Se crio bajó una estricta educación, supervisada por su madre,
Isabel Martínez Campos, mujer de profundas convicciones religiosas y
miembro del Opus Dei. Solís estudió en el elitista colegio Entreolivos
de Sevilla. Desde joven se inclinó por el mundo del arte y mostró como
buena andaluza su pasión por las sevillanas y la Semana Santa. También
desde muy joven tuvo que luchar contra sus estados de ánimo. Matilde
Solís cayó en una fuerte oscuridad que la empujó a buscar la ayuda de
Javier Criado. “Llegué a su consulta con 22 o 23 años, metida en una
fuerte depresión, vulnerable, maleable. Con los límites de lo moral
borrosos y otros problemas añadidos”, relató hace dos años.
Matilde Solís y el actual duque de Alba, en 2002 cuando estaban casadosGTRESONLINETres años después del inicio de esa pesadilla, Solís contrajo matrimonio
con el primogénito de la duquesa de Alba en una ceremonia, celebrada en junio de 1988 en la Catedral de Sevilla.Con esta boda se unían dos grandes apellidos los Alba y los Solís, una
de las sagas de banqueros más adineradas de Navarra y Andalucía. El
padre de la novia, Fernando de Solís-Beaumont y Atienza, fue presidente
del Banco de Andalucía, consejero del Banco Popular y miembro de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla. Tras el enlace, el matrimonio se
trasladó a vivir al Palacio de Liria en Madrid y poco después a una casa
en la lujosa urbanización Montepríncipe, a las afueras de la capital,
por los problemas que tenía Solís para adaptarse a su nueva vida. “Intentaba venir a Sevilla siempre que podía, era su refugio”, comenta
su amiga.Tres años después del inicio de esa pesadilla, Solís
contrajo matrimonio con el primogénito de la duquesa de Alba en una
ceremonia, celebrada en junio de 1988 en la Catedral de Sevilla.
Con esta boda se unían dos grandes apellidos los Alba y los Solís, una
de las sagas de banqueros más adineradas de Navarra y Andalucía. El
padre de la novia, Fernando de Solís-Beaumont y Atienza, fue presidente
del Banco de Andalucía, consejero del Banco Popular y miembro de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla. Tras el enlace, el matrimonio se
trasladó a vivir al Palacio de Liria en Madrid y poco después a una casa
en la lujosa urbanización Montepríncipe, a las afueras de la capital,
por los problemas que tenía Solís para adaptarse a su nueva vida.
“Intentaba venir a Sevilla siempre que podía, era su refugio”, comenta
su amiga.
Matilde Solís, en una calle de Madrid en septiembre de 2015.Getty Images
Durante algo más de una década de matrimonio, Solís nunca
mostró un perfil propio de quien estaba llamada a heredar el título de
duquesa de Alba. “Era un papel que le pesaba mucho. Le incomodaba ser un
personaje conocido, acudir a eventos,…”, apuntan personas de su círculo
de amigos. Muestra de ello fueron las pocas apariciones públicas de la
pareja. El nacimiento de sus hijos, Fernando y Carlos,
dio oxígeno a su día a día, pero no evitó uno de sus episodios más
duros. En 1999, Matilde Solís se disparó con una escopeta de caza y
quedó gravemente herida. En aquel entonces lo sucedido se maquilló como
un “accidente doméstico”. Ella ha hablado así de ese momento: “Criado
me llamó por teléfono pocos días antes de mi intento de suicidio. Hizo
mención a tres temas en concreto que desencadenaron en mi cabeza la
absoluta desesperación”.Un año después del disparo el matrimonio se separó. La
aristócrata recuperó su ansiado anonimato y poco tiempo después rehizo
su vida con Borja Moreno-Santamaría, con quien se casó tras quedarse
embarazada pero la relación no funcionó. La pareja se rompió a los
cuatro años y comenzó otra oscura travesía repleta de demandas y un
paseo de su exmarido por un plató de televisión para airear los trapos
sucios. La última aparición pública de Matilde Solís fue hace ahora tres años durante el funeral de la duquesa de Alba. Acudió con sus hijos Fernando, heredero ahora del título de duque de Alba, y Carlos. Con ambos mantiene una excelente relación como con el padre de estos. En la causa contra el llamado psiquiatra de la jet set,
la abogada de la denunciante que sigue adelante -las otras causas
fueron archivadas por estar prescritas- ha pedido que se tengan en
cuenta los testimonios del resto de mujeres. De aceptarse, quizás Solís
tenga que volver a rememorar una difícil etapa. “Las mujeres que han
dado su testimonio, me han dado mucha fuerza. Que se avergüence el
psiquiatra. Yo no lo haré más”, reconoció la semana pasada quien no
quiso ser duquesa de Alba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario