Un Blues

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7 nov 2017

Arturo Pérez-Reverte: “La novela histórica te ayuda a estar prevenido”

El escritor recibe el Premio Barcino del género, que otorga el Ayuntamiento de Barcelona, con un elogio de la lectura.

Arturo Pérez-Reverte en el acto de entrega del Premio Barcino de Novela Histórica en el Ayuntamiento de Barcelona.
Arturo Pérez-Reverte se revistió ayer de Walter Scott y Alejandro Dumas al recibir el Premio Internacional de Novela Histórica Barcino que otorga el Ayuntamiento de Barcelona en el marco del festival anual de esta especialidad literaria y que en su quinta edición ha recaído en el escritor.
 En su discurso de recepción, en el Saló de Cent, Pérez-Reverte repasó sus orígenes como lector, hizo un hermoso elogio de la lectura, recordó a sus autores iniciáticos y favoritos de novela histórica y subrayó cómo el género ayuda a entender la historia y a transitar por la vida, contribuyendo a que estés “prevenido”, un concepto muy perezrevertiano.
En el enorme e historiado salón del Ayuntamiento, forrado de madera, piedra y grandes colgaduras cuatribarradas, resonaron las palabras castellanas de Pérez-Reverte, graves, pese a sus ironías, y teñidas de su tan característico discurso existencial sobre la naturaleza hostil del mundo, un discurso que él negó que fuera pesimista, sino realista. 
La actualidad, que no surgió por ninguna parte en el acto, parece darle la razón.
Habló el premiado de la suerte que tuvo de nacer en una casa con biblioteca grande y de haber crecido entre libros.
 De cómo las palabras explicaron las imágenes de las ilustraciones y láminas que conoció primero; 
de las ediciones de Scott, Dumas, Victor Hugo, Defoe, que cayeron en sus manos de niño. 
“A los ochos años me convertí en lector, descubrí a Alejandro Dumas y que en el cuadro de La rendición de Breda de Velázquez lo importante no era Spínola sino los que estaban detrás y aguantaban las lanzas, los que recibían los golpes y hacían el trabajo, aquellos a los que tapaban los generales, los caballos y las banderas. 
 Leyendo, y con el cine, puse vida a aquellos viejos grabados de los libros de mi abuelo”.
Con la novela histórica, continuó, “aprendí que la historia no era mero divertimento, sino que ayudaba a comprender el presente”. Luego, “al volver a Madrid de una guerra larga y difícil, decidí escribir una novela que hablara del presente, de lo que había visto, pero a través de la historia”.
 Era 1986 y esa novela fue El húsar.
Precisamente con las aventuras del joven húsar napoleónico Frederic Glúntz, protagonista de la novela, inició la loa del premiado el encargado de hacerla, el escritor y periodista Sergio Vila-Sanjuán, que realizó un recorrido por las novelas históricas de Pérez-Reverte y consideró al autor responsable de que la historia apareciera en la nueva narrativa española tras años de amnesia. Acabó pidiéndole al autor que una próxima novela de Falcó, su nueva serie, transcurra en Barcelona.
Por su parte, Fèlix Riera, comisario del festival Barcelona Novela Histórica, recordó que éste (hasta el día 11) está dedicado a la condición humana, y puso como ejemplo de gran novela del género Hombres buenos.
El acto del premio sirvió para ver juntos a Pérez-Reverte y al teniente de alcalde de Cultura Jaume Collboni, que presidió la entrega, aunque hubiera tenido más morbo que acudiera cual Angélica de Alquéizar la alcaldesa Ada Colau, con la que podrían haber saltado chispas, dadas las posiciones dispares que Pérez-Reverte y ella mantienen en varios asuntos.

Antes del acto, Collboni y Pérez-Reverte hablaron de la caída en la venta de libros, que el escritor, sacándo impulsivamente el suyo del bolsillo, achacó al móvil (aunque el de él es de los que parecen un mando de garaje) y a que la gente, deploró, se pasa el día escribiendo y leyendo mensajes.
 Luego, en el acto, Collboni, que destacó la vocación literaria de Barcelona y pronosticó que los momentos actuales serán material en el futuro para la novela histórica (ya lo son evidentemente para la policiaca), alabó al escritor y hasta pareció transmutarse en el mismísimo capitán Alatriste, para lo cual tiene planta, al recordar el inicio de sus aventuras:
 “No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pera era un hombre valiente”.

Hay que agradecer al Premio Barcino y al jurado que lo concede, que, galardonando a Arturo Pérez-Reverte, hayan puesto el foco sobre el escritor como gran autor de novela histórica, algo que es tan evidente que a menudo se pasa por alto.

En su veredicto, unánime, el jurado, compuesto por Òscar López, Care Santos, Sergi Doria, Enric Calpena y el propio Riera, recuerda cómo con Pérez-Reverte “aprendimos nuestras primeras filigranas de esgrima con el maestro Jaime Astarloa en el Madrid del XIX, luchamos brazo a brazo con el capitán Alatriste en los tercios del XVII, nos vimos asediados por los franceses en Cádiz en 1812 o viajamos a París en busca de los 28 volúmenes de la Encyclopédie”.

Es decir todo lo que hemos disfrutado con el Pérez-Reverte que nos ha llevado de la mano por la enorme aventura de la historia.

 

 

 

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