Hablamos con Esther Perel, autora del libro 'State
of Affairs: Rethinking Infidelity', que lleva años investigando qué
lleva a las mujeres a ser infieles a sus parejas.
Perel apunta en su libro que la infidelidad por parte de mujeres ha aumentado.
Foto: Getty
Dos libros de reciente y próxima publicación abordan y revisan este otoño el tema de la infidelidad. State of Affairs: Rethinking Infidelity, de la psicoterapeuta belga, Esther Perel y The Secret Life of the Cheating Wife: Power, Pragmatism and Pleasure in Women’s Infidelity,
firmado por la socióloga estadounidense Alicia Walker, y que saldrá a
la luz en noviembre, en EEUU. De momento, ninguno de los dos tiene
todavía fecha de edición en España. La infidelidad es un concepto cambiante, que se actualiza y renueva periódicamente como un catálogo de Ikea. Una de las prácticas que más partido ha sacado de la era digital. Si como dice Perel en su charla Ted sobre el tema,
engañar a la pareja es el único pecado que, según la Biblia, se puede
cometer dos veces (de obra y de pensamiento); ahora puede conjugarse en
numerosos tiempos y modos, que van desde apuntarse secretamente a una
web de contactos y mantener charlas calientes con desconocidos hasta
darse un simple masaje con final feliz.
Lo cierto es que, como apunta Perel en su libro –que ha escrito tras pasarse 10 años viajando por el mundo y hablando con hombres y mujeres infieles–, desde
1990 la tasa de féminas que han engañado a sus maridos ha aumentado un
40%, mientras que la de los varones parece mantenerse al mismo nivel. Algo que, según esta escritora explica a S Moda,
“no tiene fácil respuesta, aparte del auge de los anticonceptivos, la
mayor autonomía económica de la mujer y el fin del miedo al divorcio,
con leyes que obligan a los maridos a contribuir al mantenimiento de los
hijos. Pero, para saber los motivos reales de este incremento, las
mujeres tendrían que estar al mismo nivel que los hombres y eso no ha
ocurrido todavía. La sociedad sigue penando más el adulterio femenino
que el masculino. De hecho, todavía hay nueve países en el mundo en los que a la mujer infiel se la castiga con la pena de muerte, mientras que para justificar el engaño del hombre hay toda una serie de teorías evolutivas y biológicas que lo explican”.
La autora Esther Perel.
Las viejas ideas que sostenían que ellos buscan la aventura, el vértigo y
un paréntesis a la aburrida vida conyugal en una cana al aire; mientras
que ellas persiguen el amor, no son ya esgrimidas por casi nadie.
Menos
por Alicia Walker, que tras hablar con 40 mujeres que habían engañado a
sus parejas, ha llegado a la conclusión de que la mayoría de ellas lo
hace por razones meramente sexuales. “Casi todas mis
entrevistadas provenían de matrimonios sin sexo o de relaciones sexuales
pobres, sin orgasmos”, comenta Walker a S Moda.
“En otras palabras, no
obtenían la frecuencia ni la calidad sexual que deseaban”.
Los medios de comunicación en EEUU han relacionado la creciente
infidelidad femenina con el hecho de que las mujeres trabajan más en
casa que los hombres, todavía no hay un reparto equitativo de las tareas
y lograr la igualdad en este asunto podría ser, en cierta manera, un
intento por equilibrar la balanza en otros aspectos.
Pero Walker parece
escéptica con esta teoría y con las estadísticas y se pregunta, “a lo
mejor, más que haber aumentado los casos de infidelidad en mujeres, lo
que ocurre es que muchas que antes no se atrevían a admitirlo empiezan
ahora a reconocerlo, en parte amparadas en el anonimato de las encuesta
que se hacen en la red.
La mayoría de los sujetos de mi muestra
reconocían que amaban a sus maridos y querían permanecer en pareja, pero
estaban cansadas de no obtener lo que buscaban en el terreno erótico.
Tener un affaire era una manera de satisfacer sus deseos,
pero también de salvar su matrimonio porque si permanecían
insatisfechas, tal vez acabarían abandonando a su pareja por otra más
competente sexualmente”.
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