La música española se declara “víctima de fraude” por la SGAE
Más de 150
músicos, entre ellos Alejandro Sanz, Pablo Alborán, Juanes, Amaral,
Rosendo, Dani Martín, Santiago Auserón, Kiko Veneno y Malú, firman un
manifiesto para que el Ministerio de Cultura les ampare.
Tommaso Koch
Desde la izquierda, Rosendo, Eva Amaral, Alejandro Sanz y Pablo Alborán. Los grandes músicos del pop se declaran en bloque “víctimas de fraude”
por la entidad que les representa: la Sociedad General de Autores y
Editores (SGAE). Alejandro Sanz, Pablo Alborán, Antonio Orozco, Dani
Martín, Malú, Juanes, Amaral, Rosendo, Santiago Auserón, Vanesa Martín,
Rosario Flores, Eliseo Parra, Rosana, Antonio Carmona, Siniestro Total,
Los Ilegales, Rosa León y decenas más de artistas españoles hasta cerca
de 150 voces han firmado un manifiesto, al que ha tenido acceso EL PAÍS,
en el que piden el amparo urgente del Ministerio de Cultura “para
evitar el uso de la sociedad como instrumento fraudulento” tras el caso de la rueda ,
una trama por la que varios miembros de la entidad aliados con las
cadenas de televisión ingresan millones de euros por los derechos de
autor de canciones con falsos arreglos emitidos en programas nocturnos . “Las actuaciones llevadas a cabo por la justicia
se dirigen únicamente contra los causantes de los delitos de estafa,
fraude o administración desleal; en ningún caso a la generalidad de los
autores, cuya imagen no se debe en absoluto desprestigiar. Orientamos
nuestra petición a las autoridades y al Ministerio de Cultura,
invitándolos a que actúen contra las malas prácticas llevadas a cabo,
atendiendo a su obligación de tutela sobre la SGAE”, señala el texto. Para ello, dicen los firmantes, es “necesaria la modificación de los
actuales estatutos”. Fuentes del Ministerio de Cultura han confirmado a
este periódico que preparan una reunión con una representación de los
artistas. El manifiesto, titulado En defensa de nuestros derechos, viene
respaldado por siete asociaciones de autores y compositores españoles.
La Coalición Autoral (COA), que fue creada para proteger a los autores
ante la falta de transparencia de la SGAE, ha sido el principal motor
para elaborar este texto y unir a los músicos en la causa. “El colectivo
de autores hemos sido víctimas de una estafa. Nuestros ingresos se han
visto mermados porque el reparto ha sido desviado de una manera fraudulenta . Todo esto ha ocurrido porque la SGAE lo ha permitido y desvirtúa la
representación social”, asegura Patacho Recio, fundador del grupo
Glutamato Ye-Yé y miembro de COA y la Junta de Autores de Música (JAM). Según el auto del juez Ismael Moreno, que puso en marcha una
investigación policial, la rueda generó un fraude de más de 100 millones
de euros entre 2006 y 2011. Esto en un contexto en el que los ingresos
de la sociedad no han parado de bajar desde 2012, situando la
recaudación en 239 millones en 2016. EL PAÍS ya adelantó en julio la rebelión de los músicos .
Más de 25 destacados artistas pedían una refundación de la SGAE y
también solicitaban al Ministerio de Cultura su intervención.
Algunos de
ellos como Kiko Veneno, Leiva, Fito, Quique González, Izal, Depedro y
Sabino Méndez se incluyen también en este manifiesto abierto a la
incorporación del resto del gremio de los músicos, que constituyen el
82,3% de los 120.842 socios de la SGAE y generan al menos un 70% de sus
ingresos.
En este sentido, el manifiesto es una radiografía
generacional de la música española en todos sus frentes.
Se incluyen
algunos de los músicos más recaudadores del negocio como Pablo Alborán,
Malú, Fito, Antonio Orozco, Vanesa Martín, Leiva, Juanes, Dani Martín,
Amaral, Niña Pastori, Melendi, Pablo López, India Martínez o Bebe. En
este grupo, mención especial tiene Alejandro Sanz, que respaldó el
primero la iniciativa de la COA y gestionó la incorporación de algunos
de los nombres más conocidos. También aparecen músicos de un gran valor
simbólico por su dilatada trayectoria como Rosendo, Santiago Auserón,
Kiko Veneno, José María Guzmán, Eliseo Parra, Jorge Martínez de
Ilegales, Julián Hernández de Siniestro Total, José María Cano de
Mecano, Jaume Sisa, José Ignacio Lapido, Rosario Flores, Marta Sánchez,
Antonio Carmona de Ketama o Rosa León, célebre por sus canciones
infantiles.
La variedad también se ve en firmantes como el productor
Javier Limón; primeros espadas del rock duro con miembros de Asfalto, Boikot, Reincidentes y Extremoduro y del indie
como Fernando Alfaro, Francisco Nixon, Love of Lesbian y Second;
destacados compositores como José Abraham y Juan Mari Montes Gonzalo;
autores sinfónicos como Consuelo Díez; y músicos más subterráneos como
Íñigo Coppel, Pablo Martín y Pedro Víllora.
El manifiesto expone otros objetivos como “la atribución
equitativa y proporcional de los derechos acorde con las aportaciones de
cada autor”.
Con canciones inaudibles en residuales programas de tarot
emitidos de madrugada o la existencia de autores irreales entre
familiares y testaferros, la perversión del sistema es total con la
rueda.
“Necesitamos una reforma urgente del sistema de repartos y que
los derechos de autor provenientes de televisiones se haga de una forma
justa y se ajuste a los niveles de audiencia”, apunta Patacho.
También se pide una reforma en la representación,
“facilitando el derecho a voto a un mayor número de socios”.
El voto
ponderado -que permite que cuanto más dinero recaude un autor más votos
acumula- mantiene blindada a la cúpula de la sociedad, auspiciada, según
el auto judicial, por los socios conchabados con las televisiones y que
tienen ingresos mayores que los grandes superventas de la música
española.
“No tiene sentido que menos del 20% de los socios tengan
derecho a voto.
Tampoco que la mitad de ese 20% tenga el voto asocial,
que es un voto que se da y se quita y que no tiene en cuenta una serie
de consideraciones como el trabajo histórico de un autor”, comenta
Patacho.
Algunos artistas y asociaciones, que han acudido al despacho
MA Abogados para el asesoramiento jurídico de este manifiesto, van a
personarse en la Audiencia Nacional como acusación.
Exigirán, como
recoge el manifiesto, “la devolución de las cantidades presuntamente
defraudadas”.
Los músicos ya no solo gritan basta: han pasado a la acción.
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