Más de 150 músicos, entre ellos Alejandro Sanz, Pablo Alborán, Juanes, Amaral, Rosendo, Dani Martín, Santiago Auserón, Kiko Veneno y Malú, firman un manifiesto para que el Ministerio de Cultura les ampare.
Tommaso Koch
Algunos de ellos como Kiko Veneno, Leiva, Fito, Quique González, Izal, Depedro y Sabino Méndez se incluyen también en este manifiesto abierto a la incorporación del resto del gremio de los músicos, que constituyen el 82,3% de los 120.842 socios de la SGAE y generan al menos un 70% de sus ingresos.
En este sentido, el manifiesto es una radiografía generacional de la música española en todos sus frentes.
Se incluyen algunos de los músicos más recaudadores del negocio como Pablo Alborán, Malú, Fito, Antonio Orozco, Vanesa Martín, Leiva, Juanes, Dani Martín, Amaral, Niña Pastori, Melendi, Pablo López, India Martínez o Bebe. En este grupo, mención especial tiene Alejandro Sanz, que respaldó el primero la iniciativa de la COA y gestionó la incorporación de algunos de los nombres más conocidos. También aparecen músicos de un gran valor simbólico por su dilatada trayectoria como Rosendo, Santiago Auserón, Kiko Veneno, José María Guzmán, Eliseo Parra, Jorge Martínez de Ilegales, Julián Hernández de Siniestro Total, José María Cano de Mecano, Jaume Sisa, José Ignacio Lapido, Rosario Flores, Marta Sánchez, Antonio Carmona de Ketama o Rosa León, célebre por sus canciones infantiles.
La variedad también se ve en firmantes como el productor Javier Limón; primeros espadas del rock duro con miembros de Asfalto, Boikot, Reincidentes y Extremoduro y del indie como Fernando Alfaro, Francisco Nixon, Love of Lesbian y Second; destacados compositores como José Abraham y Juan Mari Montes Gonzalo; autores sinfónicos como Consuelo Díez; y músicos más subterráneos como Íñigo Coppel, Pablo Martín y Pedro Víllora.
Con canciones inaudibles en residuales programas de tarot emitidos de madrugada o la existencia de autores irreales entre familiares y testaferros, la perversión del sistema es total con la rueda.
“Necesitamos una reforma urgente del sistema de repartos y que los derechos de autor provenientes de televisiones se haga de una forma justa y se ajuste a los niveles de audiencia”, apunta Patacho.
También se pide una reforma en la representación, “facilitando el derecho a voto a un mayor número de socios”.
El voto ponderado -que permite que cuanto más dinero recaude un autor más votos acumula- mantiene blindada a la cúpula de la sociedad, auspiciada, según el auto judicial, por los socios conchabados con las televisiones y que tienen ingresos mayores que los grandes superventas de la música española.
“No tiene sentido que menos del 20% de los socios tengan derecho a voto.
Tampoco que la mitad de ese 20% tenga el voto asocial, que es un voto que se da y se quita y que no tiene en cuenta una serie de consideraciones como el trabajo histórico de un autor”, comenta Patacho.
Algunos artistas y asociaciones, que han acudido al despacho MA Abogados para el asesoramiento jurídico de este manifiesto, van a personarse en la Audiencia Nacional como acusación.
Exigirán, como recoge el manifiesto, “la devolución de las cantidades presuntamente defraudadas”.
Los músicos ya no solo gritan basta: han pasado a la acción.
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