Así como es de ancestral la paella lo es también la tenacidad de la educación machista.
El verano ha variado, y no solo por el cambio climático.
Antes, excepto los partidos de fútbol amistosos, no pasaba casi nada en estos meses perezosos y ahora no pasa un día en que no te levantes con un golpe de calor o un sobresalto, como la impactante muerte del señor Blesa, el expresidente de Caja Madrid, por un tiro de escopeta en el garaje de una finca de caza.
Se diría que apostar por la corrupción tiene un precio.
El señor Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, se había acostumbrado a vivir de pelotazo en pelotazo, presuntamente entrenando a su hijo en inflar los precios de partidos amistosos durante el veraneo de la liga de fútbol.
Es ese tipo de ideas las que diferencian a una persona lista de otra muy lista. ¿Quién te iba a decir que un encuentro deportivo amistoso podría inflarse de precio?
Los amistosos me resultan un poco aburridos, es como si no tuviera nada más que hacer y pongo la tele para ver un amistoso.
Pues ahí estaba el dinero. Aquí en Miami han organizado a finales de julio uno entre el Barça y el Real Madrid con precios que empiezan en 500 dólares la entrada.
Y no son de reventa.
Hay muchos rusos, brasileños y venezolanos dispuestos a pagar eso y llenar salones vip, pero se ha empezado a correr el rumor de que a lo mejor no viene Cristiano Ronaldo.
Unos amigos llamaron a la organización para certificar si en ese caso les devuelven el dinero. Y les dijeron que no precisamente porque es un encuentro amistoso.
En cierta manera, un partido amistoso es como un domingo de paella y humor inteligente, así quedó reflejado en esa instantánea que el humorista Arévalo subió a sus redes sociales, donde lo vemos en su casa junto con el Rey emérito Juan Carlos y Bertín Osborne.
Detrás de ellos, un grupo de mujeres, la infanta Elena, las hijas y esposa de Osborne.
Aunque me gusta la paella, me redujo el apetito ese protocolo tan medieval de los hombres sentados y las mujeres, de pie, detrás.
Me pareció real y campechana pero como de otros tiempos.
Puede que se colocaran así de forma espontánea, natural, pero todos sabemos que así como es de ancestral la paella lo es también la tenacidad de la educación machista.
Seguramente era más cómodo para el rey emérito estar sentado que permanecer de pie.
Y tampoco podían rodearlo de señoras porque el mensaje podría ser más de James Bond que de don Juan Carlos.
O de un arroz tres delicias.
Con o sin referéndums, la paella es España.
O España es una paella. Siempre quise saber si en la boda de Ana Aznar con Alejandro Agag sirvieron paella.
Con la violenta muerte de Blesa he vuelto a pensar en esa boda donde sí que hubo una buena mezcla de invitados, un tinglado donde estuvieron entre cajeros, banqueros, pillos y saqueadores, el propio Blesa, Rodrigo Rato y las cabezas del cartel de Gürtel.
No sé si estos mismos nombres reaparecerán en el sepelio del expresidente de Caja Madrid.
De ser así, se trazará un histórico arco temporal entre la boda de Ana Aznar y el entierro de Miguel Blesa.
No solo en las familias líderes de la política española se
cocinan este tipo de paellas.
Antes, excepto los partidos de fútbol amistosos, no pasaba casi nada en estos meses perezosos y ahora no pasa un día en que no te levantes con un golpe de calor o un sobresalto, como la impactante muerte del señor Blesa, el expresidente de Caja Madrid, por un tiro de escopeta en el garaje de una finca de caza.
Se diría que apostar por la corrupción tiene un precio.
El señor Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, se había acostumbrado a vivir de pelotazo en pelotazo, presuntamente entrenando a su hijo en inflar los precios de partidos amistosos durante el veraneo de la liga de fútbol.
Es ese tipo de ideas las que diferencian a una persona lista de otra muy lista. ¿Quién te iba a decir que un encuentro deportivo amistoso podría inflarse de precio?
Los amistosos me resultan un poco aburridos, es como si no tuviera nada más que hacer y pongo la tele para ver un amistoso.
Pues ahí estaba el dinero. Aquí en Miami han organizado a finales de julio uno entre el Barça y el Real Madrid con precios que empiezan en 500 dólares la entrada.
Y no son de reventa.
Hay muchos rusos, brasileños y venezolanos dispuestos a pagar eso y llenar salones vip, pero se ha empezado a correr el rumor de que a lo mejor no viene Cristiano Ronaldo.
Unos amigos llamaron a la organización para certificar si en ese caso les devuelven el dinero. Y les dijeron que no precisamente porque es un encuentro amistoso.
En cierta manera, un partido amistoso es como un domingo de paella y humor inteligente, así quedó reflejado en esa instantánea que el humorista Arévalo subió a sus redes sociales, donde lo vemos en su casa junto con el Rey emérito Juan Carlos y Bertín Osborne.
Detrás de ellos, un grupo de mujeres, la infanta Elena, las hijas y esposa de Osborne.
Aunque me gusta la paella, me redujo el apetito ese protocolo tan medieval de los hombres sentados y las mujeres, de pie, detrás.
Me pareció real y campechana pero como de otros tiempos.
Puede que se colocaran así de forma espontánea, natural, pero todos sabemos que así como es de ancestral la paella lo es también la tenacidad de la educación machista.
Seguramente era más cómodo para el rey emérito estar sentado que permanecer de pie.
Y tampoco podían rodearlo de señoras porque el mensaje podría ser más de James Bond que de don Juan Carlos.
O de un arroz tres delicias.
Con o sin referéndums, la paella es España.
O España es una paella. Siempre quise saber si en la boda de Ana Aznar con Alejandro Agag sirvieron paella.
Con la violenta muerte de Blesa he vuelto a pensar en esa boda donde sí que hubo una buena mezcla de invitados, un tinglado donde estuvieron entre cajeros, banqueros, pillos y saqueadores, el propio Blesa, Rodrigo Rato y las cabezas del cartel de Gürtel.
No sé si estos mismos nombres reaparecerán en el sepelio del expresidente de Caja Madrid.
De ser así, se trazará un histórico arco temporal entre la boda de Ana Aznar y el entierro de Miguel Blesa.
También pasa en la familia real británica y
su empeño por ser retratados por Mario Testino,
una de las personas más encantadoras que he conocido.
Testino
inmortalizó a Diana de Gales en una serie de retratos informales meses
antes de su muerte.
Siempre preguntan al fotógrafo peruano cómo
consiguió relajar a la mujer más fotografiada del mundo.
“Mariconeando”,
ha dicho infinidad de veces.
Con esa reivindicación de la pluma ha
conseguido ser el fotógrafo de cabecera de la familia real inglesa.
Cuando se retrataron para anunciar su compromiso, los duques de Cambridge, el hijo y la nuera de Diana, eligieron a Testino.
Y ahora Testino acaba de fotografiar a Camila Parker Bowles,
esposa del exmarido de Diana y la mujer a la que Diana señaló como
responsable de su infelicidad, para celebrar su 70 aniversario
¿What? Yes, otra jugada maestra del fotógrafo pero también de la familia Windsor, que se mantienen conectados a través de Testino al espíritu de Diana, como si fuera un médium, precisamente ahora que se acerca el vigésimo aniversario de su muerte.
Quizás en el cielo Diana coma paella este verano.
¿What? Yes, otra jugada maestra del fotógrafo pero también de la familia Windsor, que se mantienen conectados a través de Testino al espíritu de Diana, como si fuera un médium, precisamente ahora que se acerca el vigésimo aniversario de su muerte.
Quizás en el cielo Diana coma paella este verano.
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