Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
20 jul 2017
El pollo de llamarse Andreíta......................... Luz Sánchez-Mellado
De la niña Andreíta puede que lo sepamos casi todo y por su orden.
Pero de la mujer Andrea Janeiro Esteban no tenemos ni idea.
Belén Esteban y su hija Andrea Janeiro en un desfile el pasado septiembre.gtresonline
No tengo el gusto de conocerla, pero estoy convencida de que Andrea Janeiro Esteban
es una chica fuerte y madura. Tiene que serlo. Lleva 18 años siendo
hija de su madre y de su padre, y eso es mucha más presión que la que ha
de soportar un técnico en desactivación de bombas durante toda su vida. Porque los padres de la criatura son Belén Esteban y Jesús Janeiro, La princesa del pueblo y Jesulín de Ubrique para el planeta rosa, y eso, sin tener por qué ser ni una carga ni una ventaja, desde luego no le ha salido gratis. De Andrea, Andreíta
para el mundo cardiaco, lo sabemos casi todo y no precisamente por su
boca. Que su madre y su padre llevan a la greña desde casi el momento de
su nacimiento. Que no se termina el pollo en las comidas. Que saca
notazas. Que le mola Justin Bieber. Que es buena y formalita y educada
aunque, últimamente, contestona como todas las adolescentes. Y, mantra
de todos los mantras, que su santa madre ma-ta por su persona. O sea,
que de la niña Andreíta puede que lo sepamos casi todo y por su orden. Pero de la mujer Andrea Janeiro Esteban no tenemos ni idea.
Portada de '¡Hola!' del bautizo de Andrea Janeiro.
Nada
sabemos de lo que siente una niña que ve a su madre llorar, reír,
gritar, bostezar y hasta quedarse traspuesta en la tele desde que vino
al mundo. De lo que barrunta una cría que escucha a su progenitora
contarle al planeta con pelos, granos y señales sus rencillas con su
padre y la esposa de su padre, sus adicciones, sus pleitos con sus representantes,
sus operaciones de estética y las veces que lo hace y de qué manera con
su novio. De lo que elucubra una escolar que sabe que sus amiguitos
saben que su padre no quiere verla tanto como ella quisiera. De lo que
considera que es público o privado, ético o no ético, normal o
extraordinario una muchacha que ha nacido y crecido con una cámara
siguiéndole los pasos desde el mismísimo útero materno. De esa Andrea,
bendita sea, lo ignoramos todo. Y eso sí que es mérito suyo. Cualquiera que tenga hijos, sobre todo hijas, adolescentes sabe que
sus cumpleaños y los de sus amigos son sagrados. Los preparan como si
cada uno fuera el último, se curran los regalos como si fueran de bodas,
lo celebran como si no hubiera un mañana y no entienden que el mundo,
todo el mundo a su vera, no se pare y se gire a felicitarles a su paso. Andrea Janeiro Esteban cumple hoy 18 años. Un día sagrado para ella y
los suyos, por supuesto. La diferencia es que, con su aniversario, se ha
levantado la veda sobre su pasado, su presente y su futuro, y, no solo
se han publicado a toda portada todas sus fotos desde la primera
ecografía en adelante, sino que le espera un acoso y derribo mediático
que ríete tú del de Lady Diana Spencer a poquito que se deje. No sé por
qué, pero me da que van dados . Igual la niña tiene ideas propias y mata a
base de normalidad a los operarios de la trituradora de carne. Yo,
desde luego, si fuera una empresa de gestión de crisis la contrataría de
inmediato. Le sobra currículo.
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