Mila Ximénez
Toño sufre el síndrome de los mediocres que han vivido la fama ajena
Teresa está dispuesta a seguir a Bigote donde sea
Mila Ximénez
Tenían que haber hecho el casting en Harvard y haberte encontrado con tus compañeros de curso. ¡Qué soledad intelectual tan grande arrastras en esa isla! Y luego dices: “Si mi hermano estuviera aquí, pondría firme a esta gentuza”. Ahí me emocioné.
Recuperé
imágenes de tu hermano con sus colegas licenciados en física cuántica,
derecho internacional, y algún galardonado con el premio Príncipe de
Asturias. Y me dije: ¡Uf, menos mal que no tiene que compartir noches de
hoguera con estos pringados!
Vuestra capacidad de valoraros es
tan inmensa que conseguís sacar a flote vuestra pobreza, como una caca
que devuelve la marea a su dueño.
Podría continuar y
revolcarme en vuestro vacío vital, pero la protagonista esta vez ha sido
Teresa Campos con su llamada a Edmundo.
Tengo que reconocerlo. Me emocionó. Al menos vi un gesto de sensibilidad en él, que hasta ahora no había sacado en todo el concurso.
Una mujer enamorada
No voy a valorar la repercusión que este gesto va a tener de cara a los votos a favor de Bigote, que probablemente le beneficiará.
Ya está todo dicho.
Y también, tal vez –y digo tal vez–, también le cuenten las críticas que ha recibido durante el concurso, entre ellas, las de esta servidora.
Tengo la sensación de que esto último le va a afectar poco o nada.
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