El compositor escribe la banda sonora de la nueva película de Manuel Martín Cuenca, basada en una novela de Javier Cercas.
"Pero si la tuviera, componer una banda sonora estaría en ella, desde luego.
Aunque a mis años ya no esperaba que me pasara esto"
. A sus 72 años, en mitad de una gira que arrancó con el lanzamiento de su último disco, Calma (2016), el compositor y cantante ya no tiene nada que demostrar.
Pero sí le pica la curiosidad.
Y por ahí entró el cineasta Manuel Martín Cuenca (Almería, 1964), el director de La flaqueza del bolchevique y Malas temporadas.
"A mí siempre me ha gustado Perales como cantante.
Más aún como compositor, porque me parece un maestro de la melodía y de la capacidad de conectar con la gente.
Ha compuesto más de 1.000 canciones de muy distintos estilos.
Y va desde Porque te vas [la canción que le dio la fama a Jeanette y se escuchaba en Cría cuervos, de Carlos Saura] hasta temas para Isabel Pantoja, Julio Iglesias y muchos otros.
Tiene algo único: clarividencia y sencillez en las melodías", cuenta el director.
Entre risas confiesa que de adolescente decía que Perales le gustaba porque es de Cuenca, como él (en un chiste sobre su segundo apellido).
Hasta aquí el pasado.
El presente llega cuando Martín Cuenca acaba su quinto largometraje de ficción, El autor, basado en la novela El móvil, de Javier Cercas, con Javier Gutiérrez, María León y Antonio de la Torre, que se estrenará el 17 de noviembre tras su paso por los festivales de otoño, y que describe los conflictos internos de un novelista que empieza a manipular todo lo que le rodea para convertirlo en la ficción que escribe.
Martín Cuenca y su coguionista habitual, Alejandro Hernández, han trabajado sobre el relato de 1987 de Cercas "para mantener su espíritu, y Javier, que le leyó el libreto, estuvo de acuerdo".
Antes de empezar el rodaje en Sevilla el pasado otoño, el cineasta empezó a pensar en la música, él, que no había puesto banda sonora en sus dos últimos filmes, La mitad de Óscar y Caníbal.
"Por la naturaleza de la historia, desde el principio supe que iba a necesitar música y también que no quería un compositor al uso. Como director he huido en mis dos últimos trabajos de esas músicas que remarcan las imágenes, y por tanto no quería caer ahora en ello", confirma el cineasta.
"Así que empecé a pensar en distintas posibilidades, a escuchar a gente, pero no acababa yo...".
Hasta que un día oyó Se me enamora el alma, de Isabel Pantoja, que aparece de forma tangencial en la trama de El autor, y recordó que su compositor es su admirado Perales. "Así comenzó la aventura".
El aludido cuenta su parte de la historia: "Un día recibo a través de la discográfica una carta de Manolo en la que me contaba lo que habían significado mis canciones en su educación sentimental, y en la que me proponía esa colaboración".
El director le envió sus películas, y solo le pidió que las viera antes de un posible encuentro con el músico, que se confiesa poco cinéfilo.
"Me gustaron. Y sobre todo, La mitad de Óscar, porque la veía y en mi cabeza aparecía música. Además, en nuestra primera entrevista todo fue estupendo".
Eso sí, Perales le pidió a Martin Cuenca que lo mantuvieran en secreto:
"Nunca había hecho una banda sonora y yo quería mantener cierta libertad por si la cosa no salía adelante. Era un reto tan diferente...". En la gira, el cantante se llevó el guion y se lo aprendió de memoria.
"Me atrapó, sentí que era como musicar una novela". O como si el letrista fueran Martín Cuenca y Hernández, y Perales llegara con las melodías.
"Es un director inteligente. Me gusta como sus diálogos contradicen lo que se ven.
Cada vez que ve una de sus películas ves nuevos matices.
Y que me propusiera no una canción, sino hacer la banda sonora me enganchó".
A Perales le ha resultado sencillo.
"Cuando escribo, llevo mucho tiempo con las notas en la cabeza. Me siento como una mujer embarazada: a los nueve meses me sale una canción.
Voy acumulando ideas, tonos, y un día escribo y sale del tirón. Lo mismo me ha ocurrido aquí".
Ayer por la tarde, en el estudio de grabación, ambos reían como niños mientras veían una secuencia de El autor salpicada con una melodía de jazz latino.
"Es mis músicos vienen de ahí. Pepe Rivero [su mano derecha] es cubano, y un monstruo.
Yo voy siempre con los mejores, porque como soy flojito, ellos me engrandecen", cuenta entre risas el compositor.
Martín Cuenca ha perdido un mito, pero ha ganado un amigo.
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