García Márquez publicó episodios sueltos para sondear al público antes de terminar la novela.
García Márquez, en octubre de 1965 cuando escribía 'Cien años de soledad'.GUILLERMO ANGULO (HARRY RANSOM CENTER)
Meses antes de terminar Cien años de soledad, Gabriel García
Márquez arrastraba serias dudas sobre la calidad de una novela que
acabaría convertida en un clásico de la literatura. “Cuando leí lo que
llevaba escrito”, confesó por carta a un amigo, “tuve la desmoralizante
impresión de estar metido en una aventura que lo mismo podía ser
afortunada que catastrófica”. Algo poco conocido es que García Márquez
publicó siete capítulos de Cien años de soledadpara aplacar
esas dudas. Y lo hizo cuando aún no había acabado la novela (la concluyó
en agosto de 1966) ni había firmado el contrato con la Editorial
Sudamericana, que rubricó el 10 de septiembre del mismo año. ç La novela
salió el 30 de mayo de 1967. El próximo martes se cumplirán 50 años.
Los siete capítulos se publicaron en periódicos y revistas que
circulaban en más de 20 países. Representan más de un tercio de la
novela, que en total tiene 20 capítulos. Ni siquiera hay copias de los
mismos en el archivo personal de García Márquez en el Harry Ransom
Center en Texas, que guarda su legado. Para encontrar su rastro hay que
recorrer bibliotecas en Francia, Estados Unidos, Colombia y España. Los capítulos cayeron en el olvido porque se creía que eran idénticos
a los publicados en la primera edición de 1967 de la novela. Pero la
comparación de las versiones descubre una realidad diferente. Desde la
primera página hay cambios en el lenguaje, la estructura, la
ambientación y la descripción de los personajes. De ahí que estos
capítulos olvidados sean de un gran valor literario para entender cómo
fue escrita la novela. García Márquez afirmó haber quemado las notas y
los manuscritos preparatorios tras recibir la primera copia del libro.
Hasta 42 cambios
El primer capítulo salió el 1 de mayo de 1966 en El Espectador
de Bogotá, cuando aún le quedaban tres meses para finalizar la obra.
Entre esa versión y la edición final de 1967 hay hasta 42 cambios
significativos que aparecen desde la primera página. Las casas de
Macondo, por ejemplo, no eran “de barro y cañabrava” como en la edición
final, sino simplemente de “adobe”. El escritor buscaba un lenguaje más preciso. También hay modificaciones importantes en la estructura general de la
novela. Por ejemplo, en la edición de 1967, la acción destructora de
las termitas que anuncia el declive de la casa de la familia Buendía se
describe hacia el final de la novela. Pero en la versión de El Espectador,
“el comején socavaba los cimientos de la casa” desde el primer
capítulo. Referencias tan iniciales a las termitas restaban dramatismo a
la futura decadencia de la casa. En la edición definitiva, Macondo es un pueblo aislado de la
civilización, cuyo emplazamiento exacto se desconoce. Por el contrario,
en el capítulo de ElEspectador, Macondo se localiza
con facilidad, pues limitaba “al occidente con los médanos del río de La
Magdalena” de Colombia. García Márquez suprimió este y otros detalles
sobre la ubicación concreta de la población para crear en el lector la
impresión de que podía ser un pueblo típico de cualquier país
latinoamericano.
El llanto de Aureliano
Otro cambio sorprendente tiene que ver con el nacimiento del
coronel Aureliano Buendía. En la edición final, el coronel “había
llorado en el vientre de su madre y nació con los ojos abiertos”,
mientras que en el capítulo de El Espectador, el héroe recibía un trato poco heroico y hasta prosaico: la comadrona le daba “tres nalgadas enérgicas” para hacerle llorar.
García Márquez, en octubre de 1965 cuando escribía 'Cien años de soledad'.GUILLERMO ANGULO (HARRY RANSOM CENTER)
El siguiente capítulo que García Márquez probó con los lectores salió en la revista Mundo nuevo en agosto de 1966. Publicada en París, esa revista se convirtió en el principal escaparate de la literatura del boom
latinoamericano. Sus 6.000 ejemplares mensuales se vendían en 22
países, incluidos Estados Unidos, Holanda, España, Portugal y casi toda
América Latina. En este capítulo localicé hasta 51 diferencias con
respecto a la edición final. Por ejemplo, José Arcadio, cuya madre
Úrsula temía que naciese con una cola de cerdo, vino al mundo como “un
hijo saludable”, mientras que en la edición final, el autor aumentó el
dramatismo al escribir: “Dio a luz un hijo con todas sus partes
humanas”.
Primer capítulo de 'Cien años de soledad' publicado en 'El Espectador', de Bogotá.
La alquimia, tan importante en los capítulos iniciales, se mencionaba en el del Mundo nuevo con el término experto “la Opera Magna”. El escritor simplificó la lectura y optó solo por alquimia. Tras la publicación del segundo capítulo, pasaron cinco
meses hasta la salida del siguiente. García Márquez debió emplear ese
tiempo para revisar la novela, porque el nuevo capítulo era el más
arriesgado: el ascenso al cielo de Remedios la bella. El escritor eligió
para su divulgación Amaru, una revista peruana dedicada a la
literatura de vanguardia internacional. Sus lectores eran exigentes
escritores y críticos literarios. García Márquez no solo comprobó la
solidez literaria de ese capítulo con ellos, sino que también se lo leyó
en voz alta a su círculo de amistades en su casa de la Ciudad de
México. “Convoqué aquí a la gente más exigente, experta y franca”,
escribió en una carta dirigida a su amigo Mendoza en el verano de 1966. “El resultado fue formidable, sobre todo porque el capítulo leído era el
más peligroso: la subida al cielo, en cuerpo y alma, de Remedios
Buendía”. Por último, la semana previa al lanzamiento de la novela, el magacín argentino Primera Plana publicó un fragmento del capítulo sobre las 32 guerras del coronel Aureliano Buendía. Primera Plana
estaba diseñada para el gran público, y sus 60.000 ejemplares semanales
circulaban dentro y fuera de Argentina. Aunque ya no tenía tiempo de
añadir cambios, García Márquez envió un capítulo que debía cautivar al
público de un continente que seguía marcado por las guerrillas
insurgentes contra el poder, como la guerrilla del propio coronel
Aureliano Buendía. Como revela la correspondencia de García Márquez, al
publicar los capítulos más novedosos y “peligrosos”, el escritor tomó
buena nota de las sugerencias hechas por sus amistades y lectores. La
historia detrás de estos capítulos olvidados de Cien años de soledad
descubre el arduo trabajo de edición que García Márquez desplegó, en
especial para aplacar esa “desmoralizante impresión” que tuvo al leer lo
que llevaba escrito de una novela que a partir del 30 de mayo de 1967
había de cambiar el rumbo de la literatura.
Álvaro Santana-Acuña es investigador y profesor asistente de Whitman College
No hay comentarios:
Publicar un comentario