Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 abr 2017

Steve McQueen y el fin del mundo....... por Pedro Torrijos

Las 24 horas de Le Mans, 1971. Imagen: Cinema Center Films / Solar Productions.
El Porsche 908/02K Flunder debería estar agotado, pero los trescientos cincuenta caballos del motor bóxer aún bramaban como un rebaño de búfalos sobre el asfalto de Sebring.
 A las nueve y media de la noche del 21 de marzo de 1970, tras más de diez horas de carrera, el carenado blanco había perdido parte de su brillo entre una pátina pegajosa de restos de neumático y vapor de hidrocarburos, aunque todavía se distinguían con claridad las pegatinas de Good Year y Gulf, y el enorme número 48 en cada costado.
 Entonces, Peter Revson redujo marchas y revoluciones, y enfiló la salida del pit-stop.
En el box de Solar Productions, Inc. le esperaban la manga de repostaje, el último juego de neumáticos y la silueta impaciente del primer piloto. Revson saltó por encima de la cabina descubierta y dio una palmada de ánimo en el brazo de su compañero mientras este se colocaba detrás del volante reprimiendo un gesto de dolor. 
Los analgésicos habían cesado su efecto y la aparatosa férula que llevaba en el tobillo izquierdo, consecuencia de un accidente de moto sufrido un par de semanas antes de la prueba, no ayudaban precisamente a la conducción.
 Pero si estaba donde estaba no era solo por su excelente pilotaje, es que el tipo era terco como la transmisión de un Jeep de la guerra de Corea. Terminaría la competición, por supuesto que la terminaría. 
Era el dueño del equipo y era el primer piloto. 
Se llamaba Steve McQueen.
Cuando volvió al circuito, el 908 rodaba en cuarta posición de la general, tan solo precedido por los tres Ferrari 512 de la primera categoría. Durante treinta y cinco vueltas, McQueen puso los 3000 centímetros cúbicos al límite de su capacidad, e incluso llegó a liderar la carrera en la vuelta 238, cuando la escudería italiana realizó la última parada de sus tres coches.
 Tras 248 vueltas, el ganador de las 12 Horas de Sebring fue el Ferrari 512S pilotado por Mario Andretti, Ignazio Giunti y Nino Vaccarella. Veintitrés segundos después cruzó la meta el Porsche 908 de Solar Productions, en segundo lugar de la general pero ganador de su categoría.

McQueen y Revson, con un sport prototipo de 3.0 litros, habían superado a coches técnicamente muy superiores como los otros Ferrari, el Ford GT40 y el flamante Porsche 917K. 
Claro que el 917K no estaba pensado para una carrera tan corta.
 El 917K era el fin del mundo a 390 kilómetros por hora y su destino no estaba en la soleada Florida de Sebring, sino en una localidad francesa de unos cincuenta mil habitantes al noreste de la región del Loira.
Le Mans
Steve McQueen todavía no era una estrella de Hollywood cuando se inscribió en su primera competición automovilística: la Regional Palm Springs de 1958. 
Hasta ese momento, el actor solo había salido en unas cuantas series de televisión y en un par de películas, siempre como secundario. 
 De hecho, no pudo participar en la carrera de Palm Springs porque, justo en abril del 58, estaba terminando el rodaje de su primer papel protagonista en The Blob, filme de terror de serie B que acabó siendo tan descuartizado por la crítica como bien recibido por el público.
Las 24 horas de Le Mans, 1971. Imagen: Cinema Center Films / Solar Productions.

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