¿Puede un mal anuncio destruir la carrera de la modelo más seguida de Instagram?
Noelia Ramírez
Ante la avalancha de críticas, chistes y memes
paródicos que se han burlado de la modelo en la campaña de Pepsi, su
entorno teme las consecuencias sobre el futuro de su carrera.
Kendall Jennet
Según destacan algunas publicaciones en EEUU, la matriarca del clan Kardashian está “asustada” porque su hija Kendall Jenner “está quedando como una idiota” y se la está “culpabilizando” de toda la indignación que ha despertado el controvertido anuncio que Pepsi retiró esta semana,
el mismo que ella protagonizaba y que ha sido acusado de intentar
apropiarse del movimiento de los derechos civiles para comercializar una
bebida.
Después de que hasta la hija de Martin Luther King, Bernice King, tuitease una foto
de su padre enfrentándose a la policía bajo la frase “Si papá hubiese
sabido entonces el poder de una #Pepsi”, la madre de la modelo considera
que toda la mala prensa y chistes
contra su hija afectarán irremediablemente a su carrera y que
posiblemente otras marcas no quieran contar con su imagen, salpicada –o
más bien empapada–, por el escándalo.
La carrera de Jenner, la modelo
con más seguidores en Instagram (77,9 millones), era hasta ahora poco más que meteórica.
En 2016 aumentó un 150%
sus ingresos respecto al año anterior, alcancanzando unas ganancias de 10 millones de dólares
gracias, en parte, a sus contratos como imagen de Esteé Lauder, Fendi o
Calvin Klein.
Pero, ¿puede una campaña desfortunada que acaba devorada
por los memes paródicos acabar con la carrera de una modelo? Si creen
que la respuesta es no, pregunten a Heidi Yeh.
Los temores de Kris Jenner frente a un agriado futuro profesional de su
hija no van desencaminados.
Cuando Pepsi anunció que retiraba la campaña
de la discordia, reservó la última frase del comunicado para
disculparse con la millonaria modelo por “haberla puesto en esta situación”
(no lo hicieron específicamente con el movimiento #BlackLivesMatter).
La joven lleva sin pronunciarse en las redes sociales desde entonces.
Borró el anuncio de su cuenta de Instagram, aunque sí permance el tuit
de la semana anterior con el texto #Goals
(meta) y una imagen de Cindy Crawford en el rodaje de su anuncio de
Pepsi de los 90.
Tres décadas después, Jenner esperaba convertirse en
igual de icónica que Crawford.
Lo ha sido, pero no con la connotación
que probablemente esperaba.
Su entorno defiende que está “devastada” porque “aunque
no ha tenido nada que ver con la producción y el mensaje de la campaña,
ella siempre será culpada por haber sido el rostro del anuncio”.
“En qué horrenda posición ha quedado Kendall después de aceptar
embolsarse unos cuantos millones de dólares (sin especificar) para
participar en un anuncio de Pepsi cuyo concepto inicial ella misma
aprobó”, escribía sarcástimante al respecto la columnista de The Guardian, Marina Hyde.
Hyde resume así la teoría que muchos internautas han desplegado contra los defensores del #FreeKendall:
que la modelo es un ser humano adulto consciente de los mensajes que
publicita en su trabajo, evaluado y analizado por el séquito que asesora
su carrera antes de participar en cualquier campaña publicitaria.
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