La familia del menor desaparecido en Gran Canaria en 2007 vive con la esperanza de conocer el paradero del niño “para poder seguir viviendo”.
Las Palmas de Gran Canaria
Las Palmas de Gran Canaria
. Aunque recae sobre el preso Antonio Ojeda, apodado El Rubio, la acusación de homicidio y detención ilegal del menor, todavía no se ha celebrado el juicio que determine si él es el responsable, mientras la familia no pierde la esperanza de conocer qué ocurrió aquel 10 de marzo de 2007.
Tenía siete años. “Hemos aprendido a soportar el dolor, pero mueres por dentro”, explica la madre de Yéremi, Ithaisa Suárez. “Nos estamos volviendo locos.
Estamos desesperados. Necesitamos saber dónde está el niño para poder seguir viviendo”.
Los recuerdos del niño son inevitables: los cumpleaños en los que era el centro de atención, la foto de Yéremi que los primos ponen en el cuarto en el que juegan para que esté allí con ellos, y al que llaman por su nombre… El apoyo del marido de Ithaisa y padrastro del niño, Jonathan Guisado, ha sido clave para ella, al igual que el de otros familiares, como es el caso de los abuelos del menor.
Él reconoce que cuando cae la noche, su mujer se sigue viniendo abajo: “La noto triste y tiene pesadillas en las que la oigo pronunciar el nombre del niño”.
Ithaisa está convencida de que en las manos de El Rubio está la respuesta a lo que pasó con su hijo, y le reclama que diga “dónde está el niño; ni siquiera pedimos condena para él”.
El convencimiento de la madre se basa en las manifestaciones de dos presos sobre los que El Rubio reconoció, supuestamente, su implicación en el caso, y en las investigaciones de la Unidad de Crimen Organizado de la Guardia Civil, para quien este individuo, que ya cumple condena por agredir sexualmente en 2012 a un menor en El Doctoral (localidad grancanaria muy próxima a Vecindario), es el culpable de la desaparición.
En el caso de Yéremi se han implicado la Guardia Civil, la Policía y el Ejército.
Se han organizado dispositivos de búsqueda para rastrear los lugares en los que pudo haber estado el niño tras su desaparición, y cientos de carteles han inundado comercios y lugares públicos de las islas con la foto de Yéremi.
La investigación en estos 10 años no ha sido fácil, en un camino en el que se han presentado varias hipótesis que han resultado falsas. Desde la posibilidad de que alguien de una vivienda cercana lo hubiese raptado a que se tratase de un caso de tráfico de órganos, hasta que tres pederastas escoceses que estuvieron en la isla cuando el niño desapareció tuvieran relación con el caso.
El hallazgo en 2015 de un cráneo en un parque de Vecindario puso en vilo a la familia hasta que se determinó finalmente que no pertenecía al niño sino a una mujer de mediana edad.
Hasta dar con la que ahora parece la pista cierta.
La Unidad de Crimen Organizado de la Guardia Civil continúa recabando pruebas a la espera de que se produzca la apertura del juicio oral contra El Rubio.
Sin embargo, aunque este se celebre y se le declare culpable, el sufrimiento y la pena seguirán formando parte del día a día de familia de Yéremi, quizá con un poco de alivio cuando, en el peor de los casos, encuentren los restos del menor y les puedan dar sepultura “para tener un lugar al que ir a llorarle”, admite Jonathan.
Pero pase lo que pase, nada podrá borrar en Ithaisa la imagen de su hijo como la de un niño “feliz”.
Ella saca fuerzas y escribe cuando puede en su página de Facebook. En enero publicó una entrada llamada "La historia más hermosa de mi vida", en la que se lee: “Duración del embarazo: 34 semanas; día en dar a luz: 18 de julio de 1999; hora de nacimiento: 18:00 h; peso: 1.800 gramos; talla: 43 centímetros. Nombre: Yéremi”.
Pobre niño, es una pena terrible, ¿Cuando se sabrá quién fue ese asesino que no quiere declarar? si está en otra parte que no sea este mundo que descanse en paz él y los suyos...
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