Una exposición en París recoge la prenda por la que silbaron a la ministra Cécile Duflot y analiza cómo la moral y lo políticamente correcto influyen en la sociedad en cuestión de vestimenta.
Más tarde Duflot, no dudó en llamar a estos compañeros trogloditas.
“Nunca había visto nada igual. Esto nos puede dar una idea de cómo son en realidad los miembros del UMP.
No dejo de pensar en sus mujeres casadas con estos trogloditas”.
El vestido en cuestión no tenía nada de especial.No era ni siquiera provocativo. Era un simple vestido estampado en tonos blancos y azules.
Pero era un tipo de prenda con la que no estaban acostumbrados a ver a la socialista.
Una prueba de que cualquier motivo sirve para dejar florecer el machismo del que tampoco se libran los políticos.
Cuando a finales de 2016, el museo de Artes Decorativas parisino pidió a Duflot su vestido para esta exposición, la exministra declaró a la cadena France 3 que la prenda pasaba ya a representar “el sexismo en política”.
Por increíble que parezca, esta anécdota no ha sido la única: los hombres tampoco escapan a las críticas y comentarios.
En 1985, el exministro socialista, Jack Lang, fue abucheado por acudir a la Asamblea vestido con un traje negro de cuello Mao, del diseñador Thierry Mugler.
La norma exigía a los diputados llevar corbata.
¿La ropa ha sido siempre motivo de provocación?
La exposición Tenue correcte exigée, quand le vetement fait scandale, que se podrá ver en París hasta el 23 de abril, pretende aportar una “óptica nueva” a esos “grandes escándalos que han marcado los cambios en la historia de la moda desde el siglo XVIII hasta nuestros días”, según se lee en el folleto de la muestra.
Para ello explora cerca de 300 ropas, accesorios, pequeños objetos, retratos, caricaturas, muestras de libertad… hasta las infracciones de los códigos de vestimentas y de los valores morales tienen cabida.
Denis Bruna, comisario de la exposición, escribe en un artículo para el catálogo, que la exhibición intenta responder a la pregunta de “¿cómo debemos vestirnos?”.
“Los pasajes poco conocidos de la historia de la moda prueban de nuevo su actualidad bajo el impulso de personalidades y de creadores de moda actuales”, explica.
Se pueden ver esas ropas demasiado cortas o demasiado largas, demasiado ajustadas o demasiado amplias, demasiado impúdicas o que cubren demasiado, demasiado femeninas para el hombre o demasiado masculinas para la mujer, que por exceso o por defecto, han transgredido el orden establecido.
En una de las salas de la exposición, vemos el vestido negro que Lady Di utilizó en su primera aparición pública en 1981, criticado por tener “demasiado escote”.
En otras, las míticas minifaldas “demasiado cortas” de Pierre Cardin o Paco Rabanne, pasando por tacones y peinados “demasiado altos” del siglo XVIII, o la evolución de los pantalones masculinos de 1600 a los baggys de los años 90 del siglo XX, “demasiado amplios”.
Sea como fuere, el exceso o lo diferente, ha molestado y sigue molestando.
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