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Un productor del filme de Chazelle se percató de que habían leído el sobre equivocado
os Ángeles
“¡La La Land!” Eso dijo Faye Dunaway ante un balbuceante Warren Beatty hasta que el productor de la cinta, Jordan Horowitz, detuvo el festejo para dar la noticia de la gala: “¡No, es para Moonlight! ¡No es una broma!”.
Así fue como se despidió la 89ª edición de los Oscar, entre la incredulidad y la sorpresa no sólo porque el musical de Damien Chazelle no cumpliera su esperada victoria sino porque los encargados de leer el último premio se equivocaron en su anuncio. “¡Pero qué has hecho!”, le dijo en tono de broma Jimmy Kimmel, el maestro de ceremonias, a un tembloroso Beatty.
Mientras, Barry Jenkins, director de Moonlight, decía a todo el auditorio puesto en pie eso de “ni en mis sueños esto puede ser cierto”, sin que quedara claro si se refería a su victoria o al equívoco.
Moonlight, todo un poema lírico contado en tres actos sobre la adolescencia de un joven negro y homosexual, se llevó el gran premio de la noche.
Una gran sorpresa final para una ceremonia donde todo iba sobre ruedas y con escasas sorpresas.
Porque parafraseando a Kimmel, La La Land La ciudad de las estrellas se había puesto las botas cuando llegaron “los premios importantes” saliendo ganadora por suma de galardones, con seis. Eso sí, sin mejor película.
Sin contar el equívoco del final, de sus catorce candidaturas el musical se llevó el galardón a mejor director para Damien Chazelle, a sus 32 años el realizador más joven que ha conseguido este premio.
La película también se hizo con el Oscar a la mejor banda sonora y el de mejor canción por City of Stars.
Y de la llamada pedrea se hizo con el Oscar al mejor diseño de producción y el mejor fotografía.
Y además disfrutó del momento más esperado, el de la victoria de Emma Stone como la bella del baile, la mejor actriz en esta 89ª edición de los Oscar. “Suerte y oportunidad”, es como ella describió su victoria. “Todavía tengo mucho que crecer y aprender”, añadió la actriz de 28 años que dedicó su estatuilla a todas sus compañeras de categoría.
En el caso de mejor actor, ni las barbas pudieron ocultar las lágrimas de Casey Affleck cuando se hizo con la estatuilla a mejor actor por Manchester frente al mar.
Un premio que parecía cantado pero que la sombra de Denzel Washington, nominado por Fences, había puesto en duda. Manchester frente al mar acabó la ceremonia con dos estatuillas, sumando a la de Affleck la de mejor guión original, un Oscar que ilusionó especialmente a Matt Damon, productor de lo que llama su “pequeña película” y que tuvo el honor de entregar a Kenneth Lonergan.
Pero fue Moonlight la verdadera reina del baile.
La sorpresa con la que recibió el premio a mejor película dejó a un teatro lleno de estrellas sin saber cómo actuar.
Moonlight consiguió también el premio al mejor guión adaptado, para Jenkins, y el de mejor actor secundario para Mahershala Alí, el primer intérprete musulmán que consigue esta estatuilla.
“Los próximos cuatro años no os dejaremos solos”, declaró Jenkins desde el escenario en una de las muchas referencias políticas de la noche a todos aquellos que la política de Donald Trump quiere discriminar.
Fueron más los Oscar repartidos según preveían las quinielas.
Por ejemplo el Oscar como mejor actriz de reparto para Viola Davis por Fences.
Con su victoria Davis se convierte en la primera negra que consigue los tres principales premios de interpretación en EEUU, sumando al Oscar los Tony que tiene por Fences y King Hedley y el Emmy por Cómo defender a un asesino que consiguió en 2015.
Ayudado por la polémica sobre la inmigración El viajante se hizo con el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa.
Eso sí, con cada premio se fueron alejando los sueños de una gran victoria de La La Land La ciudad de las estrellas.
Animales fantásticos y donde encontrarlos se llevó la estatuilla a mejor vestuario;
La llegada el de mejor montaje sonoro y Hasta el último hombre por mejor mezcla de sonido y por mejor montaje.
Desde el escenario, además de premios Kimmel no le dio un respiro al actual presidente estadounidense, Donald Trump, lanzándolas con bala desde que abrió la boca en una ceremonia retrasmitida a 225 países “que ahora nos odian” y consiguiendo una “nada merecida ovación” para la “sobrevalorada” Meryl Streep a quien entre risas y aplausos llegó a preguntarle si vestía un traje de Ivanka Trump.
Kimmel incluso tuiteó en la cuenta de Donald Trump buscando pelea.
También hubo momentos Oscar en los que Kimmel quiso competir con
Ellen DeGeneres invitando a un autobús de turistas a la sala. Un momento
que incluyó una pareja a la que Denzel Washington casó en cámara dado
que además de actor, el intérprete puede oficiar matrimonios.
Esta también fue la gala con más ritmo gracias a un arranque de la mano y la música de Justin Timberlake que puso a la sala en pie desde un primer momento y sacó a bailar desde a Javier Bardem, Nicole Kidman o Denzel Washington.
Fueron más los momentos que pusieron en pie a los asistentes, especialmente la presencia de Katherine Johnson, la matemática de 98 años en la que esta inspirada la película Figuras Ocultas, o la de Michael J.Fox bajando del DeLorian.
O cuando cayeron entre las estrellas hambrientas pequeños paracaídas con golosinas, clara muestra de que la belleza no está reñida con el apetito.
Pero ninguno como ese final que dejó a la sala en pie y boca abierta con ese último premio.
Así fue como se despidió la 89ª edición de los Oscar, entre la incredulidad y la sorpresa no sólo porque el musical de Damien Chazelle no cumpliera su esperada victoria sino porque los encargados de leer el último premio se equivocaron en su anuncio. “¡Pero qué has hecho!”, le dijo en tono de broma Jimmy Kimmel, el maestro de ceremonias, a un tembloroso Beatty.
Mientras, Barry Jenkins, director de Moonlight, decía a todo el auditorio puesto en pie eso de “ni en mis sueños esto puede ser cierto”, sin que quedara claro si se refería a su victoria o al equívoco.
Moonlight, todo un poema lírico contado en tres actos sobre la adolescencia de un joven negro y homosexual, se llevó el gran premio de la noche.
Una gran sorpresa final para una ceremonia donde todo iba sobre ruedas y con escasas sorpresas.
Porque parafraseando a Kimmel, La La Land La ciudad de las estrellas se había puesto las botas cuando llegaron “los premios importantes” saliendo ganadora por suma de galardones, con seis. Eso sí, sin mejor película.
Sin contar el equívoco del final, de sus catorce candidaturas el musical se llevó el galardón a mejor director para Damien Chazelle, a sus 32 años el realizador más joven que ha conseguido este premio.
La película también se hizo con el Oscar a la mejor banda sonora y el de mejor canción por City of Stars.
Y de la llamada pedrea se hizo con el Oscar al mejor diseño de producción y el mejor fotografía.
Y además disfrutó del momento más esperado, el de la victoria de Emma Stone como la bella del baile, la mejor actriz en esta 89ª edición de los Oscar. “Suerte y oportunidad”, es como ella describió su victoria. “Todavía tengo mucho que crecer y aprender”, añadió la actriz de 28 años que dedicó su estatuilla a todas sus compañeras de categoría.
En el caso de mejor actor, ni las barbas pudieron ocultar las lágrimas de Casey Affleck cuando se hizo con la estatuilla a mejor actor por Manchester frente al mar.
Un premio que parecía cantado pero que la sombra de Denzel Washington, nominado por Fences, había puesto en duda. Manchester frente al mar acabó la ceremonia con dos estatuillas, sumando a la de Affleck la de mejor guión original, un Oscar que ilusionó especialmente a Matt Damon, productor de lo que llama su “pequeña película” y que tuvo el honor de entregar a Kenneth Lonergan.
La sorpresa con la que recibió el premio a mejor película dejó a un teatro lleno de estrellas sin saber cómo actuar.
Moonlight consiguió también el premio al mejor guión adaptado, para Jenkins, y el de mejor actor secundario para Mahershala Alí, el primer intérprete musulmán que consigue esta estatuilla.
“Los próximos cuatro años no os dejaremos solos”, declaró Jenkins desde el escenario en una de las muchas referencias políticas de la noche a todos aquellos que la política de Donald Trump quiere discriminar.
Fueron más los Oscar repartidos según preveían las quinielas.
Por ejemplo el Oscar como mejor actriz de reparto para Viola Davis por Fences.
Con su victoria Davis se convierte en la primera negra que consigue los tres principales premios de interpretación en EEUU, sumando al Oscar los Tony que tiene por Fences y King Hedley y el Emmy por Cómo defender a un asesino que consiguió en 2015.
Ayudado por la polémica sobre la inmigración El viajante se hizo con el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa.
“Dividir el
mundo entre el nosotros y el enemigo genera miedo”, leyó la ingeniera de
la NASA Anousheh Ansari en nombre de Asghar Farhadi.
El director se
ausentó de la ceremonia “en respeto” a todos esos de su país y otros
afectados por “las legislaciones inhumanas” que el actual presidente
estadounidense quiere poner en práctica.
Y como mejor documental, O.J. Made in America
consiguió una estatuilla también esperada dado el interés que siempre
generó este caso en EEUU.
Los estudios Disney volvieron a ganar el Oscar
a la mejor película animada con Zootrópolis.
Un premio “de una
comunidad de emigrantes” como es la animación que Gael García Bernal
aprovechó para protestar “como mexicano, latinoamericano, emigrante,
como ser humano, contra cualquier muro formal que nos divida”
Animales fantásticos y donde encontrarlos se llevó la estatuilla a mejor vestuario;
La llegada el de mejor montaje sonoro y Hasta el último hombre por mejor mezcla de sonido y por mejor montaje.
Desde el escenario, además de premios Kimmel no le dio un respiro al actual presidente estadounidense, Donald Trump, lanzándolas con bala desde que abrió la boca en una ceremonia retrasmitida a 225 países “que ahora nos odian” y consiguiendo una “nada merecida ovación” para la “sobrevalorada” Meryl Streep a quien entre risas y aplausos llegó a preguntarle si vestía un traje de Ivanka Trump.
Kimmel incluso tuiteó en la cuenta de Donald Trump buscando pelea.
Esta también fue la gala con más ritmo gracias a un arranque de la mano y la música de Justin Timberlake que puso a la sala en pie desde un primer momento y sacó a bailar desde a Javier Bardem, Nicole Kidman o Denzel Washington.
Fueron más los momentos que pusieron en pie a los asistentes, especialmente la presencia de Katherine Johnson, la matemática de 98 años en la que esta inspirada la película Figuras Ocultas, o la de Michael J.Fox bajando del DeLorian.
O cuando cayeron entre las estrellas hambrientas pequeños paracaídas con golosinas, clara muestra de que la belleza no está reñida con el apetito.
Pero ninguno como ese final que dejó a la sala en pie y boca abierta con ese último premio.
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