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9 feb 2017
José de Almada Negreiros: los ojos del siglo............... Javier Martín
La Fundación Gulbenkian rinde tributo al modernista portugués: poeta, dramaturgo, pintor, escenógrafo, bailarín y actor.
José de Almada Negreiros, en un fotograma de la película 'O Condenado' (1921). Carlos Azevedo
“Mis ojos no son míos, son los ojos de nuestro siglo”. José
de Almada Negreiros fue el cuerpo y el alma del siglo XX cuando dormía y
cuando se tomaba un café en el lisboeta A Brasileira; cuando bailaba y
cuando diseñaba vidrieras para iglesias. Almada Negreiros (Santo Tomé,
1893-Lisboa, 1970) fue el artista total, es decir, un modernista, y la Fundación Calouste Gulbenkian
le rinde tributo con la mayor exposición jamás realizada sobre “el
artista multiforme”, el “artista políglota” que cautivó por igual al
retraído Fernando Pessoa o al expansivo Ramón Gómez de la Serna. La
intelectualidad ibérica de mediados del siglo XX coincidió en que Almada
Negreiros era único. “El modernismo eran muchas cosas y la versatilidad de Almada
permitía percibir su diversidad”, explica Mariana Pinto dos Santos,
comisaria de la gran exposición que se puede ver en Lisboa hasta el 5 de
junio. “Decía Almada que lo moderno era una forma de vestir, una forma
de ser”. Más de 400 obras, de las que un centenar nunca antes habían
sido expuestas, demuestran el imposible encasillamiento del artista de
los saltones ojos negros. El modernismo —y Almada, particularmente—
derribó las divisiones de las expresiones artística y sus jerarquías —la
pintura sobre todas las cosas—; esta muestra es el mejor ejemplo de
ello. Junto al icónico retrato de Pessoa, casi un cuadro pop, series de saltimbanquis con los que le unía una relación por sus años de bailarín, escenógrafo y performer. “Almada era un provocador siempre; en la calle, en sus conferencias,
muy teatrales”, señala la comisaria. Pero a la vez que cultivaba ese
lado exhibicionista se obsesionaba con la geometría, como lenguaje
universal. “Su representación visual es abstracción figurativa”, añade
Pinto dos Santos. Y así, Almada salta del realismo al cubismo, de óleos
por encargo de la Sastrería Cunha a las fachadas de azulejo en la calle
Vale do Pereiro (Lisboa). en la calle Vale do Pereiro (Lisboa).
'Sin título' (1947), obra de Almada Negreiros que se puede ver en la muestra lisboeta.
Han sido necesarios tres años de trabajos y la colaboración
de instituciones de Portugal, Francia, España y Brasil para reunir el
puzle de este modernista total que, con apenas 20 años, lo mismo
publicaba poemas humorísticos que tragedias griegas o lanzaba
manifiestos contra unos y contra otros. “Almada consideraba que el arte tiene que comunicar, y si no
llega al público, el fallo es del artista”, explica Pinto dos Santos. En una sala se reúnen, entre otras piezas, testimonios de su estancia en
Madrid, paneles interiores que diseñó para el cine San Carlos,
ilustraciones para los artículos de Gómez de la Serna, quien no quería
colaborar con ningún otro dibujante... Para Almada Negreiros, “fue el humor lo que permitió pasar
del siglo XIX al XX”, un humor entendido como la ilustración de los
periódicos y de las revistas, “un humor multiforme”.
Un cuarto oscuro ilumina los dibujos de Almada para La tragedia de doña Ajada
(1929), su linterna mágica, otra de sus expresiones artísticas, en este
caso relacionada con lo que era un nuevo arte, el cine. Son imágenes en
blanco y negro que aparecían en la pantalla a la vez que sonaba la
música del catalán Salvador Bacarisse (1898 - 1963). En marzo, la
orquesta de la fundación interpretará, por segunda vez en la historia,
la música del compositor catalán, con asistencia de su hijo, de 92 años
de edad. Aunque la exposición es extraordinaria, por cantidad y
calidad, es preciso salir a la calle para comprender al modernista
total; sus huellas y las de Pessoa configuran la Lisboa del siglo XX. Del segundo hay que seguir sus paseos y sus tabernas; de Almada hay que
visitar las vidrieras de Nuestra Señora de Fátima, las pinturas del
hotel Ritz, los murales de la estación de Alcántara o los tapices de la
universidad. “Su idea de Modernismo era el arte total. Si eres artista
lo eres en todo momento”, señala la comisaria. “Almada Negreiros siempre
lo era”.
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