Risto Mejide sabe, como buen vendedor de productos, que hay que renovarse
. Ahora quiere ser delicado como una amapola y hablar de los grandes temas de la vida.
El publicista Risto Mejide se forjó en televisión una imagen de tipo con muy mala uva como jurado de Operación Triunfo.
Cuando dejó de atizar a los concursantes del exitoso reality, probó como entrevistador en Viajando con Chester, un programa que ahora ha regresado como Chester in love.
Siempre cómodo en su papel de provocador, hasta resultar cargante, Risto Mejide sabe, como buen vendedor de productos, que hay que renovarse.
Así que ahora quiere ser delicado como una amapola y "hablar de los grandes temas de la vida".
Qué menos que empezar con el amor, como si fuera un moderno Ovidio.
Visto el programa, resultó agotador su afán por abarcar tantos aspectos de lo que significa amar.
Este Risto que sonríe y bromea empezó con una fallida entrevista al actor porno Nacho Vidal, que mostró su carta de presentación: "A los dos polvos digo te amo".
Tan facilón fue llevar a Nacho Vidal y preguntarle con cuántas mujeres se ha acostado como ponerle fotos de su pasado, con música melosa, para conseguir una lágrima.
Un recurso muy visto.
La conversación, atropellada, derivó en una sucesión de preguntas sin control, con continuos comentarios e interrupciones que acababan por despistar al espectador y, me temo, al entrevistado.
Con Cristina Cifuentes se recondujo algo la situación, gracias a sus tablas de política, tantas que en algunos momentos parecía ella la entrevistadora.
A las manidas imágenes sepias se sumaron fragmentos de películas de amor, para lograr el mismo efecto sensiblero.
El tramo final fue para el cantaor Miguel Poveda, que se refirió a lo complicado de su amor homosexual, en un diálogo que volvió a pecar de deshilachado.
Lo mejor de Chester in love fueron las breves intervenciones de un científico hablando de las reacciones corporales cuando uno siente amor, de un árbitro insultado en los campos de fútbol por ser homosexual y de la emocionada madre de Poveda, que habló del amor arrebatado por la muerte.
Se agradeció que Risto no les cortase.
El programa ganaría si ese silencio lo aplicase a las entrevistas. Uf, y cómo sobra ese comienzo y ese final de su voz en off con sentencias que pretenden trascender y suenan a manual de autoayuda.
Cuando dejó de atizar a los concursantes del exitoso reality, probó como entrevistador en Viajando con Chester, un programa que ahora ha regresado como Chester in love.
Siempre cómodo en su papel de provocador, hasta resultar cargante, Risto Mejide sabe, como buen vendedor de productos, que hay que renovarse.
Así que ahora quiere ser delicado como una amapola y "hablar de los grandes temas de la vida".
Qué menos que empezar con el amor, como si fuera un moderno Ovidio.
Visto el programa, resultó agotador su afán por abarcar tantos aspectos de lo que significa amar.
Este Risto que sonríe y bromea empezó con una fallida entrevista al actor porno Nacho Vidal, que mostró su carta de presentación: "A los dos polvos digo te amo".
Tan facilón fue llevar a Nacho Vidal y preguntarle con cuántas mujeres se ha acostado como ponerle fotos de su pasado, con música melosa, para conseguir una lágrima.
Un recurso muy visto.
La conversación, atropellada, derivó en una sucesión de preguntas sin control, con continuos comentarios e interrupciones que acababan por despistar al espectador y, me temo, al entrevistado.
Con Cristina Cifuentes se recondujo algo la situación, gracias a sus tablas de política, tantas que en algunos momentos parecía ella la entrevistadora.
A las manidas imágenes sepias se sumaron fragmentos de películas de amor, para lograr el mismo efecto sensiblero.
El tramo final fue para el cantaor Miguel Poveda, que se refirió a lo complicado de su amor homosexual, en un diálogo que volvió a pecar de deshilachado.
Lo mejor de Chester in love fueron las breves intervenciones de un científico hablando de las reacciones corporales cuando uno siente amor, de un árbitro insultado en los campos de fútbol por ser homosexual y de la emocionada madre de Poveda, que habló del amor arrebatado por la muerte.
Se agradeció que Risto no les cortase.
El programa ganaría si ese silencio lo aplicase a las entrevistas. Uf, y cómo sobra ese comienzo y ese final de su voz en off con sentencias que pretenden trascender y suenan a manual de autoayuda.
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