Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
28 ene 2017
Miss Universo.......................................... Boris Izaguirre
Las misses no son una exaltación delirante de la mujer sino una extravagancia del gay obligado a idealizarse en “lo femenino”.
La candidata venezolana a Miss Universo, Mariam Habach, desfila con un vestido de noche el pasado jueves. ROLEX DELA PENA (EFE)
Estoy en Manila cubriendo Miss Universo para la televisión
colombiana. Guste o no, en varios países sudamericanos las reinas de la
belleza forman parte de nuestra identidad cultural y en las redes
sociales los fans de la representante de cada país atacan con insultos a
quienes osan criticarlas. Me ha impactado la cantidad de público gay en
Manila estos días. Al igual que Eurovisión, Miss Universo es un imán
para que los colectivos LGTB de países que los reprimen puedan florecer
por un rato o salir del armario. En especial los varones, empleando
lentejuelas, boas de plumas y bolsos de mujer de primeras marcas
europeas. Es un desfile alternativo que presencié en compañía de Osmel Sousa, el denominado Zar de la belleza,
artífice de que Miss Venezuela sea un símbolo del país y de haber
logrado siete coronas de Miss Universo. Osmel se mueve en este certamen
casi como Pedro Almodóvar en Cannes y al encontrarnos me invitó a
quedarme para ver pasar filas de hombres indonesios, guatemaltecos,
gambianos, angoleños, ecuatorianos en distintos niveles de feminidad. Sandalias con suelas de espejo, gafas con piedras preciosas, pulseras
con ruiditos y bolsos metalizados, todos esos artilugios con sus logos
bien destacados. Uno de los caballeros reconoció a Osmel y se aproximó
para enseñarnos su Birkin de Hermès. “Comprado en París, con todos sus certificados”, dijo, mientras Osmel
inspeccionaba para confirmar su autenticidad. “He trabajado mi vida
entera, mi amor, por este bolso”, sentenció el hombre. Se sumó la
delegación colombiana, entusiasmados porque su miss está en todas las quinielas. Eran todos bears
(un distintivo gay que incluye hombres gordotes y velludos) haciendo
pandilla y llevando la bandera de su república hecha con lentejuelas. Es un espectáculo maravilloso. “Espera a que veas los chinos”, advierte Osmel. “Se travisten de sus misses
y desfilan por la alfombra roja” . Esperando por ese momento, pienso en
cómo este despliegue es producto de la represión machista y religiosa en
nuestros países subdesarrollados: las misses no son una exaltación delirante de la mujer sino una extravagancia del gay obligado a idealizarse en “lo femenino”.
En el mundo desarrollado hay otro tipo de desfiles femeninos. La semana pasada Nueva York, Los Ángeles y Londres celebraron manifestaciones simultáneas por los derechos de las mujeres. Diana Gómez, una fotógrafa amiga, desfiló con botas altísimas “porque
me hacen sentir muy mujer y quería llevarlas a marchar”. En EE UU
marcharon también más mujeres de las que votaron por Hillary Clinton
generando un meme en el cual una fotografía de Hillary
exclamaba: “¿Dónde estabais cuando más os necesité?”, un chiste que
sirve para recordar que más del 50% del voto femenino fue para Trump. Melania, que tiene pasado de modelo y modales de miss, anda muda, como si ya lo hubiera dicho todo con esa camisa de fuerza azul cielo con la que se convirtió en la primera dama inmigrante que es. Rosalía Iglesias, el pasado lunes en la Sala de la Audiencia Nacional declarando por el caso Gürtel. Víctor Sainz
En España también ha habido un desfile femenino: la declaración de Rosalía Iglesias, miss PP, la esposa que no es tonta de Luis Bárcenas.
A pesar de su perfecta cabellera, sus
bufandas tan bonitas, su alta peletería y ese empeño en arrojarnos a la
cara que, pensemos lo que pensemos de ella, será declarada inocente.
Amigos que la conocen recuerdan que cuando era secretaria de Jorge
Verstrynge (que ahora es asesor del chavismo en Venezuela) era muy pisapasito,
comedida, casi invisible.
Y a medida que fue enriqueciéndose con
Bárcenas se hizo más mandona, con ese aire de importancia con la que
declara en el juicio Gürtel.
Eso hay que reconocérselo, es la imputada
que mejor se sienta.
Esta semana descubrimos porqué.Lo practicó durante las horas que estuvo sentada esperando a su marido en los bancos suizos mientras negociaba sus cuentas.
Me asomo a Intramuros, la ciudad colonial dentro de Manila, y
descubro, aquí casi al fin del mundo, lo inmenso y organizado que fue
el imperio español. En la muralla que alberga el conjunto construido por
los agustinos en 1765, la piel se pone de gallina. Es como un trozo de
Zamora en el corazón húmedo y denso del trópico. ¡Fuimos tan grandes!,
piensas. Empiezas a elucubrar si fueron Bárcenas y Urdangarines
de ese tiempo los que con sus presuntuosas personalidades y trampas
perforaron ese imperio, que ahora sirve de marco para Miss Universo y
sus fans varones con bolsos de Hermès y sandalias de fantasía.
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