Y es que no es una cara, es una jeta.
Se llama Andrea Schaechter, trabaja para el FMI y un buen día, mientras juzgaban a Christine Lagarde, su jefa, en Francia, por prácticas dudosas, dio una rueda de prensa en España, junto a su portavoz, para decirnos, sin cortarse un pelo, cómo debíamos administrarnos.
De entrada, nos felicitó por las reformas llevadas a cabo que han hecho más pobres a los que ya pasaban necesidades y más ricos a quienes nadaban en la abundancia.
Dijo que todo eso estaba muy bien, pero que no bastaba, miren ustedes, no es suficiente si quieren tenernos contentos.
Aún queda dónde apretar: en el IVA reducido, por ejemplo, que viene aplicándose a los productos de primera necesidad, relacionados, entre otros, con el sector de la alimentación.
Pero eso no alcanzaría para aumentar la brecha entre los millonarios y los pobres, que es de lo que se trata.
¿Dónde atacar entonces? Donde usted, avisado lector, está pensando: en la sanidad y en la educación.
Venga, dijo, más recortes en esos servicios esenciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario