Más delgado, de aspecto más formal y saludable, el actor intenta generar titulares aparte de su divorcio y recuperar su imagen dentro y fuera de la industria.
En la última gala de los Globos de Oro
pocos premios sorprendieron, tampoco los chistes, pero sí hubo un
invitado que nadie esperaba: Brad Pitt.
El actor entró por el backstage, no pasó por la alfombra roja y, a la vista de la reacción de algunos de sus amigos, como Matt Damon, de verdad nadie sabía que pasaría por allí.
Fue a presentar Moonlight, la película que acabó ganando como mejor drama y que suena para los Oscar, y en la que participa como productor.
Vestido con esmoquin clásico, y más delgado, Pitt salió al escenario y recibió uno de los aplausos más sinceros de la noche, con gritos de sus amigos incluidos.
“Parece que Pitt se ha quedado con la custodia de los amigos de Hollywood en su divorcio con Maléfica”, tuiteó un periodista.
Según acabó, volvió al backstage
y se marchó, escapando de todas las fiestas.
“Está extremadamente orgulloso de la película, y quería estar allí para apoyarla”, contaban los diarios estadounidenses el día después.
Tampoco quería poner en riesgo el proceso judicial que tienen en marcha contra Angelina Jolie por el divorcio y la custodia de sus seis hijos.
Esta semana, los abogados de ambos volvieron a encontrarse con el juez privado que han contratado para mantener el acuerdo por el que los documentos y fases de su divorcio serán confidencialidad. Fue él quien lo exigió después de que Laura Wasser, la abogada de Jolie, amenazara con desvelar todo lo que tenían contra el actor y de que se hicieran públicas sus pruebas de alcohol y drogas.
Con la confidencialidad, el actor ganó una pequeña batalla.
Las visitas semanales supervisadas a sus hijos fueron otra victoria, y ahora intenta seguir por el buen camino con una estrategia de relaciones públicas muy cuidada.
Sus apariciones desde el anuncio del divorcio el pasado septiembre han sido muy pensadas.
La primera vez que se le vio fue, precisamente, también para apoyar Moonlight.
Pitt ha demostrado estar detrás de un cine que apuesta por la diversidad y nuevos talentos (con Moonlight, Selma o 12 años de esclavitud) y eso le da puntos en la industria.
Después accedió a hacer la gira mundial de Aliados junto a Maron Cotillard.
Si bien la promoción podía estar firmada por contrato de antemano, y aunque no concedió entrevistas, a él le dio titulares que no hablaban ya solo del divorcio.
Si intentaba separarse de esa noticia, lo consiguió en parte.
En el último, presentó un concierto de Sting y Chris Cornell en Malibú, nuevamente rodeado de amigos de la profesión, como Courteney Cox o Cindy Crawford.
Si hay algo en común en todas sus apariciones es que en ellas luce la mejor de sus sonrisas y un aspecto más cuidado y nada extravagante.
Ni barba de varios días, ni peinados distintos, ni gafas de sol.
Tras 12 años de pareja, necesita romper con Brangelina y recuperar su imagen independiente y para lograrlo ha empezado por cuidarse mucho más.
Según US Weekly, ha contratado a “un chef que le cocina comidas saludables”.
Al no tener que ejercer de padre de familia las 24 horas, tiene más tiempo y ha decidido emplearlo en centrarse de verdad en él mismo.
“Hace muchas actividades al aire libre, camina, practica hiking [senderismo]”, dicen las fuentes cercanas, que explicarían la visible pérdida de peso.
Mientras Jolie ha optado por desaparecer de la vida pública, dedicada a sus hijos con los que se mudó a una casa en Malibú, Brad Pitt ha decidido dedicar parte de su esfuerzo a su imagen pública.
Consciente también de que es él quien peor parado salió tras las acusaciones iniciales de maltrato a su hijo Maddox.
Su esfuerzo está encaminado, probablemente, a darle la vuelta a esa imagen.
El actor entró por el backstage, no pasó por la alfombra roja y, a la vista de la reacción de algunos de sus amigos, como Matt Damon, de verdad nadie sabía que pasaría por allí.
Fue a presentar Moonlight, la película que acabó ganando como mejor drama y que suena para los Oscar, y en la que participa como productor.
Vestido con esmoquin clásico, y más delgado, Pitt salió al escenario y recibió uno de los aplausos más sinceros de la noche, con gritos de sus amigos incluidos.
“Parece que Pitt se ha quedado con la custodia de los amigos de Hollywood en su divorcio con Maléfica”, tuiteó un periodista.
“Está extremadamente orgulloso de la película, y quería estar allí para apoyarla”, contaban los diarios estadounidenses el día después.
Tampoco quería poner en riesgo el proceso judicial que tienen en marcha contra Angelina Jolie por el divorcio y la custodia de sus seis hijos.
Esta semana, los abogados de ambos volvieron a encontrarse con el juez privado que han contratado para mantener el acuerdo por el que los documentos y fases de su divorcio serán confidencialidad. Fue él quien lo exigió después de que Laura Wasser, la abogada de Jolie, amenazara con desvelar todo lo que tenían contra el actor y de que se hicieran públicas sus pruebas de alcohol y drogas.
Con la confidencialidad, el actor ganó una pequeña batalla.
Las visitas semanales supervisadas a sus hijos fueron otra victoria, y ahora intenta seguir por el buen camino con una estrategia de relaciones públicas muy cuidada.
Sus apariciones desde el anuncio del divorcio el pasado septiembre han sido muy pensadas.
La primera vez que se le vio fue, precisamente, también para apoyar Moonlight.
Pitt ha demostrado estar detrás de un cine que apuesta por la diversidad y nuevos talentos (con Moonlight, Selma o 12 años de esclavitud) y eso le da puntos en la industria.
Después accedió a hacer la gira mundial de Aliados junto a Maron Cotillard.
Si bien la promoción podía estar firmada por contrato de antemano, y aunque no concedió entrevistas, a él le dio titulares que no hablaban ya solo del divorcio.
Si intentaba separarse de esa noticia, lo consiguió en parte.
Caminos separados
Los Globos de Oro fue la siguiente aparición y, después, ha elegido pequeños eventos benéficos para seguir reforzando su imagen.En el último, presentó un concierto de Sting y Chris Cornell en Malibú, nuevamente rodeado de amigos de la profesión, como Courteney Cox o Cindy Crawford.
Si hay algo en común en todas sus apariciones es que en ellas luce la mejor de sus sonrisas y un aspecto más cuidado y nada extravagante.
Ni barba de varios días, ni peinados distintos, ni gafas de sol.
Tras 12 años de pareja, necesita romper con Brangelina y recuperar su imagen independiente y para lograrlo ha empezado por cuidarse mucho más.
Según US Weekly, ha contratado a “un chef que le cocina comidas saludables”.
Al no tener que ejercer de padre de familia las 24 horas, tiene más tiempo y ha decidido emplearlo en centrarse de verdad en él mismo.
“Hace muchas actividades al aire libre, camina, practica hiking [senderismo]”, dicen las fuentes cercanas, que explicarían la visible pérdida de peso.
Mientras Jolie ha optado por desaparecer de la vida pública, dedicada a sus hijos con los que se mudó a una casa en Malibú, Brad Pitt ha decidido dedicar parte de su esfuerzo a su imagen pública.
Consciente también de que es él quien peor parado salió tras las acusaciones iniciales de maltrato a su hijo Maddox.
Su esfuerzo está encaminado, probablemente, a darle la vuelta a esa imagen.
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