Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
17 dic 2016
Lucha de poder en casa de Isabel II....................... Patricia Tubella
La irrupción de los duques de Cambridge ha dejado sin trabajo a otros Windsor.
Andrés de
Inglaterra rompe las normas y pone al descubierto sus diferencias con el príncipe Carlos.
Andrés de Inglaterra, con sus hijas Eugenia y Beatriz. GTRESEl silencio como respuesta es siempre la mejor estrategia frente a las
especulaciones sobre la familia real británica, según una máxima de
palacio que el príncipe Andrés acaba
de saltarse a la torera con pobres resultados para su causa. El segundo
hijo varón de Isabel II ha roto el protocolo real colgando en Twitter
una misiva en la que niega fricciones con su hermano mayor y heredero,
Carlos de Inglaterra, sobre la escasa participación de sus dos hijas
en la agenda pública de los Windsor. Pero con ese gesto solo ha
conseguido poner de relieve su frustración y la de otros personajes
secundarios de la monarquía por haber sido relegados de la estampa
oficial. Nadie ha pasado por alto que el mensaje de Andrés (bajo la
firma AY, que corresponde a las siglas de Andrés de York), que subraya
que es a título personal, fue difundido solo horas después de que su
exesposa Sarah Ferguson se lamentara ante la prensa del “acoso” mediático que sufren sus hijas, Beatriz y Eugenia. La pareja de divorciados, cuya relación es tan buena que todavía
comparte techo, reaccionaba en coordinación frente a las conjeturas de
que Andrés ha pedido a la soberana un título nobiliario para los futuros
maridos de sus hijas, a modo de garantizar su estatus y el de su
descendencia en la casa real. Esa sugerencia “es una completa mentira”, como también lo es “que
hubiera fisuras con el príncipe de Gales sobre la participación de mis
hijas como miembros de la familia real”, escribía el 9 de diciembre
Andrés en lo que parece una respuesta a informaciones en ese sentido
aparecidas en la prensa en octubre. ¿Por qué refutarlas ahora? Algunos
observadores reales atribuyen ese paso en falso a la influencia de la
ambiciosa Sarah, aunque la mayoría subraya el creciente sentimiento de
marginación del duque (sus actividades no aparecen en el calendario de
la casa real) y a la preocupación por el mermado papel de la familia
York, mientras Carlos perfila las nuevas hechuras de la monarquía. Reducida en cuanto a sus miembros relevantes y, por lo tanto, más
funcional y con mayor control del presupuesto.
Carlos de Inglaterra y su hermano Andrés. GTRES
La fotografía oficial de la última recepción que Isabel II dispensa
cada diciembre al cuerpo diplomático inmortalizaba lo que ya es desde
hace un tiempo el núcleo duro de la casa Windsor: la soberana y su
consorte, Carlos acompañado de Camilla, y, sobre todo, la garantía en la
línea de sucesión que encarnan el nieto mayor de la reina, Guillermo, y
su esposa Catalina, padres de dos retoños (los principitos Jorge y Carlota). El físico privilegiado de Catalina, vestida de rojo y coronada con
una espectacular diadema de diamantes, estaba destinado a acaparar toda
atención de los medios. Pero la cámara de un fotógrafo apostado en el
exterior del palacio de Buckingham se desvió hacia una ventana en la que
Andrés aparecía en otra sala del palacio con gesto adusto, acompañado
de Beatriz y su hija Eugenia. El servicio de ninguno de los tres había
sido requerido para la ocasión, y apenas lo será en el futuro.
Sarah Ferguson, ex esposa de Andrés de Inglaterra. GTRES
El duque de York
parece ser el único vástago de Isabel II que no se resigna a que su
descendencia busque el propio camino en la vida civil, como sí lo han
hecho todos los demás nietos de la monarca. Él mismo ha visto muy
reducido su rol, circunstancia ganada a pulso después de que se le
despojara de su función de representante especial para el comercio por
sus relaciones peligrosas (entre ellas con un financiero acusado de
montar una red de “esclavas sexuales”, que empañó la imagen de Andrés)Su hermana Ana es un personaje muy austero que suele viajar en tren
para representar a la reina en los lugares más remotos, y nadie lo
discute; mientras que el pequeño, Eduardo, y su esposa Sophie fueron
convencidos para abandonar sus respectivos negocios de una productora y
una empresa de relaciones públicas porque explotaban sus conexiones
reales. Desde entonces se dedican a causas benéficas y algunos actos
menores.
Andrés describe en el mensaje de Twitter —tiene 146.000 seguidores— a
sus hijas como “dos mujeres modernas y trabajadoras". Eugenia, de 26
años, va más a su aire, codirige una galería de arte y pronto se espera
el anuncio de su compromiso con el financiero Jack Brooksbank. Beatriz,
de 28 y tan amante de la vida regalada como su padre, ha tenido solo
breves trabajos y en un único año contabilizó 18 escapadas de
vacaciones. Tendrá que espabilar, porque al duque le costará encontrar
un encaje real para ella, su hermana y, en el fondo, para sí mismo.
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