CUENTA LA LEYENDA que Arthur Boy Capel, amante de Coco Chanel,
solía regalarte camelias, con las que ella decoraba su pelo y ropa
.
Dicen que le gustaban especialmente porque, al carecer de olor, no
interferían con la fragancia de su perfume.
La diseñadora sentía tal
debilidad por esta flor que terminó convirtiéndose en uno de los iconos
más reconocibles de su marca, junto a la ya mítica doble C cruzada.
Con
el tiempo, pasaron a protagonizar broches de tela, estampados y detalles
de marroquinería de la firma de lujo.
Ahora dan también forma a una
colección de joyas a la que pertenece esta sortija bautizada como
Camélia Galbé (camelia perfilada).
Realizada en oro blanco de 18
quilates y cerámica, termina en un diamante cortado en talla brillante.
Una pieza que, como los buqués de Capel, no apela al olfato, sino al
deseo.
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