La decadencia de 'Gran Hermano'
No cabe duda de que Gran Hermano es el programa de telerrealidad más exitoso de la historia de España. 16 ediciones y un sinfín de galas avalan una trayectoria victoriosa que garantiza la marca, propiedad de Mediaset España.
Pero como en todo imperio, tras el auge llega la decadencia.
Gran Hermano ha sufrido en su historia muchas idas y venidas, resurgiendo de las cenizas en más de una ocasión.
No obstante, Zeppelin TV, productora del espacio, y Telecinco,
han sabido siempre conjugar muy bien los factores para fortalecer el
formato y cambiar las reglas como una estrategia clara de reinventar el
programa.
Ahora bien, ¿qué está pasando con la edición número 17?
Jorge Javier Vázquez no es Mercedes Milá
Toda superpotencia se sustenta en varios pilares, pilares fundamentales para sostener una base ya consagrada.
Con la salida de Mercedes Milá, una leyenda viva del formato, Gran Hermano ha perdido uno de sus apoyos fundamentales. Como relevo llega Jorge Javier Vázquez que, a pesar de su habilidad como presentador, se mantiene estático ante un panorama frenético, una realidad muy viva.
Gran Hermano no es Supervivientes, a pesar de compartir el ADN de reality.
Y es que el que fuera presentador titular de Sálvame no se empapa del espíritu GH.
Tampoco se maneja bien en terrenos más libres como la espontaneidad y
la naturalidad.
Si a eso le añadimos la saturación a la que nos han
sometido desde Mediaset, llegamos a una posición peligrosa que no deja
en muy buen lugar al formato.
Jorge Javier Vázquez no es Mercedes Milá,
pero eso ya lo sabíamos.
El casting
Pero la labor del presentador no es lo que ha hecho que en una semana, Gran Hermano haya perdido el favor de su fiel audiencia. Desde Zeppeling sabían el ‘marrón’ que se les venía encima con la edición más diferente hasta la fecha.Por ello optaron por un casting joven con las hormonas revolucionadas.
17 concursantes muy resabiados con un afán de protagonismo desorbitado.
Solo ha pasado una semana desde que arrancara la décimo séptima edición del concurso y el pescado ya está más que vendido.
Los protagonistas han querido dar tanto juego en tan poco tiempo que el incondicional público del programa no puede llegar a identificarse con ninguno de ellos, ni siquiera acercar posturas.
Peleas, amores, desamores, celos, complejos, rivalidades… todo lo que debería ir cogiendo forma poco a poco se nos ha dado en un primer plato demasiado copioso, empachándonos de un casting poco resolutivo.
GH no puede irse por la puerta de atrás
Y todo lo dicho se traduce en unas audiencias que, a pesar de estar por encima de la media de la cadena, no hacen justicia a las cuotas registradas en ediciones anteriores.Concretamente, la primera gala de GH 17 llegó a la parrilla de Telecinco con un 23,9% y 2.557.000, perdiendo por el camino un millón de espectadores respecto al arranque de la edición anterior.
Una semana después, GH ha vuelto a ceder, registrando un 19,7% de cuota de pantalla y 2.110.000 espectadores en su segunda gala. La "celebración" de este jueves fue superada incluso por el regreso de Águila Roja (2.580.000 y 16,6%), la serie de TVE que ha renacido (sorprendentemente) de sus cenizas.
Gran Hermano continúa haciendo datos muy significativos para las reglas que rigen las audiencias actuales.
No
obstante, las cifras no están a la altura de un formato que lleva 16
años dando el callo.
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