Las peticiones del polémico hijo de Isabel II le enfrentan con su hermano Carlos.
El príncipe Andrés quiere que
su madre, la reina Isabel II, asigne a sus dos hijas, Beatriz y
Eugenia, funciones oficiales a tiempo completo subvencionadas por el
contribuyente, según publica la prensa británica.
El segundo hijo varón de la monarca británica, Andrés ha reclamado además un nuevo alojamiento en el palacio de Kensington, una petición que ha sido bloqueado por Carlos de Inglaterra, el heredero a la Corona.
La reina Isabel, de 90 años, se ha visto en medio de la trifulca real entre sus dos hijos, que al parecer ha llegado hasta un punto en el que Andrés, de 56 años, ha escrito a su madre exigiendo que Beatriz y Eugenia desempeñen tareas reales definidas a tiempo completo, subvencionadas por los fondos soberanos con los que se paga a los miembros de la familia real británica.
En la misiva dirigida a la monarca, cuyo borrador fue originalmente redactado por la secretaria personal del duque, Amanda Thirsk, su segundo hijo se lamenta de que los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, así como el príncipe Enrique lleguen a hacer sombra a las princesas cuando fallezca la soberana y Carlos se convierta en rey.
Andrés ejerce un cargo como representante del comercio y negocios británicos en el extranjero al tiempo que preside algunas organizaciones benéficas y cumple con una serie de compromisos oficiales por los que percibe una asignación.
Según el citado tabloide, a la reina le sorprendió tanto recibir la citada misiva, que se sintió incapaz de responder y encomendó el asunto a su secretario privado, Christopher Geidt, quien abordó el tema directamente con Carlos.
De acuerdo con esta información, el primogénito de Isabel II consideró que alguien en el seno del Gobierno debería informar a su hermano de que aunque él continuará desempeñando un papel formal dentro de la realeza, no ocurrirá lo mismo con sus hijas.
La vida de Beatriz, la hija mayor del duque de York y Sarah Ferguson, ya ha estado en el pasado en el punto de mira por su alto nivel de vida.
La insistencia de algunos medios británicos en criticar esa existencia regalada apunta en realidad a la línea de flotación del progenitor, un príncipe que habría legado a su hija su conocida afición a la buena vida, alimentada en gran medida por los contactos en las altas esferas que le ha procurado su condición de príncipe.
El segundo hijo varón de la monarca británica, Andrés ha reclamado además un nuevo alojamiento en el palacio de Kensington, una petición que ha sido bloqueado por Carlos de Inglaterra, el heredero a la Corona.
La reina Isabel, de 90 años, se ha visto en medio de la trifulca real entre sus dos hijos, que al parecer ha llegado hasta un punto en el que Andrés, de 56 años, ha escrito a su madre exigiendo que Beatriz y Eugenia desempeñen tareas reales definidas a tiempo completo, subvencionadas por los fondos soberanos con los que se paga a los miembros de la familia real británica.
En la misiva dirigida a la monarca, cuyo borrador fue originalmente redactado por la secretaria personal del duque, Amanda Thirsk, su segundo hijo se lamenta de que los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, así como el príncipe Enrique lleguen a hacer sombra a las princesas cuando fallezca la soberana y Carlos se convierta en rey.
Andrés ejerce un cargo como representante del comercio y negocios británicos en el extranjero al tiempo que preside algunas organizaciones benéficas y cumple con una serie de compromisos oficiales por los que percibe una asignación.
Según el citado tabloide, a la reina le sorprendió tanto recibir la citada misiva, que se sintió incapaz de responder y encomendó el asunto a su secretario privado, Christopher Geidt, quien abordó el tema directamente con Carlos.
De acuerdo con esta información, el primogénito de Isabel II consideró que alguien en el seno del Gobierno debería informar a su hermano de que aunque él continuará desempeñando un papel formal dentro de la realeza, no ocurrirá lo mismo con sus hijas.
La vida de Beatriz, la hija mayor del duque de York y Sarah Ferguson, ya ha estado en el pasado en el punto de mira por su alto nivel de vida.
La insistencia de algunos medios británicos en criticar esa existencia regalada apunta en realidad a la línea de flotación del progenitor, un príncipe que habría legado a su hija su conocida afición a la buena vida, alimentada en gran medida por los contactos en las altas esferas que le ha procurado su condición de príncipe.
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