Los investigadores de la Guardia Civil siguen viendo "contradicciones" en la declaración de la progenitora de la joven desaparecida hace más de tres semanas en A Coruña.
Las batidas en la zona han concluido para los investigadores de la Guardia Civil que desde hace más de tres semanas buscan pistas sobre la joven de 18 años Diana Quer, desaparecida la madrugada del pasado 22 de agosto en A Pobra do Caramiñal (A Coruña).
Los agentes parecen haber centrado sus pesquisas en la madre de la chica, a quien su propio exmarido, Juan Carlos Quer, puso en el foco de todas las sospechas al anunciar hace más de una semana que un juzgado le retiraba la custodia de su hija menor, Valeria. Según fuentes cercanas a la investigación, la madre de Diana Quer, Diana López-Piñel, ha sido sometida este mismo martes a "un durísimo interrogatorio debido a las contradicciones en las que ha incurrido en sus declaraciones".
Durante varias horas los investigadores han tratado de aclarar por qué no reconoció enseguida la mala relación que existía entre ella y sus hijas, que las llevó días antes de la desaparición hasta un centro de salud donde tanto la madre como la hija menor tuvieron que ser tratadas de un ataque de ansiedad.
Intentarán averiguar como es posible que no escuchara a su hija regresar y, presumiblemente volver a salir de la casa en la que pasaban las vacaciones, una hora más tarde de haberla llamado para ir a buscarla a las fiestas del pueblo.
O por qué describió la indumentaria que llevaba puesta su hija esa noche —pantalón corto rosa y camiseta— cuando realmente esas ropas estaban en su habitación, como si se hubiese cambiado de ropa antes de volver a salir de casa de madrugada.
Nada ha trascendido de ese interrogatorio aún.
Lo que sí evidencia es que la propia madre de la desaparecida parece formar parte de la lista de sospechosos que manejan actualmente los investigadores.
No obstante, según fuentes cercanas a la investigación, existe otra amplia lista de amigos y conocidos de la joven madrileña desaparecida que sigue barajándose y de la que se "continúan haciendo comprobaciones".
Además, a la luz de los posicionamientos de su teléfono móvil, se barajó la posibilidad de que pudiese haberse subido a un coche en las inmediaciones de su casa, ya bien entrada la madrugada (hacia las 4.00 horas).
Los agentes analizan desde entonces una por una las matrículas de los vehículos de las cámaras de seguridad de A Pobra, aquella noche, con todo el pueblo en fiestas.
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