El presidente de EE UU visita Papahānaumokuākea, una nueva zona protegida en Hawái que triplica el tamaño de España, y defiende la importancia de conservar el planeta.
El día de San Valentín de 1779 murió el explorador británico James
Cook, el célebre capitán Cook.
Fue asesinado a golpes en la Isla Grande de Hawái, en medio del océano Pacífico, por indígenas hartos de la ocupación violenta de sus tierras.
Los pedazos de su cuerpo, descuartizado, se repartieron equitativamente entre los jefes de las tribus de la isla.
Mucho han cambiado desde entonces los métodos de los hawaianos para conservar su paraíso.
“Este es un sitio sagrado y merece ser tratado en consecuencia”, ha declarado este jueves el presidente estadounidense, Barack Obama, al presentar oficialmente la mayor área protegida del planeta, el Monumento Nacional de Papahānaumokuākea, cuyo tamaño ha cuadruplicado hasta alcanzar los 1,5 millones de kilómetros cuadrados.
El santuario natural triplica la superficie de España y alberga más de 7.000 especies marinas, entre ellas los animales más antiguos del planeta, los corales negros, que pueden cumplir más de 4.500 años.
Obama, nacido en Honolulu en 1961, ha visitado el nuevo parque coincidiendo con el arranque del Congreso Mundial de la Naturaleza, que tendrá lugar hasta el 10 de septiembre en la capital hawaiana.
El presidente, que se quedó en blanco al intentar pronunciar el nombre de la reserva, se ha zambullido a última hora, según la Casa Blanca, en las aguas cristalinas de Papahānaumokuākea para contemplar con un esnórquel su ecosistema submarino.
“Quiero que dentro de 20 años, de 40, de 100, este sea un lugar al que la gente todavía pueda venir y ver cómo es un sitio que no ha sido destruido por los humanos”, ha proclamado solemnemente Obama.
Sin embargo, el texto de ampliación de la reserva marina, hecho público el 26 de agosto, deja vía libre a un uso potencialmente destructivo: el militar.
“Las prohibiciones fijadas por esta proclamación no se aplicarán a las actividades y ejercicios de las Fuerzas Armadas de EE UU”, advierte el documento.
“La actividad militar seguirá como hasta ahora.
Para nosotros, lo importante es que los militares podrán vigilar la pesca ilegal y poner sus satélites al servicio de la conservación”, ha asegurado en Honolulu el geólogo Seth Horstmeyer, de The Pew Charitable Trusts, una organización independiente que ha sido clave en la protección de Papahānaumokuākea.
La ampliación de la reserva se ha hecho en tiempo récord.
El 29 de enero de 2015, siete personalidades hawaianas escribieron a Obama para solicitar más protección para las aguas del noroeste de Hawái.
El 16 de junio de este año, el senador estadounidense Brian Schatz presentó una propuesta para ampliar el Monumento Nacional de Papahānaumokuākea, establecido hace 10 años por George W. Bush.
El 26 de agosto, Obama firmó la cuadruplicación de su tamaño.
Schatz ha reconocido este jueves que será “un enorme desafío”
gestionar y vigilar los 1,5 millones de kilómetros cuadrados protegidos.
De hecho, el senador por Hawái ha admitido que “todavía no está articulado” el sistema que desarrollará la actual protección sobre el papel de Papahānaumokuākea.
Obama ha visitado el atolón de Midway, en el corazón de la reserva y a medio camino entre Asia y Norteamérica, como indica su nombre en inglés.
El paraje fue escenario en 1942 de una de las batallas más decisivas de la Segunda Guerra Mundial.
El portaaviones estadounidense USS Yorktown, torpedeado por los japoneses, reposa en el fondo marino junto a otros pecios, pese a la victoria estadounidense.
Y Midway también fue un cementerio para 3.000 soldados.
Para Obama, estas muertes convierten el lugar en “sagrado”.
“No solo ha creado la mayor reserva del mundo, Obama también ha
creado el mayor refugio climático”, aplaude Horstmeyer. De las 7.000
especies marinas que pueblan el santuario, una cuarta parte solo existe
en Papahānaumokuākea. También viven allí especies en peligro de
extinción, como la tortuga verde, la foca monje hawaiana y el pato más
amenazado del mundo, el ánade de Laysan, del que se calcula que solo
quedan 500 ejemplares adultos sobre la faz de la Tierra.
El Congreso Mundial de la Naturaleza que se celebra en Honolulu es uno de los eventos de conservación más importantes de la historia.
Congrega a 9.000 participantes de más de 190 países, organizados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que ha pagado el viaje de EL PAÍS a Honolulu.
La UICN es la principal red medioambiental del mundo y está compuesta por 1.300 miembros, desde Estados soberanos a ONG.
En la inauguración del congreso, el presidente de Palau, Tommy Esang Remengesau, ha recordado que solo el 2% de los océanos del mundo está protegido.
Palau, un país insular del océano Pacífico con 20.000 habitantes, ha blindado el 80% de su Zona Económica Exclusiva, la franja de mar que se extiende hasta 200 millas desde la costa. “Papahānaumokuākea es un gran arranque, señor Obama. Cuando haya protegido el 80% de su Zona Económica Exclusiva habrá entrado usted en las grandes ligas”, ha desafiado, medio en broma, medio en serio, Remengesau al presidente de EE UU.
Fue asesinado a golpes en la Isla Grande de Hawái, en medio del océano Pacífico, por indígenas hartos de la ocupación violenta de sus tierras.
Los pedazos de su cuerpo, descuartizado, se repartieron equitativamente entre los jefes de las tribus de la isla.
Mucho han cambiado desde entonces los métodos de los hawaianos para conservar su paraíso.
“Este es un sitio sagrado y merece ser tratado en consecuencia”, ha declarado este jueves el presidente estadounidense, Barack Obama, al presentar oficialmente la mayor área protegida del planeta, el Monumento Nacional de Papahānaumokuākea, cuyo tamaño ha cuadruplicado hasta alcanzar los 1,5 millones de kilómetros cuadrados.
El santuario natural triplica la superficie de España y alberga más de 7.000 especies marinas, entre ellas los animales más antiguos del planeta, los corales negros, que pueden cumplir más de 4.500 años.
Obama, nacido en Honolulu en 1961, ha visitado el nuevo parque coincidiendo con el arranque del Congreso Mundial de la Naturaleza, que tendrá lugar hasta el 10 de septiembre en la capital hawaiana.
El presidente, que se quedó en blanco al intentar pronunciar el nombre de la reserva, se ha zambullido a última hora, según la Casa Blanca, en las aguas cristalinas de Papahānaumokuākea para contemplar con un esnórquel su ecosistema submarino.
“Quiero que dentro de 20 años, de 40, de 100, este sea un lugar al que la gente todavía pueda venir y ver cómo es un sitio que no ha sido destruido por los humanos”, ha proclamado solemnemente Obama.
Sin embargo, el texto de ampliación de la reserva marina, hecho público el 26 de agosto, deja vía libre a un uso potencialmente destructivo: el militar.
“Las prohibiciones fijadas por esta proclamación no se aplicarán a las actividades y ejercicios de las Fuerzas Armadas de EE UU”, advierte el documento.
“La actividad militar seguirá como hasta ahora.
Para nosotros, lo importante es que los militares podrán vigilar la pesca ilegal y poner sus satélites al servicio de la conservación”, ha asegurado en Honolulu el geólogo Seth Horstmeyer, de The Pew Charitable Trusts, una organización independiente que ha sido clave en la protección de Papahānaumokuākea.
La ampliación de la reserva se ha hecho en tiempo récord.
El 29 de enero de 2015, siete personalidades hawaianas escribieron a Obama para solicitar más protección para las aguas del noroeste de Hawái.
El 16 de junio de este año, el senador estadounidense Brian Schatz presentó una propuesta para ampliar el Monumento Nacional de Papahānaumokuākea, establecido hace 10 años por George W. Bush.
El 26 de agosto, Obama firmó la cuadruplicación de su tamaño.
De hecho, el senador por Hawái ha admitido que “todavía no está articulado” el sistema que desarrollará la actual protección sobre el papel de Papahānaumokuākea.
Obama ha visitado el atolón de Midway, en el corazón de la reserva y a medio camino entre Asia y Norteamérica, como indica su nombre en inglés.
El paraje fue escenario en 1942 de una de las batallas más decisivas de la Segunda Guerra Mundial.
El portaaviones estadounidense USS Yorktown, torpedeado por los japoneses, reposa en el fondo marino junto a otros pecios, pese a la victoria estadounidense.
Y Midway también fue un cementerio para 3.000 soldados.
Para Obama, estas muertes convierten el lugar en “sagrado”.
El Congreso Mundial de la Naturaleza que se celebra en Honolulu es uno de los eventos de conservación más importantes de la historia.
Congrega a 9.000 participantes de más de 190 países, organizados por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que ha pagado el viaje de EL PAÍS a Honolulu.
La UICN es la principal red medioambiental del mundo y está compuesta por 1.300 miembros, desde Estados soberanos a ONG.
En la inauguración del congreso, el presidente de Palau, Tommy Esang Remengesau, ha recordado que solo el 2% de los océanos del mundo está protegido.
Palau, un país insular del océano Pacífico con 20.000 habitantes, ha blindado el 80% de su Zona Económica Exclusiva, la franja de mar que se extiende hasta 200 millas desde la costa. “Papahānaumokuākea es un gran arranque, señor Obama. Cuando haya protegido el 80% de su Zona Económica Exclusiva habrá entrado usted en las grandes ligas”, ha desafiado, medio en broma, medio en serio, Remengesau al presidente de EE UU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario