Una joven posa en el tejado de su casa en la montaña de Dhalamlam, en Jafariya.
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La cena todavía se cocina como de costumbre en un fuego abierto, y la luz del amanecer anuncia el comienzo de los trabajos en los campos
. Pero lejos de ser un país idílico, los días soleados en las verdes colinas presencian una lucha medieval por la supervivencia
. En la imagen, niños nadan en un estanque de Jafariya.
“A pesar de la dificultad de la vida, seguimos viviendo aquí como nuestros padres y ancestros. Trabajamos el grano de café como ellos lo hicieron y hemos crecido acostumbrados a esta vida con toda su crueldad y dificultades.” comenta Mohammad Yahya Haidar, de 65 años.
En la imagen, hombres trabajando en una granja de las montañas Dhalamlam.
“Me duele la espalda. Ojalá hubiese otra opción para desplazarnos, porque el ascensor no es seguro y nos podemos caer.”
Lamenta Majid Abdullah al-Ayashi, de 14 años, que regularmente atraviesa los 1.200 metros de distancia dentro de la caja de metal oxidado junto con productos que luego traslada cuesta arriba a su poblado de la montaña de Dhalamlam
. En la imagen, un teleférico transporta suministros hacia la montaña de Dhalamlam.
ción médica.
Las mujeres embarazadas que sufren complicaciones y los pacientes inmovilizados sobreviven a largos viajes en camillas improvisadas y durante más de ocho horas.
En la imagen, dos niños sentados en el tejado de su casa de las montañas, en Jafariya.
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