Una exposición itinerante recuperará en 2017 el legado de la artista cubana.
Discípula de Hans Hoffmann y amiga de Mark Rothko, Willen de Kooning, Frank Kline y Robert Motherwell, la artista Nela Arias-Misson (La Habana, 1915- Miami, 2015) reivindicó siempre su individualidad.
Su nombre raramente aparece vinculado al de los integrantes del expresionismo abstracto ni a los grandes movimientos europeos que vendrían después y de los que ella formó parte. Autora de una obra radical y singular, eligió vivir de espaldas al mercado y solo guardan obra suya los coleccionistas que, por las razones más extravagantes, le caían bien.
Un año después de su muerte, un grupo de expertos capitaneados por la investigadora y doctora en Historia del Arte Alicia Vallina y por Joaquín Díaz- Caneja (vocal del Patronato de la Fundación-Museo Evaristo Valle) quieren dar a conocer al mundo un legado de más de 400 obras a través de una exposición itinerante que arrancará, a comienzos del año que viene, en España seguirá en Miami y concluirá en el Museo de Bellas Artes de La Habana.
Como ha ocurrido con otras grandes artistas mujeres de la historia (Artemisia Gentileschi, Mary Cassat, Camille Claudel, Berthe Morisot o Remedios Varo), no hay razones objetivas por las que el nombre de Nela Arias-Misson haya permanecido en la cuneta del olvido.Su única hija, Carole Bird Arias, recuerda desde Miami que su madre hizo cosas que “a las mujeres no se les permitía en su época, pero nunca recibió el reconocimiento del que sus colegas hombres disfrutaban".
"Se quejó de ello en una entrevista que le hicieron cuando hizo su única retrospectiva en Bruselas, en el año 1973”.
La operación rescate de la figura de la artista empezó justo después de su muerte, el 17 de julio del pasado año.
Un productor de Univisión, Daniel Godoy, contempló de manera casual parte de la obra y dio la alerta del tesoro que tenía ante sus ojos a la Galería Modernican LLC de Miami.
La investigadora Alicia Vallina, coordinadora de la exposición, ha trabajado desde entonces para reconstruir su historia y el catálogo razonado de su obra.
Nela Arias-Misson era hija de padres asturianos dedicados al negocio del tabaco que emigraron a Cuba a comienzos del siglo pasado.
En 1950 contrajo su segundo matrimonio.
Esta vez, con un abogado neoyorquino, Sidney Kraft, que le posibilitó el contacto con figuras esenciales del expresionismo abstracto como Hans Hoffmann, su mentor, Mark Rothko o De Kooning.
Las críticas de algunas de las muchas exposiciones colectivas en las que participó en esa época hablan de una obra cargada de espiritualidad y magia.
Desde muy pequeña empezó a tomar clases de dibujo con el pintor Armando Maribona, decidida a convertirse en una gran artista.
Su gran amigo, el filósofo y poeta Ignacio Gómez de Liaño la describe como una mujer imponente y de fuerte carácter: "Alta, de buen tipo, afable y directa a la vez, con su pelo color caoba, sus ojos azules y su actitud expeditiva".
También era Nela Arias muy curiosa y muy viajera, ingredientes esenciales para una vida casi de novela.
Su primer matrimonio surgió en uno de sus numerosos viajes a Nueva York.
A su vuelta a la isla conoció a Willis Hesser Bird, un ejecutivo viudo con el que se instaló en Washington y con el que tuvo a su única hija, Carole, en 1942.
Convertido en agente de la CIA, durante la guerra, fue destinado a diferentes países asiáticos a los que la artista no le quiso acompañar y prefirió instalarse en Nueva York para proseguir con su carrera artística.
Ya en estos años, pinta sin parar.
A veces vinculada a la abstracción, otras con delicados desnudos y, las más de las veces, creando formas esotéricas cargadas de colores. Las críticas de algunas de las muchas exposiciones colectivas en las que participó entonces hablan de una obra cargada de espiritualidad y magia.
Con su nuevo marido, famoso por sus poemas públicos y artista conceptual, comienza una etapa en la que recorre y expone en varias ciudades europeas (en Bélgica expone en el Museo d´Ixelles junto a Jean Dubuffet y Lucio Fontana) y, en especial, España. Viven temporalmente en Ibiza, Barcelona y Madrid participan en proyectos con Joan Brossa, Herminio Molero, o Gómez de Liaño. Su biógrafa, Alicia Vallina explica que a través de Antoni Tàpies, Nela Arias entra en contacto con el grupo El Paso, quienes la invitan a unirse a ellos.
Pero ella rechaza la propuesta y una vez más opta por la individualidad y por seguir sus propios instintos.
A finales de los ochenta, la pareja se rompe y ella retorna a Estados Unidos. Primero a Nueva York y después a Miami donde fallece en las vísperas de cumplir cien años, no sin antes pedir a su hija que sus cenizas fueran enterradas junto a las de sus padres en el cementerio asturiano de San Esteban de Molleda (Avilés).
Alain Arias Misson es una de las personas que más celebran la recuperación del legado de la que fue su esposa y de la que tuvo una separación traumática.
"Durante los dos últimos años de vida de Nela recuperamos la comunicación y la amistad.
Era una mujer fuera del corriente y también imposible.
Fue el gran amor de mis veinte años, aún ahora me causa tristeza su recuerdo.
Estoy muy agradecido por haber recuperado el trato en sus últimos años. Si no, no podría reconciliarme con su pérdida".
En 1958 conoce a Alain Arias-Misson (Bruselas, 1936), en Provincetown (Massachusetts) un joven artista 20 años menor que ella y no solo se casan, sino que deciden vincular sus apellidos en el registro civil.
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