Aunque Mar Flores y Eduardo Velasco no sean pareja del verano, ella está en la mejor compañía posible: la de un abogado.
Estoy ilusionado con las fotos de Mar Flores
en un barco junto a una de mis personas favoritas, Eduardo Velasco.
Ambos han aclarado que son solo amigos y amantes del mar desde hace tiempo, pero en el panorama social estamos acostumbrados a ver amistades que se transforman en amor en el momento más inesperado.
Y a ver cómo el amor se transforma en fotos y las fotos en dinero.
Pero este no es el caso, ni tampoco es la primera vez que Eduardo se embarca con señoras o señores. Un verano, hace años, la revista Coure nos sorprendía a mi marido y a mí con unas fotografías donde yo reaccionaba a mi manera, aparatosa, ante la aparición amenazadora de una medusa bajo la escalerilla de un barco virilmente tripulado por nuestro querido Velasco.
Después, me sentí mal conmigo mismo y mi histrionismo y llamé a Eduardo para ofrecerle una disculpa y charlar un poco más. “Me han dicho muchos amigos que Rubén y yo hacemos mejor pareja”, fue su encantadora respuesta. ¡No hay nada como la gallardía española! Aunque no sean pareja del verano, Mar está en la mejor compañía posible: la de un abogado.
Ambos han aclarado que son solo amigos y amantes del mar desde hace tiempo, pero en el panorama social estamos acostumbrados a ver amistades que se transforman en amor en el momento más inesperado.
Y a ver cómo el amor se transforma en fotos y las fotos en dinero.
Pero este no es el caso, ni tampoco es la primera vez que Eduardo se embarca con señoras o señores. Un verano, hace años, la revista Coure nos sorprendía a mi marido y a mí con unas fotografías donde yo reaccionaba a mi manera, aparatosa, ante la aparición amenazadora de una medusa bajo la escalerilla de un barco virilmente tripulado por nuestro querido Velasco.
Después, me sentí mal conmigo mismo y mi histrionismo y llamé a Eduardo para ofrecerle una disculpa y charlar un poco más. “Me han dicho muchos amigos que Rubén y yo hacemos mejor pareja”, fue su encantadora respuesta. ¡No hay nada como la gallardía española! Aunque no sean pareja del verano, Mar está en la mejor compañía posible: la de un abogado.
Finalmente, Mariano Rajoy ha seducido a Albert Rivera, o al menos Albert se ha subido al barco de Mariano.
Con la madurez, tanto Eduardo como Mariano realizan conquistas y faenas que probablemente no imaginaban cuando eran jóvenes licenciados.
A mí no me vendría mal una tercera elección, porque en el Consulado español en Miami la funcionaria se equivocó con mi dirección postal (vivo en un número 1.000 y ella puso 7.000, tan tranquila)
. Cuando advirtieron su error y mi decepción trataron de tranquilizarme diciéndome que “nunca se sabe cuándo puede haber elecciones otra vez”
.El signo de nuestros tiempos, todo nos alarma o vigila, pero no nos
movemos de delante del móvil. Mar Flores y Eduardo Velasco podrían ser
un pequeño culebrón, una culebrilla, pero antes queda mucho suspense en el de Alba Carrillo y Feliciano López.
“Tenemos que hablar de Alba”, me exigió una adorada amiga por mensaje.
“Sí, mi amor, pero antes tenemos que hablar de Feliciano”.
Conocí a
Feliciano mientras visitaba mi gimnasio en Madrid, precisamente en
compañía de Eduardo, y comprobé con aplomo que su belleza es
considerable.
Alba insinúa en todas sus apariciones que Feliciano no
tiene mano izquierda para evitar que su atractivo le saque de peligros.
Casi sin nombrarla nos ha hecho recordar el complicado romance de
Feliciano con María José Suárez, que terminó tan mal que ella se
transformó en diseñadora de moda flamenca, lo que provocó un terremoto
en las pasarelas sevillanas.
En un debate reciente sobre si Feliciano es
bueno o malo, alguien sugirió que en el momento en que estalló la
crisis con Alba el tenista empezó a ganar en torneos importantes, como
el Open de Madrid y luego los dobles en Roland Garros.
Un atleta de élite es una persona que está primordialmente casado con
ese instante de triunfo que lleva años de entrenamiento conseguir
. Alba
ratifica que le apoyaba en todo, pero a lo mejor no supo ver que este
año los torneos eran lo más importante y Feliciano tampoco supo
trasladarle esa importancia. De eso se ocupó, más tarde, la madre del
deportista.
En las parejas, a veces, la comunicación se vuelve un laberinto.
Pero afortunadamente Alba ha encontrado un pretendiente en Telecinco,
algo similar en importancia a los torneos de su ex.
Telecinco no le ha
ofrecido una raqueta sino un micrófono en un programa de debate donde
ella será un importante reclamo. Alba aporta contenido y también a su
mamá, que parece una especie de entrenadora de élite de cómo encajar
cada entrega del culebrón de su niña. Curiosamente, una de las
compañeras de Alba Carrillo será Rocío Carrasco, que la mira desde la
experiencia y la tranquilidad que le da organizar su boda con Fidel
Albiac después de 16 años juntos. Rociíto debería liderar su propio
programa de televisión donde aconsejarnos a todos. A Mar Flores, a
Mariano Rajoy, a Eduardo Velasco y a mí mismo para que deje de gritar
por las medusas y los medusos.
Al menos me devolvería la confianza en nuestras representaciones
diplomáticas. Días antes de la segunda convocatoria, al salir del bufete
de mis abogados, vi un cartel de Alberto Garzón
en el suelo y me acerqué a retirarlo, pero descubrí a una vecina
observándome con muy mal gesto. “Tiene unos ojos muy bonitos y con esas
pestañas que Annie Leibovitz ya dijo en el año 92 que solo las tenían
los españoles”, intenté explicarle, pero los ojos de mi vecina me
hicieron desistir y dejé a Garzón, tan cuchi y de izquierdas, allí en el suelo.
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