Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
11 jun 2016
Jóvenes y millonarios............................................................ Boris Izaguirre
El cantante Justin Bieber (derecha) y el futbolista Neymar (centro).
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En Miami es temporada de tormentas, comienza el 1 de junio y termina el 30 de noviembre.
Eso es lo que dura el verano hoy en día.
El fin de semana pasado, mientras tomaba un sol perfecto en el club de playa, observaba a los americanos de verdad leyendo
The New York Times
, con la foto en su primera página de
los tesoros del Louvre trasladados de urgencia a plantas altas del museo para no ser destruidos por la crecida del Sena
.
Fue una imagen amenazadora.
Esas estatuas de culturas que se han convertido en naciones conflictivas o supervisadas por los bancos acreedores, reunidas en un hermoso desorden ante la terrible posibilidad de que el agua del río les hiciera daño.
Recordé que mi madre contaba cómo me llevó de la mano al Louvre cuando tenía 11 años y yo me planté fascinado ante la
Victoria de Samotracia
sin tiempo
para ver
La Gioconda
.
Vicky y Gio, dos tipos de mujer, una sin cabeza pero con cuerpazo y alas y la otra con cabeza pero sin cuerpo.
La diosa alada y la mujer sentada. La que actúa y la que piensa.
Ambas habitan en nosotros y también en ese museo amenazado ahora por cosas como la religión y el cambio climático.
Es cierto que en la vida te obligan a que seas una cosa u otra. La
Victoria de Samotracia
o
La Gioconda
.
De Podemos o de Ciudadanos
. La diferencia, eso que tanto he defendido toda mi vida, te ubica en un sitio extraño
. Yo prefiero la
Victoria de Samotracia
porque la encuentro más gestual, todo movimiento.
La Mona Lisa
me parece que es más de ideologías, te hipnotiza y luego no te resuelve
. En cambio, creer en una mujer alada al menos te da actitud
. Me encantaría plantear estas cuestiones a Albert Rivera o a Pablo Iglesias en uno de esos platós de televisión donde parecen vivir.
Uno de los inconvenientes de que se repitan las elecciones es que
también se repiten los debates y los sondeos
.
No es justo con el televidente, que los consumirá por la sencilla razón de que no hay otra oferta.
Preferiría un diálogo televisado entre
Justin Bieber y su nuevo mejor amigo, Neymar,
el jugador estrella del Barça.
Se han vuelto inseparables y ya son una imagen histórica de su generación: menores de 24 años, millonarios, unidos por el entretenimiento y la falta de respeto al tinte rubio para el pelo.
Bieber, que es canadiense, tiene mejor relación con el balón que cualquier norteamericano.
Y Neymar sabe bailar sin pensar los éxitos de su anfitrión en Los Ángeles. Canadá y Brasil, dos potencias americanas unidas por su dorada juventud.
Aunque mi cabello es más plateado que dorado, esta semana he salido en los medios casi tanto como un político, debido a
mi anterior columna sobre la compra que le envié a mi padre a Venezuela
.
De pronto estaba hablando en todas partes sobre mi papá y mi país cuando mis amigos me advirtieron de que pensara muy bien lo que diría porque alguien ha colado a Venezuela en la campaña electoral y cualquier cosa fuera de tono podría fastidiar el bendito envío que viaja en este momento por vía marítima.
“¿Cómo puedes estar seguro de que a tu papá le llegue el encargo si al país no llega casi nada? ¡Aunque se sigan celebrando grandes bodas, eso sí!”
. Aparentemente, estas agencias
tienen un “contacto” en los puertos venezolanos
que facilita la entrega a los necesitados familiares.
Todo este sistema me asombra tanto como la economía sumergida que genera.
“Sí, pero déjate de rechistar porque lo importante es que el atún, el aceite y las medicinas le lleguen a tu padre a fin de mes”.
Cuando mi marido, que es mi alimento y mi medicina, está de visita en Miami y escucha la radio española, me enternece.
Los españoles tenemos una relación atávica con la radio, lo sé porque he hecho mucha radio en España.
Y escuchándola nos enteramos de que Manuela Carmena quiere garantizar que los organizadores del desfile del orgullo gay
no tengan que pagar multas por exceso de ruido
.
Lo ha equiparado a las Fallas de Valencia, que son ruidosísimas y muy amparadas por el Ayuntamiento y la Virgen.
Tengo amistades en Miami que compran el billete a Madrid el día siguiente de despertarse resacosos del Orgullo.
Y se pasan el año elaborando, mental y artesanalmente, el vestuario que emplearán.
“Y también calculamos el decibelio, mi amor”, me informó uno de ellos.
“Hablamos en susurros, como
giocondas
, pero con gestualidad de
victorias de Samotracia
y también con gritos de concierto de Justin Bieber. Lo practicamos todo porque Madrid es nuestra Meca.
¡Que lo oiga todo el mundo!”.
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