Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 mar 2016

Nuestro miedo a ser libres......................................................... Carmen Ordoñez

Rescatamos a Wilhelm Reich y sus sabias reflexiones sobre la sexualidad.

Podría ser un artículo de hace más de 30 años que estuvo de moda y leí, y como dije con otros autores debatimos y mucho. y ahora vuelve a aparecer toda esta gente que configuraron mi mente y lo que sé. Pero habrá gente que no sabe quien fue 

Wilhelm Reich.

Poco puede haber nuevo salvo las novelas y pocos autores pero la verdad sé que en los libros y debates poco de lo que veo me suena a nuevo.No sé si es bueno o malo.

 


Nunca está de más rescatar del olvido a Wilhelm Reich (Ucrania, 1897-Estados Unidos, 1957), a quien debemos –especialmente las mujeres– sabias reflexiones sobre nuestra sexualidad: médico ante todo, puesto que su objetivo fue siempre el alivio del sufrimiento humano, fue el primero en reivindicar una vida sexual sana como terapia para conseguir la felicidad.
Las teorías de Reich parten de la afirmación de que la represión sexual, fruto de nuestro miedo a ser libres y felices, nos ha hecho perder el contacto con nuestra propia naturaleza animal, minimizando la capacidad humana para experimentar el placer en toda su dimensión.

DIFUSIÓN DE FANZINE

‘¡Escucha, hombrecillo! Discurso sobre la mediocridad’ es un opúsculo de carácter subversivo escrito en 1945 sin intención de ser publicado, pero con vocación de ser difundido a los cuatro vientos
. De hecho, circuló por las universidades europeas y americanas de los años sesenta y setenta en ediciones pirata, como un fanzine.
 La Linterna Sorda recupera el texto más leído de Reich, que estaba descatalogado desde hace más de 30 años, con las ilustraciones originales de William Steig.
Se le llamó, con carácter peyorativo, el profeta del buen orgasmo, cuando en realidad lo fue del amor libre, entendiendo este concepto en un sentido literal y no como la pantomima en que luego ha derivado y que desvincula el sexo del afecto y la ternura.
 Para Reich, la sexualidad plena no era sinónimo de coito, sino de abandono y éxtasis en el acto del amor.
 Era, pues, contrario a la pornografía, síntoma de una sexualidad alienante, mercantilizada y ajena al goce natural y libre.
Psicoanalista y marxista, se le considera precursor de la escuela de Fráncfort –Fromm, Marcuse, Adorno, Foucault, Hannah Arendt y Simone Weil se cuentan entre sus admiradores– y de otros ideólogos que preconizan la vida buena (no confundir con la buena vida). La influencia de su discurso es patente entre los beatniks, en el movimiento underground y en muchos de los grafitis que popularizó el Mayo Francés. Fue pionero también para naturistas y ecologistas. Como científico, el trabajo de Reich fue el punto de partida para el informe Kinsey y el de Masters y Johnson (sí, los mismos de la serie Masters of Sex).
Su heterodoxia fue perseguida tanto en la Alemania nazi como en la América del macartismo, donde destruyeron sus manuscritos y fue condenado a dos años de prisión, falleciendo en extrañas circunstancias dos días antes de finalizar su condena en un penal de Pensilvania.
A pesar de haber firmado antes 12 libros y 150 artículos, ¡Escucha, hombrecillo! es, sin duda, su obra más leída
. Posiblemente porque está repleta de eslóganes que conducen a una única verdad incuestionable: solo una cosa importa, vivir una vida buena y feliz.


Así sucedieron las cosas y mitificó lo que se entiende como amor libro.
Ya más tarde habiendo leído a Marcuse y viéndonos los domingos para discutir sobre su filosofía a veces a escondidas de los más progres que nos dejaban o no leer lo que consideraban que no era bien recibido en círculos luchadores muy de izquierdas. Pero si clandestinamente hacíamos ciertas cosas nos obligaban a ser clandestinos con nuesra libertad de pensamiento. Con los años me decepcionó Simone de Buboir, como la creimos en el 2º sexo y fuera de sus aventuras, estaba dominada por Sarttre. Y nunca fue esa relación que leíamos porque nunca fue amor libre, ella tuvo algún amante cuando Sartre tenía otras....pero eso es muy largo de contar.
Sin embargo Camus lo fui entendiendo mucho mejor, claro que sus compañeros de lucha se apartaban de él por esa libertad que manaban sus escritos..

elpaissemanal@elpais.com

 

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