El ‘sin techo’, a punto de viajar a Londres donde le espera un empleo.
De la noche a la mañana se vio durmiendo en un cajero automático aunque sin mendigar. “Me da mucha vergüenza”, aclaró.
Diego Bernal, un joven de 22 años que lleva varios meses en el paro, fue quien descubrió la semana pasada al sin techo en un semáforo.
Laso le explicó su desventura y Diego utilizó las redes sociales para intentar ayudar a aquel desconocido.
El húngaro sabía que le esperaba un trabajo en Londres en el sector de la hostelería pero no tenía dinero para viajar hasta allí. Bernal inventó un proyecto novedoso: el indigente comenzó a impartir clases de idiomas en bares a siete euros la hora
. El pasado viernes EL PAÍS publicó la historia de Laso y Bernal y fue entonces cuando una oleada de solidaridad sacudió a ambos.
“Decenas de personas se pusieron en contacto conmigo para dar o prestar dinero a Laso; él no quiso aceptarlo”, recordaba ayer Bernal. Laso solo aceptó dinero a cambio de trabajar.
Y durante el fin de semana Laso ha podado árboles, ha dado clases de inglés y francés en bares… Han contactado con él diferentes personas de todo el mundo para ayudarle.
“Un señor le ofrecía 250 euros a cambio de traducir al inglés unos documentos”, informaba ayer Berna
l. El domingo a la una de la madrugada Laso llamó a Diego desde una cabina. “Me dijo que había hablado con el jefe del hotel de Londres y que le ofrecía trabajo para ¡ya!. Con los 148 euros que ha ganado estos días, se fue a Madrid, a la embajada.
Le robaron el pasaporte en un albergue, en cuanto consiga sus documentos se irá”, explicó Bernal.
Laso ha dejado sin clases a una decena de alumnos que habían reservado para esta semana horas en diferentes bares cercanos a la plaza España de Barcelona. “En mi casa no lo estamos pasando muy bien, yo hace meses que no tengo trabajo y mis padres hacen lo que pueden, pero si entre los que somos humildes no nos ayudamos ¿quién lo va a hacer?”,
defendía ayer el joven. Laso le dijo a su amigo que dentro de pocos días le llamará desde Londres. “Me ha prometido un fin de semana en el hotel donde trabaja”, sonríe Diego.
“Yo solo deseo que todo le vaya bien y que se haya acabado esta pesadilla para mi amigo”.
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